Mascotas sanas, dueños felices y a salvo de posibles contagios

Te contamos cuáles son las enfermedades más frecuentes de nuestros animales de compañía, cómo podemos prevenirlas y qué hacer para evitar contagios.

Por Nuria Safont

Compartir nuestra vida con una mascota reporta muchos beneficios, tanto para adultos como para los más pequeños de la casa. Reduce el estrés, mejora el estado de ánimo, baja la frecuencia cardiaca, protege el corazón y hacemos más ejercicio. Pero nuestros amigos peludos también pueden sufrir enfermedades e, incluso, poner en riesgo nuestra salud. De hecho, existen un grupo de patologías que pueden transmitirse a los humanos. “Son conocidas como zoonosis y, para evitarlas, tenemos dos aliados: la prevención y las visitas periódicas al veterinario”, explica Gemma Baciero, veterinaria y especialista en Comunicación Científica de Royal Canin.

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Cuáles son las zoonosis más conocidas

  • Hidatidosis. Se transmite por un tipo de gusanos Equinococcus granulosus. Estos parásitos se pueden encontrar en los intestinos de los animales y transmitirlos a los humanos por medio de objetos contaminados o heces. Es un problema grave ya que pueden causar quistes hidatídicos en diferentes órganos como el hígado y provocar serios daños a la salud.  “Aunque es una de las zoonosis que más nos preocupan, su prevención es muy sencilla. Basta con desparasitar correctamente al animal”, recuerda Baciero.
  • Rabia. Es la zoonosis viral conocida más antigua. Está ocasionada por un tipo de virus. Produce graves daños neurológicos y parada respiratoria. La prevención mediante la vacuna es clave para atajar esta enfermedad. Un animal que sufra la rabia puede transmitirla al humano mediante la mordedura. 

  • Leishmaniosis. Enfermedad transmitida por las hembras de unos mosquitos denominados flebótomos que, al chupar la sangre, inoculan la leishmania. La leismaniosis se  puede manifestar con heridas en la piel que no cicatrizan, inflamación del hígado y del bazo e insuficiencia renal y hepática. El uso de pipetas y collares es esencial para evitar la picadura del insecto. Existe una posibilidad muy reducida de que el mismo mosquito que infecta al perro transmita la enfermedad a la persona. Pero sí puede darse que el mosquito pique a la persona (aunque no haya ningún animal en casa)”, señala
  • Toxoplasmosis.Está provocada por un parásito, el Toxoplasma gondii, que se puede transmitir a través de las heces de animales como los gatos. Es especialmente peligrosa si afecta a la mujer embarazada ya que puede causar daños y malformaciones al feto. Para prevenir esta enfermedad es necesario mantener una buena higiene del habitáculo del animal, así como evitar el contacto directo con las heces.
  • Bartonellosis. Es una enfermedad transmitida por una bacteria conocida como Bartonella henselae que puede transmitirse por el rasguño o mordedura de un gato. En el humano puede producir fiebre e inflamaciones dolorosas.

Las enfermedades transmitidas por garrapatas como la babesiosis, enfermedad de Lyme, anaplasmosis o ehrlichiosis son muy graves para tu mascota, por lo que debe prevenirse la picadura con medidas profilácticas. Además, también pueden provocar problemas a las personas. Aunque hay algunos tipos de garrapatas, sobre todo del tipo Hyalomma lusitanicum, que sí tienen preferencia por nosotros y su picadura puede ser mortal.  

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Cómo se produce el contagio

Cuando un parásito intenta invadir el organismo de cualquier individuo, el sistema inmunológico se pone en acción para detener la infección. Por tanto, la posibilidad de contagio está estrechamente vinculada a la respuesta de las defensas. La vacunación, en este sentido, es la mejor arma para que nuestros peludos no contraigan la enfermedad. La desparasitación es, por otro lado, imprescindible para que los posibles microorganismos patógenos no causen un problema de salud ni se transmitan a los dueños, especialmente a los niños.

Los mejores recursos para desparasitar a las mascotas son el uso de collares y pipetas, que contienen principios activos  que se extienden por el pelo de los animales, y la administración de fármacos orales que eliminan los parásitos internos, como las  tenias, gusanos... “Aunque sean sustancias químicas, están perfectamente controladas y los antiparasitarios, si se utilizan correctamente, no son tóxicos.  En dosis elevadas, igual que nos puede pasar con cualquier medicamento, o debido a un mal uso,  puede producir toxicidad, pero las dosis se seguridad son muy altas. Por ejemplo, si un perro ingiere un collar puede provocarle problemas digestivos.  Si el contenido de una pipeta contacta con los ojos puede causar irritación, etc. En algunos animales pueden producir una ligera alergia. En ese caso, tendremos que buscar el producto adecuado. Pero nunca hay que dejar de utilizarlos, ya que podemos comprometer la salud de nuestra mascota”, advierte.

Tampoco son tóxicas para nosotros, pero debemos tomar una serie de precauciones al administrarlos como, por ejemplo, usar guantes o lavarnos las manos inmediatamente.

Consejos para proteger a las mascotas

Además del uso de productos para evitar la picadura de mosquitos, garrapatas o pulgas, también debemos contemplar estos aspectos para proteger la salud de nuestros amigos:

  • Cuando se adopta o se compra un animal de compañía, hay que llevarlo al veterinario para un correcto control sanitario y desparasitario. En muchos casos, la asociación protectora, perrera o el criador ya habrá llevado a cabo un primer control, pero es aconsejable acudir cuanto antes a nuestro veterinario de confianza.
  • Siempre que se recojan las heces, hay que hacerlo con protección, y tirarlo a la basura, nunca al desagüe o al wc.
  • Es conveniente evitar, en la medida de lo posible, que los perros o gatos jueguen en zonas de recreo de los niños. También hay que intentar que los niños no se lleven a la boca los juguetes u otros utensilios de nuestras mascotas.
  • Respetar los tiempos y las instrucciones de uso de pipetas y collares antiparasitarios. Por ejemplo, evitar bañar a la mascota cuando se aplique la pipeta y cambiar el collar cada mes o cada semestre, según la marca.
  • Acudir periódicamente al veterinario para chequear su estado de salud y ponerle las vacunas necesarias.