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Las gramíneas ornamentales están suscitando un gran interés en el diseño de jardines en los últimos años. Y no es de extrañar porque se trata de plantas que parecen tenerlo todo. O casi todo. Además de una belleza silvestre y natural, son plantas de espíritu rústico, muy resistentes y fáciles de cuidar. Descubre algunas especies de gramíneas perfectas para el jardín y cómo sacarles el máximo partido.

 

Dinamismo y textura

Las gramíneas pueden hacer mucho por tu jardín. Estas herbáceas de fácil cultivo y pocas exigencias resultan muy decorativas, ya que aportan estructura y movimiento al espacio exterior.

Aunque no exhiben, por regla general, grandes flores de colores intensos, añaden una interesante mezcla de texturas y tonalidades. Y no solamente en primavera, sino sobre todo en otoño y durante la estación invernal.

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Una gran diversidad

Existe una gran variedad de plantas gramíneas para elegir. Estas especies herbáceas de tallo cilíndrico y hueco, suelen experimentar un crecimiento rápido, por lo que en poco tiempo estarán frondosas, listas para aportar belleza y frescura a tu jardín.

Su floración, en líneas generales, es en forma de espigas formadas por flores pequeñas que pueden ser de diversos colores. Hay una enorme diversidad de gramíneas en cuanto al color de su floración: azules, moradas, amarillas, ocres, plateadas, verdes, etc.

Algunas de estas plantas estás especialmente bellas en invierno, por lo que se convierten en una opción muy interesante para disfrutar de un jardín precioso también en los meses más fríos del año.

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El paso de las estaciones

Uno de los rasgos que más nos gustan de las plantas gramíneas es la manera en que van cambiando con el transcurrir de los meses y las estaciones. La evolución es todo un espectáculo que merece la pena disfrutar.

A partir del invierno, estación en la cual se suelen podar, van creciendo durante la primavera hasta alcanzar en verano su máximo desarrollo. Muchas de ellas florecen en verano, aunque hay bastante diversidad entre ellas en cuanto al momento de la floración.

En el otoño sus hojas van cambiando de color hacia tonos dorados y amarillos. En definitiva, las gramíneas se definen como plantas geniales que están bellas y frondosas en casi cualquier época.

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Los mejores usos de las gramíneas

No hay una única manera de decorar el jardín con gramíneas, sino que son plantas que admiten numerosos usos y aplicaciones. Puedes emplearlas para componer setos y pantallas vegetales, bien para separar zonas del jardín o como elementos de ocultación. Existen gramíneas de porte alto que pueden servir para este fin.

Como son plantas que no necesitan mucha profundidad para enraizar también las puedes cultivar en contenedor. Y las especies de porte bajo o rastrero como las festucas sirven como alternativa ecológica al césped, ya que requieren mucho menos riego y son fáciles de cultivar.

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Claves para cultivarlas con éxito

Ya sabes que las gramíneas son plantas fáciles de cuidar que no te darán quebraderos de cabeza, ni requerirán de ti un mantenimiento complejo.

Su carácter rústico hace que crezcan sin problemas en cualquier tipo de suelo. Son especies todoterreno que se adaptan a cualquier entorno y jardín, aunque no está de más conocer ciertos aspectos de su cultivo que te ayudarán a tenerlas aún mejor.

- Son plantas capaces de soportar una cierta sequía, por lo que necesitan poco riego. Es un aliciente para cultivarlas, ya que encajan a la perfección en un jardín de bajas necesidades hídricas.

- Les viene bien una poda anual en invierno.

- Resisten los ataques de las plagas y de las enfermedades más comunes que afectan a otras plantas. - No hace falta abonarlas.

- Soportan el viento fuerte, la brisa y la salinidad, por lo que son adecuadas para jardines que se localizan en la costa.

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Pennisetum, vistosa y decorativa

Bajo el nombre de Pennisetum se engloba todo un género de gramíneas muy habituales en jardinería, debido a sus bellas espigas florales. Se trata de un buen grupo de plantas perennes que no necesitan grandes cuidados. Algunas de las especies más conocidas son:

- Pennisetum alopecuroides: posee hojas largas y verdes, y sus flores surgen en largas espigas de color rosa. Puede alcanzar una altura de un metro aproximadamente.

- Pennisetum macrourum: sus hojas estrechas, verdes en primavera y verano, se van volvieron amarillas a medida que transcurre el otoño. La floración se inicia a finales del verano con unas espigas de color verde claro.

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Miscanthus sinensis, exótica y frondosa

Esta gramínea procedente de China es una de las más altas, ya que puede alcanzar los 2 metros de altura. Posee hojas de color verde oscuro y unas plumas blancas y rosadas que aparecen en verano y en otoño. En invierno las plumas que en otoño se han tornado rojizas van adquiriendo tintes plateados.

Para que se desarrolle en todo su esplendor, plántala a pleno sol, aunque también puede estar en semisombra. Un punto favorable: el Miscanthus es capaz de soportar sin inmutarse las frías temperaturas invernales.

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La ‘Hierba de la Pampa’ o Cortaderia selloana

Esta gramínea tiene una característica especial: se trata de una especie invasora y solo podemos cultivar en el jardín variedades híbridas que no suponen un problema.

Es originaria de América del Sur. Fuerte y resistente, soporta condiciones de cultivo adversas como los suelos pobres y sin nutrientes, el viento intenso y la radiación solar directa.

Sus hojas azuladas son largas y de filo cortante (rasgo del cual toma el nombre). Posee varas de inflorescencias de unos 3 metros de longitud con espigas grandes de tonos blancos, crudos y rosados.

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Festuca glauca, una alternativa para tu pradera

Esta gramínea de hoja perenne desempeña una importante labor en el jardín, a pesar de su porte bajo… o precisamente por ello. Es una mata de pequeño tamaño, que alcanza solo unos 30 cm de altura. Sus hojas puntiagudas son de un bonito color azul.

Para que crezca contenta y feliz plántala en un suelo arenoso y bien drenado, que evite los encharcamientos que tanto la perjudican.

Un consejo: considérala como una buena opción para sustituir el césped en la pradera. Necesitará mucho menos riego y mantenimiento.

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Muchas más variedades

La lista de gramíneas ornamentales que podríamos incluir en nuestro jardín es extensa, casi interminable. Cualquiera de ellas aporta sencillez de cultivo y belleza natural, auténtica.

Como ejemplos podríamos citar la Calamagrostis x acutiflora, que florece en verano con unas bellas espigas de color crema, o las Stipas o espartos, un género de gramíneas perfectas para crear bellas formas en el jardín, como la Stipa gigantea, con sus flores de color púrpura y plateado.

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