Haloterapia: un baño de sal sin salir de la ciudad

Se trata de una terapia natural muy extendida en Europa, y que nos acerca todos los beneficios de la sal cuando no vivimos cerca de un ambiente salino natural.

Por Cristina Soria

Respirar un ambiente salino, en un entorno natural, nos reporta numerosos beneficios para la salud. Tras comprobarse que esto es así en distintas investigaciones científicas, hace décadas que se intenta reproducir las condiciones de las cuevas de sal para disfrutar de todas sus propiedades.

El uso tópico de la sal sobre la piel se conoce de la antigüedad, y ayuda a tratar todo tipo de afecciones de esta. Pero en la haloterapia se trata de enriquecer el aire con sal para que la inhalemos a través de la respiración. La sal, cloruro de sodio con un 99,99% de pureza, tiene tres propiedades naturales.

La primera es que es antiséptica y antibacteriana; la segunda es que es antiinflamatoria por lo que al ser inhalada reduce la inflamación de las vías respiratorias, facilitando la respiración; y, por último, tiene un efecto osmótico sobre los fluidos de los tejidos del organismo. También por su efecto osmótico sobre estos fluidos ejerce una acción expectorante, ayudando a limpiar las vías respiratorias e hidratando la piel de forma natural.

La haloterapia está especialmente indicada como terapia complementaria para tratar alergias, sinusitis, asma, hiperreactividad bronquial, cuadros de estrés, problemas de la piel… y pueden beneficiarse de ella pacientes de todas las edades, incluidos niños desde los tres meses de edad.

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Adéntrarse en una cueva de sal

La haloterapia cuenta con un aliciente extra, además de los beneficios que se le atribuyen, y es que para recibirla solo tienes que tumbarte a descansar en una cueva de sal, sin necesidad de salir de la ciudad, ya que consiste en permanecer un tiempo determinado (las sesiones suelen ser de 50 minutos) en un espacio previamente saturado por micropartículas de sal. La sal que se utiliza para este tipo de terapia es natural y de origen mineral. Es decir, no es sal marina, sino de roca. 

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Merche Valverde, directora de Salt Room, centro de haloterapia en Pozuelo de Alarcón, nos cuenta que una cueva de sal “es un espacio que reproduce el microclima de las minas de sal y el ambiente salino de la playa, con los parámetros de temperatura, ventilación y humedad adecuados”.

Estas cuevas  están pensadas para que toda la experiencia sea un auténtico disfrute, por lo que están decoradas con sal y piedras del Himalaya en suelo, paredes y techo, “que generan una gran cantidad de iones negativos que ayudan a contrarrestar el influjo de iones positivos de los muchos dispositivos electrónicos que usamos todos los días”. Y para facilitar que toda tu piel se impregne de las micropartículas de forma más extensa, puedes tumbarte a descansar en bañador, como si estuvieras en la playa, aunque sea invierno, pues la temperatura se adapta a tus necesidades.

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En la cueva existen unos halogeneradores que dispersan la sal seca, de manera controlada y perfectamente homogénea. De esta manera se evita que un exceso de sal cause una repercusión metabólica secundaria. 

Como hemos dicho antes, se trata de una terapia complementaria, lo que implica que no está destinada a curar, sino a mejorar nuestro estado de salud en general, especialmente cuando existen los problemas que ya hemos mencionado, como alergias o afecciones respiratorias.

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