1/11 © El Corte Inglés

El color tiene un gran poder en nuestras emociones. Y en el dormitorio, estancia más íntima de la casa, cobra especial importancia. Los tonos que elijas para decorar tu dormitorio no solo lo pueden hacerlo más cálido y acogedor, sino que también pueden influir en tu descanso. Para que tu dormitorio se convierta en un templo de la desconexión y el relax, te damos varias ideas para llevar al color al dormitorio. ¡Estas combinaciones son infalibles!

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2/11 © Osvaldo Pérez para Raquel González Interiorismo

Blanco, beige y azul

Para combinar colores al decorar, una de las reglas que nunca falla es la de 60, 30, 10. Así, tenemos un color predominante, un color secundario y un tercero, con el que se dan delicados toques y se puede emplear para poner el punto personal al espacio. En el dormitorio, el blanco y el beige es una combinación de colores que muy acertada. Transmite calma y serenindad, sensación de amplitud y limpieza y es muy luminosa. Las pinceladas en azul petróleo (o en varios tonos de azul) ayudarán a subir su elegancia y nivel de sofisticación. 

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3/11 © Jordi Canosa para Tinda's Project

Beige, gris y naranja

Es siempre importante elegir un color predominante que sea neutro y claro. Así la luz estará garantizada en el dormitorio, pero también la sensación de amplitud. Si quieres un efecto más cálido en tu habitación puedes decantarte por un beige, como en este proyecto de los interioristas de Tinda’s Project, un topo o, incluso, un gris suave con matices cálidos. Aquí, el resto de tonos elegidos son complementarios: un gris frío encuentra en el naranja la mejor pareja para calentarse y, al mismo tiempo, aportar elegancia, sensación de descanso y personalidad. 

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4/11 © La Redoute

Beige, naranja apagado y gris suave

Si quieres añadir algún color más intenso en el dormitorio, ¡hazlo! Pero evita los tonos demasiado saturados. En su lugar, es mejor decantarse por colores más deslavados y suaves, que aportarán esa dosis de color sin saturar el espacio. Y puedes utilizarlo como segundo color más predominante, siempre que el más presente sea un tono neutro y claro que dé luz al entorno. En pequeñas pinceladas, el gris o, incluso, el negro, Darán al dormitorio un aspecto más elegante. 

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5/11 © Jordi Canosa para Pia Capdevila

Blanco, gris suave y azul marino

Como comentábamos, el blanco es el color ideal como base para decorar el dormitorio. Más aún si es pequeño y quieres aportar una mayor sensación de amplitud. Añade otra pieza de grandes dimensiones en azul marino. Este color está íntimamente ligado con la sensación de descanso y relajación. Sea cual sea si intensidad, es ideal para el dormitorio. Y, para conseguir un efecto elegantísimo, aplica en la ropa de cama toques de un gris suave, un color que, además, dará al cuarto un aspecto atemporal. 

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6/11 © El Corte Inglés

Beige, rosa palo y azul

Para dar un aspecto más romántico a tu dormitorio, el rosa palo es el mejor aliado. Es un color suave, agradable y perfecto para potenciar el descanso. Más aún si se combina con delicados trazos de azul cielo, otro color directamente relacionado con el descanso y el relax. Por supuesto, esto solo funcionará si el color más predominante es un color neutro y luminoso, como el blanco o como el beige, como en esta propuesta. La calidez, frescura y estilo romántico estarán garantizados. 

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7/11 © Schmidt

Blanco y diversas tonalidades de verde

Otro de los colores que relacionamos directamente con la sensación de relajación es el verde. Por eso también es ideal para llevarlo al dormitorio, incluso en tonalidades intensas. En este caso, la base es un blanco puro, que amplía el espacio, lo ilumina y aporta sensación de limpieza. Además, es el mejor lienzo para incluir varias tonalidades de verde. En esta propuesta de Schmidt, vemos un verde oscuro en los huecos abiertos del armario, pero también en los cojines de la ropa de cama, donde también se han añadido tonos de verde más suave. 

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8/11 © La Redoute

Blanco, caldero y azul

Si además de un look que invite al descanso, quieres un dormitorio elegante y sofisticado, el azul marino y el caldero son dos colores opuestos que se entienden a la perfección y que destacarán sobre una base blanca. Incluso puedes incluir varias intensidades de estos poderosos colores, de manera que las tonalidades más claras den vida a las más intensas. Para conseguir aún más un efecto elegante, haz uso de ricos tejidos, como linos, terciopelos y algodones. 

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9/11 © Amador Toril para Alberto Torres

Blanco y varias intensidades de beige

Combinar varios tonos neutros y claros en el dormitorio es todo un acierto si lo que buscas es un espacio que potencie el descanso. Y no, no es una combinación aburrida. Este dormitorio, decorado por el interiorista Alberto Torres, del Estudio de Interiorismo PortobelloStreet.es, lo demuestra. La clave está en añadir ambos colores en la misma cantidad y mezclarlos en un original papel pintado que decore la pared del cabecero. 

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10/11 © David Montero para Raquel González Interiorismo

Blanco, azul y verde

Si hay dos colores que son sinónimo de descanso son el verde y el azul. Y, aunque lo que mejor funcionan en el dormitorio son las tonalidades suaves de estos colores, sus versiones más intensas también funcionan. Pero, de nuevo, el blanco debe ser la base de esta potente combinación. Primero para no sacrificar la luminosidad y segundo para dejar que se luzca como se merece. La elegancia y el look moderno y sofisticado estarán garantizados. 

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11/11 © David Montero para Rober Quiñones-Her

Blanco, beige, verde té y gris marengo

Sobre una base blanca, puedes combinar casi cualquier color. En este dormitorio decorado por el interiorista Rober Quiñones-Her, el beige es el segundo color. Lo vemos en el moderno cabecero tapizado y hasta en el banco colocado a los pies de la cama. Para crear contraste, elige un tono muy intenso. Aquí de eso se encarga el gris marengo de la colcha que cubre la cama. Después, el verde té se encarga de refrescar, dar personalidad y crear ese ambiente relajado que invita a la relajación. 

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