¿Puedo tomar algo para la tensión baja y no marearme?

Falta de tono vital, sensación de frío o mareos posturales son algunos de los síntomas de la tensión baja. Te explicamos si vas a necesitar tratamiento para subirla

Dr. Eduardo Junco


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Para subir la tensión, puedes tomar algunos alimentos y bebidas y seguir algunos consejos médicos para que no sea un condicionante en el día a día. Sin embargo, no hay que olvidar que esta situación no suele ser un problema y que, en general, no hay que adoptar medidas especiales. 

Contrariamente a la hipertensión, un signo de alarma y causa de importantes enfermedades, por lo que debe ser controlada por un médico, la hipotensión no perjudica la salud (hasta ciertos límites) y no suele ser causa de control ni tratamiento médico. Es más, suele considerarse un 'seguro de vida'. 

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¿Qué es la tensión arterial?

La tensión arterial se puede definir como la presión a la que circula la sangre por las arterias y, por tanto, la fuerza que ejerce sobre sus paredes. Las cifras normales  de tensión arterial en un adulto normal son de:

  • Tensión sistólica o máxima: 12 mm
  • Tensión diastolica o minima: 8 mm

Por encima de 14 mm en la máxima y de 9,5 en la mínima se consideran cifras de hipertension arterial.

Por debajo de 10 mm en la máxima y de 6 mm en la mínima se consideran cifras de hipotensión arterial.

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¿Qué síntomas tiene la hipotensión arterial?

Si bien es cierto que tener la tensión baja es mucho mejor que tenerla alta, la hipotensión arterial que genera síntomas y produce molestias no deja de ser una alteración de la salud, a veces importante, y por tanto se debe beneficiar de los consejos, la prevención y el tratamiento de los médicos.

Estos síntomas de los que hablamos pueden ser la falta de tono vital, la sensación de frío, los mareos posturales, la tendencia al sopor y la debilidad. De hecho, son las quejas de muchos pacientes y, la mayoría de ellos, mejoran notablemente cuando la tensión arterial se estabiliza en cifras normales.

Existen dos tipos bien diferenciados de hipotensión arterial: la aguda y la crónica.

Hipotensión aguda

Es aquella que se presenta de forma aguda como consecuencia de alteraciones orgánicas, generalmente graves, y que cuando es intensa da lugar a un choque o estado de shock. Las alteraciones que dan lugar a la hipotensión aguda son:

  • Hipovolemia: por hemorragia aguda, deshidratación, quemaduras, etc.
  • Origen cardiogénico: por infarto o arritmias.
  • Inducida por fármacos: sobre todo sedantes e hipotensores
  • Infecciones: sobre todo en las sepsis (infección en la sangre)

En todas ellas se produce una reducción del volumen sanguíneo, una disminución del gasto cardíaco o ambas a la vez.

Hipotensión crónica

Los pacientes que se quejan de hipotensión crónica tienen síntomas derivados de una disminución del riego en el cerebro, en el corazón, en los músculos y en otros órganos. Las causas orgánicas que pueden dar lugar a hipotensión crónica son:

  • Enfermedades cardíacas
  • Enfermedades endocrinas como la diabetes 
  • Desnutrición
  • Algunas enfermedades neurológicas

La causa de hipotensión crónica más frecuente es la denominada hipotensión ortostática idiopática en la cual el paciente tiene tendencia al mareo o a la lipotimia al cambiar de postura o al ponerse de pie de forma rápida.

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¿Hay tratamiento para la tensión baja?

No suele ser necesario, pues la hipotensión no suele generar síntomas. Cuando da lugar a ellos lo correcto es tratar la causa o la enfermedad que la genera y la produce, controlando el origen del problema. Las medidas preventivas de higiene como ejercicio físico adaptado a la edad, mantener el control del peso y una alimentación adecuada son factores que ayudan a tener la tensión en cifras normales.

Así, lo que podemos hacer para subirla es mantenerse bien hidratado, recurrir a la cafeína del té o del café (pero sin abusar), comer abundantes frutas y verduras y alimentos ricos en agua (sobre todo en verano) son medidas que nos ayudarán a normalizar la tensión arterial. Por último, caminar a la sombra, levantarse despacio de la cama o de la silla y no hacer cambios bruscos de postura evitarán las lipotimias o los mareos posturales.

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