Seguro que te ha pasado: miras tu dormitorio y, a primera vista, todo parece en su sitio. La cama está hecha, los muebles encajan, los colores acompañan… pero aun así notas que le falta algo. No se siente del todo acogedor, ni te invita a relajarte como te gustaría. ¿Qué marca la diferencia entre una habitación “correcta” y un espacio donde de verdad quieres estar?
Begoña Jiménez y Leire Argerey, las interioristas detrás de Böho Studio, saben que no basta con que algo se vea bien: lo esencial es cómo se percibe el espacio, cómo fluye la energía y cómo cada detalle contribuye a la calma y el confort. En sus proyectos, cada elección —desde la posición de la cama hasta la textura de la manta— tiene un propósito. Hablamos con ellas para que nos cuenten sus secretos a la hora de diseñar dormitorios que combinan comodidad, estilo y esa sensación de serenidad que hace que quieras quedarte en ellos.

La cama no va en cualquier sitio
"Siempre decimos que la cama es el corazón del dormitorio", explican. Por eso, su ubicación nunca se deja al azar. Según las interioristas, lo ideal es colocarla en un lugar que invite al descanso y genere sensación de protección, como si el espacio abrazara a quien duerme. "Mejor evitar situarla frente a la puerta, porque eso genera una energía rara y no ayuda al descanso. Y si se puede, que al despertar tengamos una vista agradable: una ventana, una obra de arte, vistas a un jardín…", sugieren.
En este proyecto, situaron la cama en paralelo a las puertas acristaladas para aprovechar la luz natural y las vistas al paisaje. El cabecero tapizado, en tonos neutros y con textura, aporta abrigo y personalidad, mientras que los laterales en verde matizado refuerzan la conexión con el exterior. Las mesillas ligeras y los textiles —sábanas de lino, cojines con relieve y una colcha mullida— terminan de redondear un ambiente equilibrado y acogedor.

Capas de luz para crear atmósfera
La luz es la gran responsable de la magia del dormitorio. Bego y Leire lo tienen claro: "Hay que trabajar con capas. Una iluminación general, suave y uniforme para el día; una puntual, pensada para leer sin molestar a quien comparte cama —como vemos en este ambiente, decorado con piezas de John Lewis—; y una tercera que por la noche transforme el espacio en un refugio íntimo. El secreto técnico: temperaturas cálidas, de unos 3000 K, que invitan a bajar revoluciones", afirman. Y es que acertar con la iluminación es tan importante que elegir la ropa de cama adecuada.

Tejidos que respiran
Y hablando de ropa de cama, si hay un material que no falla en un dormitorio, es el natural. Lino, algodón orgánico, lana… tejidos que transpiran, como los textiles de Marks & Spencer que visten esta cama, de algodón. "Nos encanta trabajar con fibras naturales que respiren, porque son garantía de bienestar", cuentan. Su consejo es mezclarlos en capas. "Nada como deslizarse entre sábanas de lino y arroparse con una mantita de lana para sentir el el dormitorio es un lugar donde el tiempo se detiene".

Almacenaje que no se ve
En dormitorios pequeños, el orden es un desafío. Pero Böho Studio propone soluciones que pasan desapercibidas, que no sacrifican la estética: camas con almacenaje integrado, cabeceros con estantes ocultos o mesillas voladas que liberan espacio visual.
"Siempre que es posible nos gusta incluir un banco con almacenaje en la zona de la ventana, que viene muy bien para guardar toallas, sabanas…", nos cuenta. En este caso, las dimensiones de la habitación permitieron aprovechar el espacio que queda libre bajo la ventana, no un banco, pero sí con una cómoda del mismo estilo que el resto del mobiliario, todo, de la firma Laskasas.

Colores que traen calma
A la hora de elegir la gama cromática, las interioristas recomiendan tonalidades que conecten con la tierra. "Arenas, piedra, verdes suaves, terracoras… ¡nunca fallan! Son colores que nunca pasan de moda, transmiten serenidad y son un lienzo perfecto para añadir accesorios", aseguran. Así lo hicieron en este proyecto, en el que partieron de una base neutra, con revestimientos y textiles en color beis, y pinceladas en gris y negro que contrastan y suben la decoración.
Otro detalle que nos encanta de este dormitorio es la moldura de madera que enmarca la pared del cabecero. Un recurso sencillo que aporta calidez, rompe la monotonía del lienzo neutro y crea un efecto visual muy elegante. Además, refuerza la sensación de orden y hace que la cama se vea aún más protagonista.

