¿Eres una persona con demasiados prejuicios? Aprende a quitártelos de encima

Saber identificar un juicio previo es el primer paso para desterrarlos de nuestra psique

Por hola.com

Los prejuicios o pensamientos sobre algo o alguien sin tener un verdadero conocimiento sobre la persona, cosa o circunstancia a la que se refiere están a la orden del día en el entramado de las actuales relaciones sociales. La inmediatez de las interacciones humanas ha provocado que la presencia de los mismos en la emocionalidad humana haya sufrido un importante incremento en los últimos tiempos. Según los expertos, este tipo de pensamientos son, en su mayoría, poco fiables ya que, como explican María Ibáñez (psicoterapeuta) y Jesús Jiménez (psicólogo), autores del libro Aprende a resolver lo que te hace sufrir, no se basan en la realidad: "Los prejuicios son conceptos que se forman a partir de información distorsionada  o parcial de la realidad, que al generalizarse carecen de veracidad.

Lee: "Si desarrollamos la paz interior podemos evitar el sufrimiento"

Pueden formarse prejuicios sobre grupos de personas, por ejemplo, pensar que todos los jóvenes son irresponsables, o que los mayores no saben de tecnología. También se pueden tener prejuicios frente a objetos, como el que hubo hacia los teléfonos móviles antes de que se generalizara su uso". Unas sentencias que en ocasiones no revisten gravedad, pero que en otros casos pueden ser muy negativas: “Los más dañinos son los que discriminan a personas, por el color de su piel, por su aspecto, por sus circunstancias familiares o sentimentales, por su edad, por su desempeño laboral… o por cualquier otro motivo”.

VER GALERÍA

La importancia de identificar sus causas

Generalmente, y como apuntan los especialistas, el prejuicio nace en la mayoría de los casos del temor, aunque el miedo no es su única causa: "Uno muy habitual es el miedo a ver afectada la integridad física, un ejemplo es el rechazo a los árabes en general tras los atentados terroristas de grupos radicales islámicos. Otros son temores que afectan a la seguridad psicológica, como las personas que temen el auge del feminismo o que deciden pensar que todos los hombres son iguales. Otro factor muy importante que mantiene los prejuicios es la comparación, que surge de la necesidad de sentirse superior a otras personas, un ejemplo sería creer que los buenos son tontos o que las personas de zonas rurales son incultas, o que los que viven en la ciudad son torpes cuando van al campo. En estos casos, se mantienen algunos prejuicios por interés o para mantener una posición de poder".

Lee: Aprende a vencer el sentimiento de inseguridad

VER GALERÍA

El prejuicio como generador de dificultades

Además de determinar su origen es muy importante conocer las consecuencias sociales que los prejuicios suelen acarrear. Unos efectos que, según los expertos, pueden influir en cualquier área de nuestra vida: "Los prejuicios producen conflictos tanto sociales como personales. En el ámbito social, los prejuicios han producido muchas tragedias entre diferentes grupos a lo largo de la historia. En el ámbito personal, alimentan los temores y el sufrimiento, pueden producir conflictos y conductas hostiles cuando se prejuzga a otros. Además, los prejuicios echan a perder muchas oportunidades de amistad, de colaboración y ayuda mutua, de enriquecerse unos a otros".

VER GALERÍA

La solución, en nuestra mano

Aunque en esencia parece que se trate de una conducta casi inconsciente, la presencia de los prejuicios en nuestra psique puede ser rebajada o incluso eliminada gracias a la ayuda profesional. Sin embargo, los autores de este reconocido trabajo apuntan a unos claros consejos que pueden servir de base para facilitarnos la tarea posterior: "Los pasos que se deben dar son primero tratar de darse cuenta de que se tienen prejuicios y de cómo le perjudican, prestando atención a sus reacciones en la vida cotidiana, especialmente a las reacciones internas (pensamientos y sensaciones emocionales), rechazo, ira...

Lee: Cómo entrenar y aumentar tu resiliencia

Después, se deben resolver los errores racionales (cognitivos) reflexionando, dándose cuenta de que generalizar es un error que perjudica y que surge de temores y actitudes competitivas. Y además, hay que afrontar adecuadamente los aspectos emocionales (aspectos afectivos), es decir, sintiendo, explorando las sensaciones corporales para perderles el miedo y no dejarse arrastrar por ellas. Emociones como el miedo, la animadversión, el enfado, la vulnerabilidad, el sentimiento de inferioridad o las derivadas de la ambición".