1/11 © Ikea

Las islas y penínsulas pueden parecer a simple vista módulos similares, sin embargo, son muy diferentes, no solo a nivel estético sino también a nivel de montaje o fabricación. Para saber cuál es el tipo de módulo más adecuado en tu cocina, si estás pensando en renovarla, hemos contactado a la directora general de Delta Cocinas (www.deltacocinas.com), Ana R. Medrano. Descubre todas las respuestas y halla si hay ganador en el debate entre islas de cocina o península.

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2/11 © Delta Cocinas

¿En qué se diferencian las islas de las penínsulas?

Por un lado, respecto a la distribución, una isla y una península se distinguen en que, mientras que la primera es un elemento totalmente independiente, la otra depende de un elemento externo. “Cuando se diseña la cocina con una isla se tienen en cuenta muchos factores, pero el principal es el uso que se le va a dar a esa isla. Ya que, si además de ser un módulo de cocción o fregadero, es necesario que sirva de almacenamiento, reunión social, mesa de trabajo o auxiliar a la vez y maximizar la funcionalidad de la cocina, entonces la isla es la mejor opción”, considera Ana.

Este impresionante espacio con isla de líneas curvas de Delta Cocinas lo ha ideado Isoko Proyecto, empresa madrileña que ha seleccionado mobiliario blanco mate y encimeras de porcelánico.

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3/11 © Mariela Apollonio para Destudio Arquitectura

Por otro lado, la península a nivel de diseño va unida en uno de los lados a un punto fijo, ya sea o bien a otro módulo de la cocina, o bien a un pilar, una pared o cualquier otro elemento. “Hay espacios en los que diseñar una península es todo un reto y los resultados son asombrosos”, comenta la experta.

También a nivel de fabricación es bien diferente, ya que la isla puede tener cualquier tamaño deseado, mientras que las dimensiones de la península suelen ir más en equilibrio con el resto del espacio. En la propuesta, el proyecto ha ido a cargo de Destudio Arquitectura, quien hace la carpintería y la encimera a medida, de modo que se adaptan como un guante a la planta irregular. Esta superficie de trabajo se deja volada en la zona exterior para conformar una funcional barra.

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4/11 © Aran Cucine

La isla proporciona un acceso doble

Sin duda, incorporar una isla proporciona un acceso total desde cualquier parte de la cocina, incluido el flujo de las transiciones y movimientos naturales en ella, siempre que esté bien diseñada y se hayan tenido en cuenta todos los factores.  En caso contrario, se corre el riesgo de tener una isla y una cocina preciosa, pero en la que no se puede ni disfrutar ni aprovechar todas las ventajas que ofrece.

Como apunta Ana, resulta necesario que “el profesional del establecimiento de cocina elegido conozca, además de las mejores transiciones que permite el espacio, las necesidades y costumbres de esa persona o familia que decide incluir una isla en su diseño de cocina”.

Crear experiencias culinarias siempre actuales y tentadoras, con CUCINAnD'O (en la imagen) se puede. Es una propuesta de Aran Cucine que ha destacado entre las novedades presentadas en la edición de este año de la feria milanesa EuroCucina.

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5/11 © Susanna Cots

El mobiliario ‘crece’

En el caso de la isla, la altura puede (y suele) ser mayor que el resto del mobiliario bajo, mientras que las penínsulas mantienen la misma altura del resto de los módulos anexos, para que el diseño de la cocina esté en equilibrio.

Hay que tener que en los últimos tiempos la altura de los muebles bajos ha ido incrementando, acorde con la estatura media de los usuarios que también es cada vez mayor. Ana nos ofrece estos datos: hace años, se consideraba una buena altura ergonómica que los planos de trabajo (vitrocerámica y fregadero) estuviesen a 85 cm del suelo, sin embargo, las nuevas generaciones y sus características de altura, han hecho que esta altura haya cambiado y se recomiende una altura de entre 91 y 95 cm.

En la imagen, una reforma firmada por Susanna Cots donde de la isla sale la mesa del comedor, diseñada con madera de roble. La patas de se ha diseñado en forma de estantería para acompañar el rincón de lectura contiguo.

