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Todo cambio de estación supone una revolución en tu guardarropa, por mucho que se empeñe Marie Kondo en que convivan, juntas, pero no revueltas, las prendas de las distintas temporadas. Por eso, antes de que decidas ir de ‘shopping’, debes poner en forma tu armario y practicar la máxima de que algo puede entrar siempre que algo salga. Si no sabes por dónde comenzar, estas 12 claves te ponen en la ruta adecuada.

 

1. Empezar de cero

No se puede organizar por partes, ni establecer orden en el caos. Así que el primer paso para presumir de armario es vaciar su interior, cajones incluidos. Aprovecha el momento para limpiar bien rincones y esquinas de difícil acceso.

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2. Revisa sin contemplaciones

Y aparca tu vena sentimental. Es el paso más complicado, por lo que implica, pero sin él solo nos queda el vacío, a nivel organizativo. “Fuera ese par de zapatos que te hacen daño, aunque sean de marca, fuera todos los ‘por si acaso’, sin piedad. La vida es muy corta para rodearse de cosas que no valen la pena porque no cumplen su función”, señala María Gallay, organizadora profesional y presidente honorífica de AOPE (Asociación de Organizadores Profesionales de España). Si te hace falta un empujón, acuérdate de las tres preguntas: ¿Me sienta bien? ¿Me gusta? ¿Lo utilizo?

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3. Vende, regala o tira

Nada de guardar por guardar. Si se trata de algo especial o en buen estado, puedes venderlo en eBay, por ejemplo, e invertir el dinero conseguido en comprar algo que necesitas o darte un capricho. Haz otro montón con lo que vas a regalar o a donar y un tercero con lo que va directo a la basura porque está roto, manchado o, sencillamente, ha conocido tiempos mejores.

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4. Separa por tipos

Aplícate la norma de la guardería de tus hijos y guarda cada cosa en su sitio. Haz montones de pantalones, camisetas, accesorios, camisas... No te conformes con una primera repartición y subdivide aún más: camisetas de manga corta y larga, pantalones de vestir, vaqueros, cortos…

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5. Los complementos y los accesorios existen

Estamos ante un tipo de objeto que se ‘reproduce’ sin que sepamos cómo, pero cuando queremos darnos cuenta, tenemos montones de pañuelos, cinturones, collares o pulseras (los bolsos nunca son demasiados), de algunos de los cuales ni siquiera recordamos cómo han llegado ahí. Ponte seria y actúa con frialdad hasta reducirlos a un 50%. ¿Imposible? ¡Tú puedes!

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6. Analiza el interior

Revisa cómo está diseñado tu armario, el tipo de recipientes que contiene, los módulos de cajones, los estantes… ¿Se ajusta a la ropa que tienes? En función de tu respuesta, tendrás que adquirir (o no) alguna barra extra o un zapatero más grande y hacer (o no) algún cambio: ajustar la altura de las baldas, poner el cajón más bajo para aprovechar mejor la parte superior…

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7. Hazlo más práctico

Antes de colocar nada, asegúrate de que tu armario es realmente práctico para el día a día. Es decir, que está bien iluminado (foco por cuerpo), para que puedas vestirte sin despertar a tu pareja y viendo los colores de tu conjunto; cuentas con un zapatero, preferiblemente cerrado y extraíble, en el que caben bien tus zapatos sin amontonar varios pares; y la distancia entre las baldas es la correcta (35 cm), para no hacer montañas de ropa, imposibles de coger sin tirar el resto.

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8. Pienso, luego ordeno

Es decir, guarda con cabeza. Ordena sabiendo que lo que te pones a diario, tiene que estar más a mano, mientras que ahora que llega el buen tiempo puedes desterrar a lo más alto, los jerséis más gordos y el resto de prendas típicas de la temporada invernal y colocar en las zonas menos accesibles, bien envueltos y en fundas de tela transpirable, tu vestido de novia o el traje de noche que es una verdadera joya.

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9. Manos a la obra

Tómatelo con calma porque, aunque es tarea de un solo día, salvo que tengas que comprar recipientes o accesorios adecuados, tienes varias horas por delante. Cuelga camisas (también puedes doblarlas), chaquetas y vestidos y dobla (de manera tradicional o en vertical a lo Kondo) camisetas y jerséis. No olvides colocar bien la ropa interior, a ser posible con separadores, para que no se desordenen.

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10. Cuelga adecuadamente

Ten en cuenta que cada prenda va en una percha, hay un modelo específico para chaquetas o camisas y que el gancho de la percha debe mirar hacia dentro. Ordena por tipo de ropa y a su vez por colores o característica (manga larga y corta, por ejemplo), y recuerda que entre una y otra debe haber hueco suficiente para que puedas coger una fácilmente, sin tirar a su compañera.

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11. Dobla con acierto

Elijas el que método que elijas (YouTube está lleno de tutoriales) evita hacer grandes montañas de ropa doblada, para que puedas sacar la prenda que necesitas sin arrugas y sin tirar el resto. Y ya puestas, hazte con un pantalonero para desahogar las barras y ahorrar centímetros.

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12. Mantenimiento diario

Una vez que has conseguido reducir tus prendas a lo que usas y necesitas y todo está accesible y en su sitio, “apúntate al reto ‘uno entra por uno que sale’. Se tardan 30 segundos y garantiza no tener que recoger nunca más”, asegura María Gallay.

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