La naturaleza en estado puro
Las praderas naturalizadas son el máximo exponente de este estilo de jardines, y en estas, verdaderas estampas de un exuberante prado en primavera, lo que prima es la espontaneidad de la planta. “Floraciones consecutivas, inflorescencias secas junto a otras coloridas, superposición de plantas… es decir, que el único orden que busca el paisajista es de tipo temporal: es decir, lograr que el clímax de cada planta se vaya produciendo en cascada de modo que el jardín sea vistoso el mayor tiempo posible”, detalla el experto. No obstante, un jardín naturalizado es mucho más que una pradera de gramíneas y pequeña planta; de igual modo arbustos y árboles emplazados estratégicamente son grandes protagonistas en estos espacios exteriores.
Marta Roca, de Espaiverd, da gran relevancia a un árbol muy mediterráneo, el olivo, en este jardín situado en el Empordà (Girona). Lo convierte en el punto focal y, a sus pies, combina plantas de hierba de San Jorge (Centranthus Ruber coccineus) con Centranthus ruber albus, Stipa tenuissima, siempreviva del monte (Helichrysum angustifolium) y, por último, verbena morada (Verbena bonariensis ‘Lollipop’).
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