La dieta mediterránea, la mejor para adelgazar… ¡y para la memoria!

Por hola.com

Ahora que la dieta mediterránea parece estar en peligro de extinción y cada vez se come peor -según el último informe Aladino de la Agencia de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición-; no está de más recordar los enormes beneficios que nos aporta una alimentación equilibrada donde no puede faltar, por supuesto, el aceite de oliva y los frutos secos. Aunque te parezca que no: estas grasas vegetales, en cantidades moderadas, son unas fantásticas aliadas para perder peso y luchar contra la obesidad; además de prevenir el Alzheimer y las enfermedades cardiovasculares.

Las grasas y adelgazar no son incompatibles

Lo importante, según los expertos en nutrición de Medicadiet, es la calidad y el origen de estas grasas. “Nosotros siempre recomendamos obtenerlas del aceite de oliva y de los frutos secos, que son de tipo mono insaturadas y, por tanto, de la mejor calidad”. Por tanto, lo que se recomienda es limitar el consumo de grasas saturadas (bollería, mantequilla…) de la cantidad total de grasa que se consume. “Aunque no hay que olvidar que para perder peso es necesario que la dieta sea moderadamente hipocalórica –que tenga menos calorías de las que se gastan-, la efectividad de la dieta mediterránea para el control de la obesidad y el riesgo cardiovascular está ampliamente demostrada: es equilibrada, resulta asequible, adecuada y alarga la vida, según respaldan algunos estudios”, matiza el nutricionista de Medicadiet.

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Precisamente, uno de los mayores estudios clínicos que se ha hecho en el mundo, publicado no hace mucho, es el de PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea), que confirmó que el riesgo cardiovascular -y, por tanto, la obesidad-, se reducía de forma significativa siguiendo una dieta mediterránea. Este estudio fue realizado en España durante cinco años con 7.400 personas, a las que se les pidió añadir a sus comidas diarias cinco cucharadas de aceite de oliva y un puñado de frutos secos. Los resultados demuestran que, a pesar del importante incremento de la ingesta de grasa, los sujetos del estudio redujeron en un 30% los accidentes cardiovasculares.

Una herramienta de prevención contra el Alzheimer

Además, este estudio presenta nuevas y esperanzadoras conclusiones en cuanto a la mejora de la salud cognitiva en personas de avanzada edad. En concreto, hace referencia al consumo frecuente de frutos secos, sobre todo de nueces, y cómo influye en la cognición y la prevención del Alzheimer. Según el estudio, los efectos beneficiosos de los frutos secos residirían en la abundancia de antioxidantes y agentes antiinflamatorios. En el caso particular de las nueces son, además, ricas en polifenoles y ácidos grasos Omega-3, que contrarrestan la oxidación y podrían mejorar la salud neurológica. Una gran noticia si tenemos en cuenta que la población mundial tiende a envejecer y cada vez son más las enfermedades que afectan a la memoria como el Alzheimer y la demencia.

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