¿Sabes leer las etiquetas de los alimentos?

¡Cada martes los expertos de Saludando te traen un consejo para que cambies el 'chip' y llegues al verano en plena forma!

Por hola.com

Seguro que la mayoría de las etiquetas nutricionales son para ti un auténtico jeroglífico en el que lo único que sabes interpretar es “cuantas menos calorías, mejor”. Pero aunque no lo creas, son nuestro gran aliado a la hora de controlar el peso. Aprender a interpretar las etiquetas nutricionales es como aprender las señales de tráfico, lleva algún tiempo entenderlas, pero definitivamente todos sabemos que son de gran ayuda. ¿Quieres sacarle todo el jugo a las etiquetas? ¡No te pierdas nuestras recomendaciones!

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  • Tamaño de la porción. Recuerda que la industria de la alimentación intenta (al igual que cualquiera de nosotros cuando buscamos pareja) seducir a quien tenemos delante. Y eso, normalmente, lo hacemos contando la parte que nos interesa de nuestras bondades, sin hablar de nuestros aspectos no tan positivos. El tamaño de la porción de los alimentos es un juego peligroso. Muchos alimentos indicarán 99 Cal por porción y ante esto la pregunta es: ¿Cuántas porciones tomas? ¿Son 99 Cal de alto valor nutricional? Porque puede ser que, al ver 99 Cal, se nos llenen los ojos, pero, a veces, esas porciones no responden a lo que vamos a comernos.
  • Equilibrio calórico de Carbohidratos (40%), Proteínas (30%) y Grasas (30%). La mayoría de los alimentos empaquetados tienen de todo, pero tienden a contener más de un macronutriente que de otro. Por ejemplo, el pan de molde tiene más carbohidratos que proteínas o grasas y el atún en lata más proteína que grasas o carbohidratos. Cuando diseñes un plato, intenta que haya de todo y, en cuanto a gramos que aparecen en la etiqueta, que haya un equilibrio en el que ganen por poco los carbohidratos a las proteínas. Las grasas, trátalas siempre con moderación, pero no te asustes con ellas. Cuidado con los azúcares. Los azúcares son una versión de los carbohidratos y pueden ser utilizados como fuente de energía cuando el musculo está trabajando intensamente. Si tu vida física no es intensa, reduce todo lo que puedas los azúcares. Éstos producen placer en el paladar, pero una vez dentro, normalmente se transforman y acumulan en forma de grasa cuando no son utilizados en el momento.
  • Grasas. Las grasas no son las culpables de nada, ni las saturadas ni las insaturadas. Todas tienen sus ventajas y hay que incluirlas en nuestra dieta con equilibrio. Si tenemos que poner el acento sobre algo que deberías mirar con cuidado, es sobre las grasas trans. Éstas son grasas vegetales, y se muestran en las etiquetas como “vegetales”, lo que a priori te hará creer que todo es maravilloso, pero hay que intentar reducirlas al igual que el azúcar, porque producen felicidad en la boca, pero pocas más ventajas.
  • Fibra. Muchos de los carbohidratos que tomamos están muy refinados, por lo que contienen poca fibra. Pan con harinas refinadas, cereales refinados y bañados en azucares, pasta y arroz refinado. Es necesario incrementar los niveles de fibra por comida, intentando que la porción que vayas a tomar se acerque lo más posible a los 5 gramos.

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El mundo de la alimentación es un mundo fantástico. Te animamos a que sigas buscando información para seguir profundizando en tu conocimiento. Cuanto más leas sobre alimentación y nutrición, cuanto más hables sobre lo que lees, mayores posibilidades tendrás de aprender y conseguir los resultados que buscas.

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Contenido elaborado por Saludando en colaboración con el hotel IBEROSTAR Las Letras Gran Vía, organizador del programa. Para más información: antoniolopez@saludando.es / letsdi@iberostar.com