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Si estás buscando una planta de exterior resistente para decorar tu jardín, patio, terraza o porche, la adelfa es una planta perfecta para ello. Y es que esta versátil planta de sencillos cuidados se da igual de bien tanto si la plantas en el mismo jardín como si la cultivas en maceta. Se trata de una planta muy elegante y decorativa, con un denso follaje, aunque tienes que saber que se trata de una planta tóxica, por lo que tendrás que tener especial cuidado con los niños y mascotas. Te damos todas las claves para cultivar y cuidar la adelfa con éxito. 

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Características de la adelfa

La adelfa (Nerium oleander) es una planta arbustiva que se caracteriza por su elegante belleza, frondosidad y continua floración durante toda la temporada de calor, de junio a septiembre u octubre, dependiendo del clima de tu zona. También conocida como laurel de campo o laurel de jardín, es originaria de los montes mediterráneos. Puede llegar a alcanzar los 6 metros de altura y es conocida por su rápido crecimiento, su resistencia, el escaso mantenimiento que necesita y también su toxicidad, de la que hablaremos más adelante. 

Las hojas de la adelfa son perennes, con forma alargada y un color verde oscuro mate. No suelen superar los 12 cm de longitud. Por su parte, sus flores, al crecer en racimos crean conjuntos espectaculares. Y, aunque sus colores más comunes son el rosa y el blanco, también puede encontrarse con las flores amarillas y rojas.

Un consejo: si vas retirando las flores secas, disfrutarás de una planta con una floración más espectacular.      

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La mejor ubicación para las adelfas

Esta planta arbustiva es conocida por resistir desde las altas temperaturas hasta las heladas. De hecho, aguanta hasta los 40 o 50 °C sin verde dañada e, incluso, a lugares cerca de la costa, donde también crecen con frondosidad. A eso se le suma que se adapta muy bien a todo tipo de terrenos, por lo que podrás cultivarla en cualquier lugar de tu jardín sea como sea el sustrato.

Las adelfas aman el sol, por lo que lo mejor es colocarlas allí donde puedan recibir tantas horas de sol como sea posible.  

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Cuándo y cómo regar las adelfas

Otro de los aspectos que hay que tener en consideración en el cuidado de las adelfas es el riego. Lo ideal es hacerlo con agua tibia. Y necesitan mucha agua, una falta de la misma hará que vayan perdiendo las hojas poco a poco. 

En climas muy secos, es recomendable regarlas tanto como sea posible. Idealmente, el sustrato debería estar húmedo, tanto en verano como en invierno. 

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¿Cómo abonar las adelfas?

Aunque son muy resistentes, las adelfas también pueden ser abonadas para ofrecer una mayor floración y un follaje de un verde más intenso. Hazlo durante los meses de primavera y verano cada 15 días y suspende las aplicaciones de abono durante los meses fríos. Elige un tipo de abono líquido y mézclalo con el agua de riego, siempre siguiendo las instrucciones del fabricante. 

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¿Cómo se podan las adelfas?

La adelfa es una planta que puede crecer mucho y de manera desordenada. Para darle la forma que deseamos será necesario someterla a una poda. La mejor época para hacerlo es en otoño, cuando no le queden flores. Puedes cortar los tallos que han florecido a la mitad de su largo, mientras que las ramas laterales habrá que cortarla a 10 cm de la base. 

Para hacerlo, además de utilizar herramientas de podar desinfectadas previamente, emplea guantes, pues se trata de una planta muy venenosa en todas sus partes. 

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Cómo multiplicar las adelfas

Aunque se puede cultivar la adelfa desde semillas, es mucho más sencillo reproducir esta planta desde los esquejes. Para ello, corta un tallo (con una herramienta desinfectada y usando siempre guantes), idealmente, en primavera. Corta esquejes de un tamaño entre 10 y 15 cm, con un corte oblicuo y ponlo en un vaso con agua. Cuando las raíces tengan un tamaño de unos 2,5 cm planta el esqueje en una maceta con sustrato universal. Pasados entre 3 y 6 meses, la planta será lo suficientemente fuerte como para ser plantada en el lugar definitivo que hayas elegido de tu jardín. 

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Problemas y enfermedades más comunes de las adelfas

Al igual que la mayoría de las plantas, las adelfas pueden verse afectadas por plagas y enfermedades. Si detectas alguno de estos síntomas en tus plantas, ¡ponles solución! 

- Las hojas de la adelfa se marchitan y sus flores no florecen: se debe a una falta de riego. Comprueba la humedad del sustrato y, si está seco, riega la planta. De igual modo recuerda que lo más adecuado es mantener el sustrato siempre húmedo. 

- Pequeñas protuberancias en el envés de las hojas de las adelfas: estos síntomas responden a la aparición de cochinilla en tu adelfa. Elimina estos pequeños insectos con un poco de algodón mojado en alcohol. También puedes utilizar un insecticida específico. 

- Las hojas o tallos muestran zonas negruzcas: aunque estas manchas se pueden quitar con el dedo, se trata del hongo negrilla, que puede ralentizar el crecimiento de la planta. Se puede solucionar lavando la planta con agua tibia o pulverizándola con una mezcla de agua y jabón potásico.  

- Hay pequeños insectos negros o amarillos en el envés de las hojas y nexos de los tallos: tu adelfa se ha visto atacada por pulgón. Para eliminarlo, puedes pulverizar la planta con una solución de un litro de agua con una cucharada de jabón potásico. Calienta la mezcla para que el jabón se diluya bien y espera a que se enfríe antes de pulverizar la planta. 

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Toxicidad de la adelfa: todo lo que necesitas saber

Una de las desventajas de las adelfas es su toxicidad, aunque para ello ha de ser ingerida. Esta planta posee glucósidos cardíacos como oleandrina y nerioside que pueden provocar un paro cardíaco. Pueden producirse envenenamientos en niños o mascotas por masticar sus hojas, sus tallos o sus flores, ya que toda la planta es tóxica. Asimismo, tampoco se puede utilizar su madera para barbacoas o similares, puesto que el veneno no se destruye ni por contacto con el aire ni por el calor. ¡Así que deja que cumpla su labor ornamental y nada más!

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