¿Siempre conectada? Esta es la factura que vas a pagar

El estrés laboral es una de las consecuencias de no saber desconectar. Además de las estrategias que las compañías pueden implementar para mejorar la salud mental de sus empelados, cada individuo puede diseñar su propia estrategia para no 'quemarse'

Por Nuria Safont

¿Te gusta tu trabajo pero, día tras día, te notas con menos motivación, con más cansancio, incluso, sientes cierto desánimo y mayor irritabilidad? Es muy probable que sufras estrés laboral. Dos tercios de los trabajadores lo padecen. Una de las causas de esta situación es la falta de desconexión. Así lo ha visto un estudio realizado por Cigna.

No saber desconectar trae, según los expertos, importantes consecuencias negativas para la salud mental de los empleados. “La era digital hace más complicado no estar pendientes o revisar fuera de los horarios de trabajo las llamadas o emails corporativos. Sin embargo, es necesario alejarse tanto física como mentalmente de las cuestiones laborales durante el tiempo libre. En caso contrario, se caerá en lo que se conoce como el ‘síndrome del trabajador quemado’ o burnout, tipología de estrés laboral crónico que surge a consecuencia del agotamiento físico y mental que sufren los trabajadores por la falta de descanso”, advierte la doctora Marta López Tomás, directora médica de Cigna España.

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¿Qué puede hacer tu empresa para que no sufras estrés laboral?

Sufrir esta situación no solo afecta al empleado. La empresa por completo se resiente. Cuando un profesional lo padece disminuye la productividad, hay más ansiedad, algo que se contagia a los compañeros, y una mayor probabilidad de depresión. También existe un mayor riesgo de enfermedad coronaria, el nivel de azúcar en sangre aumenta y hay más absentismo laboral.

“Afortunadamente, cada vez más compañías son conscientes de que deben tomase en serio la situación de sus empleados, y promueven iniciativas para mejorar su salud física y mental”, declara la doctora Marta López. Algunas de las medidas son:  

  • La gestión de los conflictos. Lo ideal es que el empleado pueda confiar en sus superiores y poder hablar con ellos de tú a tú de aquello que le preocupa. Generar este clima de confianza y empatía disminuye la ansiedad en el trabajo y mejora las condiciones laborales, así como la productividad de los trabajadores.
  • Impulsar el trabajo en equipo y el buen ambiente de trabajo. Promover la socialización entre compañeros facilita la comunicación y el sentimiento de bienestar, y evita que el ambiente laboral se convierta en una fuente de estrés y malestar. Por tanto, el objetivo deberá dirigirse a practicar la empatía social, conseguir que las relaciones entre los individuos y equipos fluyan de manera natural y crear vínculos positivos.
  • Implantar un sistema de reconocimientos y desarrollo de carreras. La falta de desarrollo profesional puede conducir a estrés laboral. Así, la puesta en marcha de políticas de reconocimiento y sistemas de incentivos, políticas de promoción interna y programas de formación o desarrollo personalizado de carreras son acciones que ayudarán a que la implicación, la autoestima y el orgullo por pertenecer a la empresa aumenten.
  • Flexibilidad horaria y teletrabajo. Se ha demostrado que aquellas empresas que facilitan la conciliación y permiten a sus empleados teletrabajar cuentan con trabajadores más felices y perciben una mejora en la productividad.

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¿Qué puedes hacer tú para evitarlo?

En ocasiones, “la cultura del always on (siempre conectado) está intrínsecamente instalada en la mentalidad del trabajador y no tanto impuesta por la empresa", indica la doctora Marta López.  Por ello, además de las estrategias de las compañías para establecer políticas encaminadas a disminuir el estrés laboral de sus empleados, cada uno puede diseñar su propia estrategia para rebajarlo. Por ejemplo:

  • Identificar aquello que nos estresa. Parece algo sencillo, pero la realidad es que no siempre sabemos señalar exactamente qué es aquello que nos produce un mayor malestar. Anotarlo y hacer una lista puede ayudarnos.
  • Organizarnos desde primera hora del día. Conviene saber cuáles son las tareas que tenemos llevar a cabo.
  • Gestionar bien los tiempos. Para ello, hay que establecer prioridades y aprender a diferenciar entre lo urgente y lo importante, marcando tiempos realistas.
  • Delegar y trabajar en equipo. Según los estudios, la adicción al trabajo y la falta de confianza en la persona que realiza la sustitución de labores suelen ser los factores principales que hacen que el empleado no sea capaz de desconectar.
  • Ser más flexible. Trabajar la capacidad de resiliencia, es decir, la capacidad de adaptarse a diferentes entornos y la asertividad, sin duda, son herramientas básicas para disminuir la presión laboral.
  • Desconectar. Como decíamos, las nuevas tecnologías han permitido que podamos estar permanentemente conectados pero ello tiene sus consecuencias en nuestra salud mental, ya que impide que fuera del horario laboral nuestra mente se relaje. Desconectar, además, permite volver a conectar posteriormente con más ganas, por lo que debería ser un ejercicio obligado.
  • Hacer ejercicio físico. Cualquier actividad física, siempre que guste y que no suponga un sacrificio excesivo, es buena. Por ejemplo, caminar.
  • Técnicas de relajación. Realizar actividades que trabajen la relajación corporal ayuda a mantener la mente más tranquila.  

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