Regar las plantas, ya sean de interior o de exterior, es una tarea clave más difícil de lo que parece. Es mucho más que el simple hecho de aportar agua a las plantas con cierta frecuencia. Y aunque esta es la esencia del trabajo, resulta imprescindible saber cómo y cuándo hacerlo de forma acertada.
La prueba de la dificultad que entraña el riego de las plantas son los errores comunes que se suelen cometer. Conocerlos es el primer paso para poder evitarlos.
Error 1: olvidarte de regar
Esta es una equivocación que suelen cometer casi todos aquellos que se inician en el mundo de la jardinería. Si eres principiante, seguramente no tendrás interiorizado el cuidado de las plantas y es posible que olvides ciertas tareas, como la de regarlas cuando lo necesitan. Esto les causará un sufrimiento mayor o menor, en función de los días que pasen sin aportar agua a tus plantas.
Si el olvido es grande, algunas de tus plantas, las que necesiten agua con mayor frecuencia, estarán mustias y arrugadas. Para tratar de salvar las que están en maceta, si no se han secado del todo, sumérgelas en un contenedor con agua para que absorban toda la que necesiten. Cuando dejen de salir burbujas en el agua podrás sacar la maceta.
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