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También conocida como lirio de San Juan o azucena turca, el hemerocallis (Hemerocallis spp.) es una planta herbácea de pequeño tamaño que se cultiva muy bien en todo tipo de terrenos y en diferentes climas.

Una de sus mayores cualidades es que no se muestra exigente, sino que se adapta de maravilla al entorno. Por eso merece la pena hacerle un hueco en el jardín.

 

Bella y poco exigente

El hemerocallis es una planta vivaz, es decir, que en invierno pierde los tallos y las hojas y quedan únicamente las raíces bajo tierra. Al contrario de lo que pueda parecer no es una planta bulbosa, sino rizomatosa.

Como es muy resistente, nos demandará pocos y sencillos cuidados. Algo de riego, una buena dosis de energía de vez en cuando y poco más. Descubre cómo y cuándo plantarla en tu jardín y podrás disfrutar de sus colores sin apenas esfuerzo.

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Flor de un día

Nunca este dicho fue tan cierto. Las flores del hemerocallis, aunque grandes y preciosas, solamente duran un día: surgen por la mañana y se marchitan al anochecer. Sin embargo, la época de floración es larga, desde principios de la primavera hasta finales del verano, y la planta se verá con muchas flores durante varias semanas.

Las flores son grandes, con forma de trompeta, parecidas a los lirios. Aunque el color más frecuente es el anaranjado, también abundan las flores amarillas, moradas, rosas, etc. Aparecen en el extremo de una vara floral que nace de la base de la planta.

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Las mejores variedades para elegir

Hay diversas variedades de hemerocallis, todas ellas de gran belleza y cuidados similares. Elígelas en función de sus flores que difieren en cuanto al tamaño y el color.

- Hemerocallis thunbergii. Sus flores son de color amarillo brillante, muy aromáticas.

- Hemerocallis Stella d’Oro. Posee una forma muy compacta, con muchas flores pequeñas y amarillas.

- Hemerocallis fulva o Lirio de un día. De flores grandes y anaranjadas.

- Hemerocallis flava. Flores de gran tamaño de color ocre.

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Un lugar de honor

Merecerá la pena que le busques a tus hemerocallis un buen emplazamiento en el jardín, para conseguir que sus flores luzcan con todo su esplendor. Lo mejor es que las coloques a pleno sol, si es posible, o con una ligera sombra. La luz es necesaria para la floración de esta planta.

¿Una idea? Coloca varios ejemplares de hemerocallis en grupo para conseguir una zona rebosante de color y belleza. También puedes formar parterres con esta planta, destacar borduras de senderos o cultivar en contenedor, en una jardinera, por ejemplo.

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Cómo plantar tus hermerocallis

Lo primero que debes tener en cuenta es que es muy importante que prepares adecuadamente el terreno antes de comenzar el trabajo.

- Asegúrate de que el suelo está aireado y cuenta con la suficiente cantidad de nutrientes. Si dudas de que así sea haz un aporte de materia orgánica.

- Cava en el lugar señalado un agujero de buen tamaño.

- Pon en el centro un poco de sustrato y coloca la planta no demasiado profunda. La corona de la planta (el punto en que se unen el tallo y las raíces) ha de quedar a unos 3 cm por debajo de la superficie.

- Cubre las raíces y presiona la tierra para evitar dejar bolsas de aire.

- Para terminar, riega generosamente.

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El riego, frecuente y controlado

Aunque se trata de una planta muy resistente capaz de soportar la sequía, le gustará que la riegues con frecuencia, sobre todo en la época de floración. En invierno deberás reducir el aporte de agua.

Un aspecto importante será vigilar el drenaje del suelo. Tendrás que lograr que el sustrato esté húmedo pero suelto, bien aireado. Para ello puedes utilizar una mezcla de sustrato universal, arena y mantillo que, además, aportará nutrientes.

Un consejo: cuando riegues tus hemerocallis intenta no mojar las flores ni las hojas.

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Energía en forma de abono

¿Es necesario fertilizar los hemerocallis? La respuesta a esta pregunta es sí, puesto que hacerlo influye de forma directa en la floración. Si quieres que tus ejemplares produzcan muchas flores, aunque estas duren tan solo un día, es conveniente que las abones adecuadamente.

Apuesta por un abono orgánico, como estiércol, por ejemplo, y mézclalo con la tierra antes de plantar los hermerocallis. En primavera puedes utilizar un abono mineral con alto contenido en nitrógeno. Le vendrá de maravilla para afrontar el período de floración.

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Fáciles de multiplicar

Cuando llegue el momento, podrás multiplicar tus hemerocallis para aumentar su presencia en tu jardín. Para lograrlo, y aunque puede hacerse a través de semillas, la mejor manera es hacerlo mediante la división de las matas.

El momento adecuado será después del periodo de floración, cuando las temperaturas no sean extremas y no haga ni mucho frío ni mucho calor. De esta manera las plantas resultantes podrán desarrollar sus incipientes raíces en las mejores condiciones.

El procedimiento es sencillo: tendrás que extraer la panta de la tierra, dividirla en porciones, cada una con dos o tres de brotes con sus raíces, plantar cada una de ellas en el terreno adecuado, y regarlas abundantemente.

Debes tener en cuenta que pueden pasar uno o dos años antes de que las nuevas matas florezcan, pero la espera merecerá la pena.

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Tus hemerocallis, en plena forma

Aunque se trata de una planta resistente que no suele verse afectada por el ataque de plagas ni sufrir enfermedades, es necesario estar vigilante por si aparecen molestos y dañinos insectos.

Los que más frecuentemente la atacan son las babosas y caracoles, las polillas (que suelen dañar los brotes más jóvenes), el pulgón y la araña roja (atenta si aparecen bultos en las yemas, hojas descoloridas, con bordes irregulares o agujeros).

La solución pasa por eliminar brotes infectados y aplicar un insecticida orgánico.

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