Existen plantas de flor maravillosas, pero si hay una especie capaz de llenar el jardín de belleza, color y aroma embriagador esa es, sin duda, el rosal. La rosa es una de las flores más apreciadas por la perfección de su corola, por la forma en que se organizan sus pétalos, por sus variadas tonalidades. Pero para que los rosales se llenen en primavera de preciosas y atractivas rosas, es fundamental que en otoño e invierno reciban los cuidados que necesitan. Se trata de una planta arbustiva resistente, pero que requiere cierta protección ante las bajas temperaturas. Te contamos cuáles son los cuidados esenciales que necesitan tus rosales en invierno para sobrevivir al frío y las heladas.
© Adobe StockUna belleza que hay que cuidar
Aunque no son plantas imposibles de cultivar, lo cierto es que los rosales requieren bastante más atención es que otras plantas de flor. Sin embargo, su belleza justifica el esfuerzo que debemos hacer para conseguir que crezcan sanos. Después de dedicarles todo tipo de mimos durante la primavera y el verano, no merece la pena olvidarles en otoño e invierno. Si les proporcionas ciertos cuidados lograrás que sobrevivan a los rigores de la estación más fría del año.
Para que sean capaces de aguantar las bajas temperaturas, es importante que en otoño les hayas procurado los cuidados que necesitan. Te contamos cómo preparar los rosales para que puedan afrontar el invierno en las mejores condiciones posibles.
© Adobe StockHaz una buena limpieza
Este es el primer paso que debes dar si quieres alejar las plagas y las enfermedades de tus rosales. Es importante limpiar muy bien el entorno en el que crecen, retirando hojas y tallos que han caído al suelo. De esta forma evitamos que proliferen los hongos y ciertas enfermedades. La zona en la que crecen tus rosales se airea y se renueva.
Aunque el otoño es la estación perfecta para recopilar materiales compostables, no debes utilizar las hojas y tallos caídos de los rosales sin asegurarte de que no tienen manchas ni señales de estar afectadas por hongos o por plagas. Si utilizas hojas o tallos enfermos para hacer compost, puedes provocar que estas enfermedades se extiendan a otras plantas.
© Adobe StockPractica el 'mulching'
Seguramente ya conoces esta técnica conocida como mulching o acolchado y que consiste en aplicar mantillo o cualquier otro material en la base de las plantas con el objetivo de proteger sus raíces de las heladas y de las bajas temperaturas. El mantillo es una mezcla de hojas sanas, paja, cortezas de pino, musgo y compost. Esta mezcla de materiales puede proteger muy bien tus rosales en invierno, si colocas una capa gruesa alrededor de la base. En el caso de los rosales arbustivos bastará con que pongas una capa de 10 o 20 cm de grosor. Si se trata de rosales más delicados como la Rosa grandiflora o la Rosa floribunda tendrás que poner una capa más gruesa que aísle más las raíces del frío.
Un consejo: según se vaya acercando el final del invierno y las temperaturas comiencen a subir, conviene ir retirando de forma gradual la capa de protección que rodea a los rosales.
© Adobe StockLa importancia de reducir el riego
Durante el otoño y el invierno, tal como sucede con otras especies vegetales del jardín, los riegos deben reducirse tanto en cantidad como en frecuencia. Esto es más importante según se vaya acercando el periodo de latencia de las plantas. Durante el invierno los rosales entran en un periodo de descanso vegetativo, en el que apenas necesitan agua. No hay que suspender el riego de forma total, pero sí debe disminuir considerablemente.
Un consejo: si la zona donde vives es muy seca y las lluvias son escasas, continúa regando tus rosales durante todo el invierno, siempre de forma escasa y moderada. Ten en cuenta que si el suelo es muy seco, los rosales serán más débiles ante el frío.
© Adobe StockVigilar los encharcamientos
Poco importa la época del año en la que estemos. A la mayoría de las plantas, en general, no les gusta el exceso de riego ni los encharcamientos en ninguna estación y los rosales no son una excepción. Aunque en invierno el riego se reduce al máximo, debes seguir vigilando que no se encharque el sustrato en el que crecen tus rosales, ya que es una de las cosas que más puede perjudicarles. Las raíces son sensibles a la pudrición y a los hongos, y el exceso de agua (y aún más si se encharca) provoca y facilita su aparición.
Un consejo: si cultivas pequeños ejemplares de rosal en maceta, procura que el sustrato tampoco se encharque. Haz unos agujeros en el fondo del tiesto y vigila que el agua sobrante del riego drene adecuadamente.
