Si el verano era una época de expansión y apertura, cuando llega el otoño la tendencia natural es la contraria. Es el momento de volver a nuestros quehaceres y horarios, que bien pensado, no está tan mal; nos aporta ritmo y regularidad. Volvemos a levantarnos a la misma hora y acostarnos antes. Dormimos de noche y durante el día estamos despiertos, lo natural, aunque a veces no sea lo más divertido. Empezamos con las pilas cargadas y nuevos propósitos.
Uno de estos propósitos puede ser cuidarse un poquito más por dentro y por fuera, introduciendo en ese ritmo diario una sesión de yoga. Será difícil o imposible hacerlo todos los días, pero con dedicarle dos o tres de ratos a la semana será suficiente y empezaremos a notar el resultado.
Aquí te dejamos algunas pautas para que acomodes tu práctica a las necesidades de tu cuerpo en otoño:
- Practica regularmente, intenta no saltarte ninguna sesión. Esto te ayudará a lograr más calma y a establecer una rutina.
- No tengas prisa en terminar o en pasar a la siguiente postura. Practica de forma pausada, poniendo especial atención en la respiración.
- Haz posturas que beneficien a los pulmones y fortalezcan el sistema inmune. De esta forma prepararás tu cuerpo para cuando llegue el invierno.
- También es recomendable estimular el intestino grueso para ayudarle a limpiar y deshacerse de los excesos del verano.
Posturas recomendadas
- Posturas de apertura como la cobra, el arco o el camello.
- Posturas de torsión de la columna como arda matsyendrasana.
- Estiramientos laterales como janu sirsasana.
- Ejercicios de respiración o pranayama para fortalecer los pulmones.
- Y, por supuesto, el saludo al sol, ya que resulta un ejercicio completo en si mismo que moviliza todo el cuerpo y tiene enormes beneficios.
¡Pincha aquí para leer más artículos de Aomm.tv!