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Si el orden en tu nevera brilla por su ausencia, si nunca encuentras lo que buscas a la primera o si los alimentos caducan porque se te había olvidado que estaban allí… es el momento de revisar la organización del interior de tu frigorífico.

Algo no está funcionando como debería y cuanto antes pongas la solución, mejor. Para lograr el orden en la nevera, y lograr que se mantenga en el tiempo, es necesario cambiar la forma en que almacenas los alimentos.

 

¿Por qué reina el caos en nuestro frigorífico?

Puede que no tengas tiempo de hacer la compra diaria y la hagas de golpe una vez a la semana, o puede que te parezca una lata envasar y organizar los alimentos cuando llegan a tu cocina.

Sea como sea, para conseguir una nevera en orden necesitas un método. Un sistema razonable para ordenar el interior de forma correcta, teniendo en cuenta el tipo de alimento a guardar, el envase en el que lo vas a almacenar, etc. Cuando hayas definido este método, te darás cuenta de que es una tarea rápida y sencilla a la que no tendrás que dedicarle apenas tiempo. Los beneficios son enormes.

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Los alimentos, ordenados por categorías

Reconócelo: meter todos los productos en la nevera sin ton ni son no tiene ningún sentido. No tendrás ni idea de dónde está cada cosa y algunos alimentos se conservarán mal. Por eso, lo primero que debemos hacer al volver del supermercado es clasificar los alimentos por categorías y almacenarlos conjuntamente en el frigorífico.

Dividir de esta manera todo lo que has comprado te servirá para ahorrar tiempo después. Separa frutas y verduras por un lado, otros alimentos frescos como carnes y pescados por otro, los lácteos, los productos envasados, etc.

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Todo bien cerrado

Es la primera regla que tienes que cumplir a la hora de almacenar los alimentos en tu frigorífico: todo debe estar cerrado y, a ser posible, en envases adecuados.

Lo mejor es retirar los envoltorios y plásticos de la tienda y colocar cada alimento en el recipiente que requiera. Algunos necesitan estar en contenedores herméticos, a otros les va mejor los envases con agujeros para la ventilación, etc.

Guardar los alimentos bien tapados evita que en tu nevera proliferen los malos olores y la contaminación cruzada. Además, en los frigoríficos no frost se resecan con facilidad si no los tapas adecuadamente.

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Mantener la higiene es esencial

Una nevera bien limpia es el primer objetivo que nos hemos de marcar. Para ello deberás limpiarla a fondo si es necesario y mantener después la higiene de forma continua.

Comienza por vaciarla por completo y repasarla con agua y detergente, o con una mezcla de agua, vinagre blanco y bicarbonato. Limpia las paredes y los accesorios extraíbles como baldas y soportes. Aprovecha para tirar todos aquellos productos que hayan caducado.

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Ten en cuenta la temperatura

Ser consciente de que en tu frigorífico no hay la misma temperatura en todas las zonas es importante a la hora de colocar los alimentos. No hay los mismos grados en la parte superior de la nevera que en la parte inferior o en la puerta.

Por regla general, una nevera que funcione correctamente debe estar entre 2 y 4 º C, mientras que en la zona de congelador la temperatura debe ser de -18º C. Para eso suelen tener un termostato que regula que los grados estén dentro de estos parámetros.

Si tu nevera ya tiene unos años y no estás seguro de su buen funcionamiento, puedes colocar un termómetro especial en el interior que te dará la información exacta.

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Trucos que ayudan a conservar mejor los alimentos

A la hora de mantener en tu nevera una buena organización estas ideas te ayudarán a tener todos los alimentos en perfecto estado.

- Deja espacio entre los envases dentro del frigorífico para que el aire pueda circular y el frío se reparta mejor.

- No sobrecargues el frigorífico.

- Asegúrate de que las gomas de la puerta están en buen estado y cierran herméticamente. Si no es así, lo mejor es cambiarlas.

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¿Qué puedes colocar en la puerta de la nevera y qué no?

Para aprovechar el espacio al máximo todos los fabricantes de electrodomésticos diseñan las puertas de sus frigoríficos con soportes y baldas en las que colocar diversos productos y envases. En cuanto a lo que se puede conservar en este espacio y lo que no, existe disparidad de opiniones.

La puerta es un espacio en el que, al abrir y cerrar la nevera, se producen cambios de temperatura y pérdida de frío. Algunos expertos afirman que no se deben conservar en la puerta alimentos como los huevos, por ejemplo, que podrían verse afectados por estos cambios de temperatura.

Aunque estas variaciones son mínimas y muy breves, conviene poner los huevos en otra zona del interior y dejar la puerta para alimentos con conservantes y para bebidas como el agua, la leche (pasteurizada, no fresca) o los zumos.

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Zonas más o menos frías

- Las baldas superiores son la parte menos fría del interior de la nevera, donde puedes colocar los alimentos que no requieran de demasiado frío, como salsas y confituras, refrescos, productos con conservantes como encurtidos, escabeches o conservas.

- En los estantes de la zona media la temperatura es menor. Es el espacio adecuado para lácteos, embutidos, quesos, platos cocinados, etc. Recuerda que todo ha de conservarse bien tapado para que no se contaminen unos alimentos con otros y no se mezclen los olores.

- En las baldas inferiores, donde el frío es más intenso, se conservan mejor los alimentos frescos como carnes y pescados, en tuppers o envases específicos.

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En los cajones inferiores

Es el espacio adecuado para verduras y hortalizas. Están protegidos y se conservarán mejor. Es buena idea guardar cada alimento en bolsas abiertas o con orificios de ventilación.

Algunas hortalizas no necesitan estar en la nevera, como las patatas, las cebollas o los ajos, y a otras, como tomates y aguacates, les perjudica, ya que el frío hace que pierdan sabor y aroma.

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Aprovecha el congelador al máximo

Lo más importante en cuanto a la conservación de los alimentos en el congelador es no romper la cadena del frío: no congelar por segunda vez alimentos que ya han sido congelados y que se han descongelado por cualquier motivo.

Además, debes congelarlo todo bien envasado. Utilizar bolsas especiales con cierre zip es una gran idea, incluso para alimentos ya cocinados, puesto que aprovecharás mejor el espacio que con tarros de cristal. Etiqueta los alimentos con la fecha y ve consumiendo antes los más antiguos.

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