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6/11 © Delta Cocinas

Esta cocina en Alicante de estilo mediterráneo es un diseño de Omnia Cocinas, quienes han seleccionado los muebles modelo Natura en castaño (y tiradores de hierro fundido), de Delta Cocinas, y las encimeras porcelánicas de la marca italiana Infinity (su modelo Chianca, de estética pétrea).

Aquí, como hace siempre la firma los muebles tienen una altura de 80 cm y las patas de 10 cm para, por una parte, ajustar la altura que el usuario necesite y, por otra, dar más capacidad al mueble y evitar cualquier problema de integración con los electrodomésticos.

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7/11 © Ernestomeda

Unas medidas esenciales

Ya hemos hablado de la altura, pero respecto al largo mínimo de una isla, se pueden fabricar islas incluso de un metro. Sin embargo, para que sea útil para el usuario Ana recomienda como mínimo una largura de 1,80 metros, siempre que sea posible, para que sea funcional.  En la imagen cocina con mobiliario Sign, de Ernestomeda, una de las series con mayor capacidad de personalización de la firma italiana. Aquí la isla es el centro de operaciones al albergar la zona de aguas, de fuegos, de preparación e incluso un office.

En el caso de la península, en realidad lo más importante es el hueco que queda para la zona de paso.  Mientras que el espacio entre el punto fijo y la península esté a menos de un metro y la zona de paso sea mínimo de 1,20 metros, la largura de la península la decidirá el propio usuario con sus necesidades y preferencias.

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8/11 © The Room Studio

No hay color

Si existe la posibilidad por espacio de instalar una isla, es preferible a una península, por comodidad, funcionalidad y diseño. No obstante, hay ocasiones en las que va a convenir apostar por una península, como vemos en este proyecto de The Room Studio. Nos las detalla la experta: técnicamente cuando el paso entre el módulo y cualquier punto fijo, ya sea pared, pilar, o cualquier otro mueble sea menor de un metro se apostará por una península. De esta forma esos elementos serán muy bien aprovechados y se integrarán totalmente con el resto de cocina haciendo un espacio más funcional.

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9/11 © Meritxell Arjalaguer para Bloomint Design

Diseños de cocina que se adaptan a nosotros

Si bien es cierto que la tendencia es instalar islas en cocinas independientes y penínsulas en cocinas abiertas, no siempre es así, como demuestra el ambiente de la imagen, con una isla diseñada por Bloomint Design. Porque, “como ya se ha mencionado el diseño de la cocina va en línea con las necesidades de la persona y del tipo de familia, más que en cómo sea el espacio”.

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10/11 © Mobalpa

Desde Delta Cocinas han notado que, por norma general, cuando hay un espacio abierto donde van a convivir cocina, comedor y salón, el usuario siente la necesidad de hacer una pequeña separación que delimite de alguna manera cada ambiente, opte por la incluir una península. La península cumple perfectamente la misión de separar, pero además se utiliza como barra, mesa de trabajo o un mostrador.  La gran ventaja es que deja la cocina sutilmente ’cerrada’, pero permite la convivencia de los tres espacios en uno.

En este colorista ambiente el mobiliario es de la firma francesa Mobalpa.

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11/11 © Leroy Merlin

Usos de estos módulos

En las islas y en las penínsulas se pueden colocar tanto la placa de cocción como el fregadero e incluso ambos, siendo perfectamente compatibles siempre teniendo en cuenta las medidas del espacio y que entre ambos elementos se dejen al menos 60 cm de separación. Así ocurre en este ambiente blanco sobre blanco encargado a Leroy Merlin.

La directora general de Delta Cocinas insiste en que “la distancia mínima más importante para poder desenvolverte perfectamente en cualquier cocina es, tanto para isla como península, de un metro en las zonas de paso -y añade-. Considero que es relevante contar con 1,20 metros de distancia libre para abrir las puertas al mismo tiempo y para trabajar dos personas a la vez”.  

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