Detalles con efecto impactante
Cuando el presupuesto es ajustado, los accesorios se convierten en aliados clave. "Una alfombra cambia la sensación del espacio desde el primer paso de la mañana… igual que unos cojines bien elegidos", afirman las interioristas. Son elementos que dan carácter al dormitorio.
A la hora de elegir el color de la alfombra, lo más seguro es mantenerse dentro de la misma gama que el resto de la decoración, tal y como vemos en esta propuesta de la firma Dunelm. Pero también se puede arriesgar con un tono que contraste y aporte carácter, siempre cuidando que dialogue con muebles y textiles para mantener el equilibrio del ambiente.

Empieza por sentir, no por comprar
Para evitar un resultado caótico, Bego y Leire sugieren empezar por la emoción que quieres sentir al entrar: calma, energía, romanticismo… "Una vez que lo tienes claro, todo lo demás —colores, texturas, luz— se alinea automáticamente", explican. Esta estrategia convierte la decoración en una experiencia coherente y personalizada.
En este dormitorio la idea se entiende al instante: un espacio lleno de frescura y optimismo. El papel pintado con motivos botánicos pone la base alegre y colorida; el cabecero tapizado a rayas rojas mete un punto atrevido y los cojines, cada uno con un patrón diferente, encajan porque comparten la misma paleta de tonos. La lámpara, con una pantalla estampada de la firma inglesa Pooky, es otro detalle clave, igual que la mesita de madera y las flores frescas.

Sigue tu estilo, no el de Instagram
Una habitación no debe parecer un escaparate de tendencias, sino hablar de quien la habita. Para conseguirlo, las interioristas hacen muchas preguntas y escuchan mucho. "Diseñamos un espacio que hable de ellos, no de modas pasajeras. La base debe ser atemporal, mientras que los accesorios se pueden ir renovando según los gustos o el momento vital", afirman. Así el dormitorio nunca caduca, porque está hecho a la medida de la persona.
Por ejemplo, en un dormitorio con paredes en tonos verdes, basta con cambiar los textiles para transformar por completo la decoración (estos son de la firma The White Company): un día con ropa de cama en lino natural y cojines beis transmite calma y serenidad; otro, con estampados más vivos o toques mostaza, el espacio se llena de energía y vitalidad.

Quizás tu habitación necesite algo con lo que no contabas
"El objeto más inesperado que hemos recomendado para un dormitorio y que funcionó de maravilla fue una cama con dosel colocada justo bajo el cruce de vigas de madera. La idea era que la energía del espacio fluyera de manera armoniosa, y el dosel no solo ayudó a equilibrar la habitación, sino que también convirtió la cama en un pequeño santuario", nos cuentan refiriéndose al proyecto que vemos sobre estas líneas.
"En otra ocasión, para un dormitorio infantil, propusimos una silla colgante de macramé. Fue un acierto total: además de ser un rincón de juego y lectura, se convirtió en el lugar favorito del niño para balancearse antes de dormir", dicen.
Son detalles inesperados como estos los que le dan alma a un proyecto y hacen que cada dormitorio tenga su propia historia.

El secreto de un dormitorio que invita a quedarse
Para que un dormitorio se sienta acogedor al instante, las interioristas aconsejan jugar con los cinco sentidos: luz cálida, texturas suaves, un aroma delicado y, a veces, una música de fondo. No es solo un lugar para dormir, sino un pequeño refugio sensorial.
Pero más allá de lo tangible, hay un ingrediente que nunca puede faltar: calma, como la que se respira en este proyecto de "Un dormitorio bien resuelto invita a dejar el mundo afuera y reconectar contigo mismo. Para ello debe haber un equilibrio entre colores, texturas y luz, y dejar siempre espacio para que la habitación respire.
También hay cosas que nunca recomendarían, aunque un cliente lo pidiera con insistencia: luces frías o estridentes, que apagan la magia del espacio. En su lugar, buscan siempre alternativas que acompañen el bienestar y potencien la sensación de intimidad.