© Adobe StockEvita podar los rosales en otoño
Salvo excepciones puntuales, los expertos no recomiendan podar los rosales en otoño. Esto se explica porque, si recortas las ramas de los rosales, se estimula la formación de nuevos brotes y capullos de flores.
Sin embargo, lo que ahora interesa es que se ralentice el crecimiento de la planta, o incluso que se frene, durante el periodo de latencia. Si recortas las ramas de los rosales en otoño, quedarán cicatrices de poda que hacen que la planta sea más sensible a las heladas del invierno, por lo que no es recomendable hacerlo.
Tampoco es buen momento ahora de fertilizar los rosales, sino que es conveniente dejar de abonarlos un mes y medio antes de que empiecen las heladas.
En el caso de seguir abonando los rosales en otoño, puede que broten nuevos tallos que, al llegar el invierno, estarán jóvenes y débiles para soportar el frío invernal. Suspender la fertilización es lo mejor para no dificultar el proceso de hibernación de la planta.
© Adobe StockRecorta solo los rosales trepadores
Aunque, en general, no es recomendable podar los rosales en otoño, existe una excepción a la norma: las especies trepadoras. En el caso de los rosales trepadores, sí conviene podarlos en otoño, ya que, aunque parezca lo contrario, eso les protege y les salvaguarda de los daños del invierno. Eso sí, se recomienda siempre una poda suave y ligera, que no comprometa la salud de la planta.
La clave está en recortar los tallos más largos y dar forma a los rosales, limpiando las ramas dañadas o aquellas que estén secas. De esta forma, los rosales estarán más fuertes y resistentes.
© Adobe StockCómo aislar las rosas del frío
Existen varias estrategias que podemos poner en práctica para proteger las rosas de las bajas temperaturas. Cuando los rosales hayan entrado en un periodo de latencia, podemos cortarlos a una altura de entre 70 y 90 cm del suelo, en función de su tamaño. Así les estaremos protegiendo del viento y de las corrientes de aire.
Otra idea es amontonar alrededor de la planta una capa de unos 30 cm de tierra, lo que ayuda a proteger los tallos del frío y del viento.
Además, puedes practicar el mulching o acolchado, como ya hemos mencionado antes, para evitar que las raíces se hielen. Si tienes rosales pequeños plantados en maceta, coloca los contenedores junto a una pared y elevados sobre soportes. De esta forma, les estarás protegiendo del viento gélido y del frío del suelo.
© Adobe StockElementos que aumentan la protección
Una estrategia para proteger los rosales en invierno es colocar pantallas que aíslen las plantas del viento del norte. Otra táctica que podemos poner en práctica es envolverlos en tela antiheladas transpirable como, por ejemplo, tejidos de poliéster o polipropileno o, incluso, de saco o arpillera.
El objetivo es cubrir la planta con la tela teniendo cuidado de que las ramas no queden aplastadas. Como se trata de tejidos transpirables (a pesar de que, en algunos casos, son de material plástico), evitan que se formen hongos que puedan perjudicar a los rosales.
Una idea es colocarlas únicamente por la noche, para proteger las plantas de las heladas nocturnas y dejar que estas se aireen durante el día.
Si prefieres una opción diferente, en los centros de jardinería se comercializan unos conos especiales para rosales que sirven, precisamente, para protegerlos del frío invernal. Están confeccionados con tela o malla y se adaptan a la forma de los rosales: se colocan sobre ellos y se cierran en la base, protegiendo las plantas del viento.
© Adobe StockAleja las plagas y las enfermedades
Si crees que las plagas que afectan a tus plantas de exterior solo se pueden aparecer en primavera y verano, has de saber que no estás en lo cierto.
A pesar del frío, estos insectos dañinos también pueden hacer su aparición en la época más fría del año. Por eso, has de permanecer vigilante y atento para detectar cuanto antes posibles plagas que ataquen a tus rosales en otoño, provocando que sucumban al invierno.
Vigila que los tallos, las ramas y las hojas de tus rosales no muestren signos de plagas ni enfermedades. Revisa las hojas caídas antes de llevarlas a la compostadora para hacer compost.
Si tienen manchas, deséchalas. Una buena idea consiste en aplicar a los rosales un tratamiento preventivo contra las plagas, siempre que se trate de soluciones naturales.
Puedes pulverizar las plantas con aceites minerales que te ayuden a prevenir la aparición de insectos dañinos. Los más habituales son el pulgón, la oruga, y la araña roja.
En cuanto a las enfermedades fúngicas, los rosales suelen padecer oídio, que afecta a flores y hojas. También es común la roya del rosal, una enfermedad producida por un hongo que afecta especialmente a esta planta.




