Alcohol y jóvenes: una pareja con más riesgos de los esperados

¿Cómo afecta el consumo de alcohol en los jóvenes y adolescentes? El doctor Eduardo Junco nos explica a qué riesgos se enfrentan los jóvenes que beben

Dr. Eduardo Junco


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El creciente consumo de alcohol entre los adolescentes y los jóvenes ha hecho que las autoridades sanitarias adviertan del enorme peligro que para la salud individual y social puede representar este nocivo hábito. Y es que, pese a su enorme difusión y habitual consumo en nuestra sociedad, podemos asegurar que el alcohol etílico es una droga, consentida y tolerada, pero lo es en el estricto sentido de la palabra, pues su consumo en elevadas cantidades genera los efectos de otras sustancias estupefacientes. Es decir, da lugar a un patrón patológico de consumo, ocasiona deterioro de la actividad física e intelectual así como de la personalidad y produce dependencia con signos físicos y psíquicos de síndrome de abstinencia. En estas fechas en las que el consumo de alcohol entre jóvenes y adolescentes, así como el resto de la población, es más elevado, repasamos qué riesgos entraña y qué podemos hacer para reducir el consumo.

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Los adolescentes y el alcohol

En los últimos años, gran número de adolescentes han adquirido la costumbre de salir de noche y prolongar estas salidas hasta altas horas de la madrugada. Esta práctica ha derivado en un fenómeno social conocido como ‘botellón’, que consiste, básicamente, en consumir bebidas alcohólicas, generalmente, mezcladas, y en cantidades elevadas, al aire libre y en grandes y multitudinarios grupos, donde los jóvenes y adolescentes se relacionan. En fechas como Navidad se incrementan las celebraciones en las que el alcohol es el protagonista.

Sin embargo, este hábito entraña un gran riesgo debido a que el consumo elevado de bebidas alcohólicas afecta gravemente al desarrollo del sistema nervioso central, a la maduración neurológica y al desarrollo psíquico e intelectual, sobre todo, en una época de la vida tan delicada y expuesta a estas agresiones como es la adolescencia.

La presencia del alcohol abundante en estas reuniones crea en los adolescentes un patrón de dependencia psíquica necesario para poder relacionarse entre sí. Cuando es necesario beber o estar ‘alegre’ para poder socializar o realizar determinadas actividades, o solo para relajarse, estamos entrando en un terreno peligroso que puede llevarles a una dependencia alcohólica, de por vida.

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Consecuencias del consumo de alcohol

El efecto que el alcohol ejerce sobre los adolescentes en sus inicios es engañoso, pues al comienzo de la ingestión produce un efecto tónico y euforizante, con sensación de bienestar, desinhibición social y relajación psíquica. A medida que las cantidades aumentan aparecen otros efectos graves: disminución de los reflejos, excitación, lenguaje confuso, desequilibrio y disminución de la sensibilidad con depresión progresiva del sistema nervioso central.

Si el consumo de alcohol es elevado y se realiza de forma habitual y periódica, aparecen problemas de salud psíquica y física con falta de interés por las cosas, indolencia, falta de concentración, trastornos del sueño, aumento de la agresividad y tendencia a la depresión. A ellos, con el tiempo, se unirán problemas de salud física, trastornos circulatorios, desnutrición y una severa afectación hepática.

Las repercusiones psíquicas y sociales a las que este hábito de consumo da lugar, con el tiempo, son devastadoras. Se producirá un deterioro progresivo de la actividad académica o laboral y de las relaciones sociales y familiares, dando lugar a graves trastornos de la personalidad.

Intoxicación etílica

Otro de los grandes riesgos del consumo elevado de alcohol es la intoxicación etílica, que puede, incluso, conducir a la muerte como le ocurrió, por ejemplo, hace varios años, a una chica de 12 años. Suceso que conmocionó a la opinión pública.

La mayoría de las intoxicaciones etílicas en los jóvenes son accidentales. El alcohol etílico se absorbe muy rápidamente en el tracto gastrointestinal y aparecen niveles máximos en sangre pasada media hora después de la ingestión.

Los síntomas de una intoxicación etílica dependen de la cantidad ingerida, de la velocidad de la ingestión así como de la tolerancia. Suelen manifiestarse con falta de coordinación, habla lenta y confusa, visión doble y/o borrosa, depresión general y progresiva del sistema nervioso central, hipotermia, hipoglucemia, sueño profundo y coma.

Dependencia al alcohol en jóvenes

La dependencia alcohólica de los fines de semana suele ser el preludio de patologías de conducta más graves en la edad adulta. Si tienes alguno de estos síntomas, modifica tus hábitos y pon remedio lo antes posible:

  • No te diviertes si no tomas bebidas alcohólicas.
  • Necesitas beber para relacionarte socialmente.
  • Te sientes incomodo si no tienes bebida a mano.
  • Te sientes culpable por el hecho de beber.
  • Tienes problemas familiares, laborales, académicos o económicos a causa de la bebida.

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Medidas para evitar el consumo de alcohol en jóvenes

Para intentar solucionar este grave problema, debemos considerar la situación de los jóvenes y adolescentes en el contexto social en el que se desenvuelven, es decir, familia, escuela, barrio, municipio, estatus socio económico familiar, educación y cultura.

Para conocer su alcance, las cifras estadísticas son esclarecedoras. Según datos de la población escolar realizados por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, la edad media de inicio en el consumo de alcohol entre los escolares es de 13,6 años y la edad media de inicio de consumo semanal se sitúa en los 14,9 años. El 84% de los escolares ha consumido alcohol en alguna ocasión, y el 43% consume alcohol los fines de semana o al menos una vez a la semana.  El 40% reconoce haber tenido al menos un episodio de embriaguez.

  • El consumo de alcohol por los adolescentes se fundamenta en la permisividad y la tolerancia de los adultos y de la sociedad en general.
  • Las medidas encaminadas a evitar que el alcohol llegue a su poder serán de las más eficaces.
  • Diseñar programas de educación reforzando los efectos positivos del NO consumo de alcohol sobre la salud.
  • La implicación de padres, comunidad educativa, el marco legislativo y las medidas de prevención deben ir encaminadas a evitar el contacto de los adolescentes con el alcohol.
  • Retrasar todo lo posible la edad para permitir el inicio de venta y consumo de alcohol en jóvenes y adolescentes.

 

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