La importancia de hidratarse bien durante el verano

Durante el periodo estival es de vital importancia mantener los niveles de agua del organismo para su correcto funcionamiento

Por Gtresonline

El verano ya ha llegado y con él las altas temperaturas propias de esta época del año. Un calor que, aunque apetecible en cierta medida, también trae consigo una serie de inconvenientes a los que merece la pena prestar atención por nuestro propio bien. Uno de ellos es la exposición a los rayos solares pero, no menos importante, es la deshidratación que esto puede provocar en nuestro organismo. Según aumentan los grados en el termómetro, mayor es la pérdida de agua que experimenta el cuerpo a través del sudor con los riesgos que esto conlleva, en especial, para los grupos más vulnerables, como los ancianos, las embarazadas, los niños y las personas que hacen deporte. A continuación, encontrarás una guía rápida con todo lo que tienes que saber para disfrutar del verano con total seguridad.

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¿Qué riesgos conlleva la deshidratación?

Nuestro cuerpo está compuesto en un 80% de agua, ejerciendo un papel fundamental en la regulación de la temperatura corporal, que debe mantenerse entre los 36 y los 37 grados. Asimismo, participa en el transporte de oxígeno a través de la sangre hacia los músculos, regula la presión arterial, ayuda a la digestión, limpia los riñones e interviene en los procesos de desecho. Todas ellas importantes funciones vitales, de modo que, si el organismo no dispone del agua suficiente, su correcto funcionamiento podría verse alterado. Es entonces cuando comienza a emitir las primeras señales de alarma por medio de los síntomas iniciales de la deshidratación: sed, dolor de cabeza o mareos. Si el líquido no se repone los problemas pueden agravarse produciéndose desorientación, sincopes, infartos y, en el peor de los casos, la muerte.

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¿Qué cantidad de agua hay que beber al día?

A pesar de que no existen recomendaciones de organismos oficiales acerca de su consumo, muchos expertos indican que beber en torno a 8 vasos diarios (unos 2 o 2,5 litros) ayuda a eliminar toxinas, mantener los riñones en buen estado y compensar la pérdida de líquidos diaria que se produce a través de la orina, las heces y la transpiración. Aún así, no existen evidencias científicas sobre qué cantidad es la más adecuada para cada persona, puesto que es una cuestión que depende de la edad, del sexo, del peso, del estado de salud general, el nivel de actividad que se realice y del lugar donde se vive.

¿Solo agua?

No cabe duda de que el agua es la opción más saludable, pero los requerimientos mínimos de líquidos diarios también pueden suplirse a través de la alimentación -en especial, con el consumo de frutas y verduras- y también con otras bebidas como sopas frías (gazpacho), batidos verdes, zumos naturales, infusiones o 'aguas frescas', saludables preparaciones elaboradas a base de agua en su mayor porcentaje combinada con frutas o hierbas aromáticas. Evita en medida de lo posible el alcohol, las bebidas muy edulcoradas y los refrescos, puesto que el azúcar y el gas contribuyen a acelerar aún más la deshidratación.

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Recomendaciones para mantenerte correctamente hidratada en verano

 

  • No esperes a tener sed para empezar a beber. Normalmente, cuando esto sucede, ya ha comenzado la deshidratación por lo que lo mejor es adelantarse a ella para evitar riesgos.
  • La sequedad ambiental también puede favorecer la perdida de agua del organismo, de modo que lo más recomendable es intentar mantener una humedad mínima. Para ello existen en el mercado hudidificadores que contrarestan los ambientes excesivamente secos.
  • Si estas a dieta, ten cuidado ya que pueden alterar los requerimientos específicos de agua y las necesidades de hidratación.
  • Si eres deportista, evita entrenar al aire libre en las horas centrales del día. Además, hidrátate adecuadamente antes, durante y después de la práctica ya que el ejercicio favorece aún más la eliminación de agua y sales minerales.
  • Lleva siempre contigo una botella pequeña de agua que puedas transportar de forma fácil en el bolso y bebe continuamente a pequeños sorbos, aunque no tengas sed.