Psicología

¿Cómo influyen las series de televisión en nuestro estilo de vida?

La forma de hablar, de vestirnos y hasta la música que escuchamos está influenciada por programas de televisión que, en muchos casos, ni siquiera son españoles.

Por Laura Bech

Hubo una época, en los años 90, en la que series como Los vigilantes de la playa marcaban el prototipo de belleza femenina. Las mujeres buscaban mostrar sus curvas y cuanto más voluminoso y redondeado fuera el cuerpo, más atractivo se volvía.

Después aparecieron historias con ironía donde la moda jugaba un papel trascendental para revelar cuestiones más íntimas como la soledad, la maternidad y la sexualidad. Fue el esplendor de Sexo en Nueva York, 6 temporadas y 2 películas que marcaron un antes y un después en el consumo femenino de televisión. Nos animamos a jugar con las tendencias, con cambios radicales en el pelo y a imitar diseños exclusivos que parecían imposibles de combinar.

Las series adolescentes

Los institutos y la universidad siempre han dado mucho material para presentar historias de misterio, desencuentros y amor.

La rebeldía adolescente formaba parte de cualquier trama dispuesta a contar los pormenores de ese momento de la vida. 

Los primeros cambios los vemos en series como Glee, donde un grupo de jóvenes que no encaja con el modelo físico preestablecido forman  un coro escolar y canalizan sus experiencias a partir de la música. Pocas veces, la pequeña pantalla había mostrado el lado real de la juventud. La belleza, en Glee, es un recurso totalmente secundario ante la empatía. Una virtud que no solo desarrollan los personajes entre si, para el espectador es imposible no conectar con esos jóvenes.

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Probablemente haya sido la primera vez que la televisión decidía que el modelo a seguir no fuera físico, sino emocional. La aceptación, la valentía y la solidaridad son temas presentes en cada capítulo. 

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Otra vez Nueva York y el icono material 

Casi en simultáneo apareció Gossip Girl, personajes totalmente opuestos a los de Glee pero en una historia que sintetiza que la riqueza y el poder provocan más soledad y disgustos que el llevar gafas, tener un color de piel diferente y necesitar de una silla de ruedas. Aunque por momentos la serie caía en la tentación y el argumento se vanalizaba, con frecuencia los personajes eran movidos por la indiferencia de sus padres y la presión social de una aristocracia exagerada. 

Entre Gossip Girl y Glee existen muchas diferencias y más de una similitud. En ambas los guionistas aprovechan ese momento tan particular de la adolescencia para transformar lo negativo en positivo. La vulnerabilidad de los sentimientos, la falta de herramientas para saber cómo gestionar las emociones y la búsqueda de algo más, se ven siempre motivados por un cambio en los valores tradicionales. La droga, las peleas y los cambios de identidad sexual se exhiben como parte de ese cambio trascendental.

Más allá de Juego de Tronos

Series como Stranger Things o Merlí buscan en la figura adolescente el modelo de una persona maleable, que todavía está a tiempo de cambiar y formarse con valores diferentes a los establecidos. La lucha contra la homofobia, el respeto y la igualdad son mensajes presentes en cada capítulo. 

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Aparecen como conceptos necesario de una sociedad que tiene como uno de sus mayores referentes a los medios de comunicación. La protagonista ya no es la chica alta, delgada, de melena increíble y ojos claros, inocente y vulnerable. Ya no se ven reflejadas y condicionadas por la mirada ajena. No siguen un patrón físico, ni de estilo y es frecuente encontrar en series como Merlí, personajes que se rebelan ante el estereotipo a seguir. Los ideales que persiguen estos personajes ya no son estéticos, sino más bien emocionales e intelectuales. Participan en política, son conscientes de la necesidad de un cambio en cuanto al cuidado del medio ambiente y  no esconden su identidad sexual. 

Paquita Salas y la revolución total

La imposición de un modelo físico a seguir no es tendencia. Las series con más seguidores  son las que desnudan a los personajes de una manera veraz. Seres cercanos, alejados del éxito, que sonríen ante  las adversidades son los nuevos modelos de conducta. 

Aunque todavía hace falta más visibilidad, que las series actuales apuesten por los valores y la ética explica, en parte, el cambio de mentalidad. Un personaje con sobrepeso, con más fracasos que éxitos y vilipendiada por su entorno es la heroína contemporánea más verosímil que ha dado la TV.

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