El hibisco (Hibiscus rosa-sinensis) es una planta arbustiva resistente y fácil de cultivar. De hecho, es perfecta para jardineros principiantes porque, con solo darle los cuidados sencillos que requiere crecerá esplendorosa. Alcanza su punto álgido de belleza a mediados de la primavera, cuando florece y se llena de color, convirtiéndose en todo un espectáculo en el jardín. Por algo es la flor oficial de las islas Hawái. Te contamos cómo puedes cultivarla para disfrutar de su belleza.

Un abanico de colores
Originaria de Jamaica, Hawái y las zonas tropicales de China, el hibisco es una planta de exterior que puede cultivarse en el suelo del jardín, donde alcanza hasta 5 metros de altura. Si lo plantas en contenedor crecerá menos, pero podrá llegar a medir hasta 2 metros. Uno de los alicientes, sin duda el más importante, de cultivar esta planta tan especial es su magnífica y exuberante floración. No solo es larga y abundante, sino que hace gala de un amplio abanico de colores diferentes. Hay hibiscos de flores rojas, anaranjadas, amarillas, de todos los tonos y matices de rosa, moradas, blancas… Un largo repertorio cromático para elegir.

Ama la luz y las temperaturas cálidas
Como buena planta tropical, el hibisco es una especie que necesita calor, luz y humedad. Teniendo en cuenta sus orígenes, se entiende perfectamente que a esta planta le gusten los entornos luminosos (aunque sin sol directo) y cálidos, con temperaturas que no descienden de los 13 °C ni suban más allá de los 22 °C.
Si vives en una zona de clima extremo con inviernos rigurosos, temperaturas muy bajas y fuertes heladas, entonces lo mejor que puedes hacer es cultivar el hibisco en maceta. Así, cuando llegue el frío podrás trasladarlo al interior de tu casa para evitar que sufra. Si, por el contrario, donde vives hace mucho calor en verano, debes proteger el hibisco del sol y de la altas temperaturas: instala pantallas que le den sombra y haz acolchados o mulching alrededor del tallo para ayudar a que la tierra mantenga la humedad.

El riego, el cuidado más exigente del hibisco
Aunque cuidar un hibisco es una tarea relativamente sencilla, a la hora de regarlo debemos poner atención porque es, seguramente, el cuidado más difícil de darle a la planta. Se trata de una especie que requiere de un sustrato húmedo, pero nunca encharcado. Al hibisco no puede faltarle humedad, especialmente cuando comienza el periodo de floración, pero es muy importante no pasarse con el agua, porque si encharcas el sustrato la planta sufrirá. Sus raíces son muy sensibles al exceso de agua y se pudren con facilidad. Si cultivas el hibisco en maceta debes utilizar un sustrato arenoso, con una buena capacidad de drenaje.
Un consejo: al hibisco le gusta la humedad ambiental, por lo que es conveniente pulverizar sus hojas, sin empaparlas en exceso, especialmente los días que haga mucho calor.

¿Hay que abonar el hibisco?
A la hora de elegir el terreno perfecto para cultivar el hibisco, hemos de buscar un suelo fértil, rico en materia orgánica. Por este motivo es necesario abonar la planta de forma periódica. Debes hacerlo durante la primavera y el verano, que es la época del año en la que la planta florece y se desarrolla más. Utiliza un abono universal de liberación lenta, en formato granulado, que irá fertilizando a la planta de forma progresiva. Repite el tratamiento a las dos semanas, aunque lo mejor es seguir las instrucciones del fabricante.
Un consejo: a tus hibiscos les vendrá de maravilla un aporte de materia orgánica una vez al año. Puedes añadir al sustrato compost o humus de lombriz.

Podar para estimular la floración
En el caso del hibisco, la poda no es un cuidado imprescindible. Sin embargo, merece la pena realizarlo para mantener la forma del arbusto y conseguir un porte estéticamente más elegante y bello, con un aspecto cuidado. Si no lo podas, la planta se desarrollará libremente ofreciendo una apariencia más desordenada y silvestre.
La mejor época para podar el hibisco es a principios de la primavera, cuando las temperaturas hayan comenzado a ascender y ya no se produzcan heladas. Recorta las ramas para eliminar las partes dañadas y secas, sin olvidarte de la parte interior del arbusto, donde también debes cortar las más viejas. Así la planta estará más aireada, lo que beneficiará su desarrollo.

Claves para multiplicar el hibisco: reproducción por esquejes
Existen varios métodos para reproducir las plantas de hibisco. Uno de ellos es hacerlo mediante esquejes. Se trata de una técnica sencilla que suele dar resultado, y que resulta más rápido que otros procedimientos, como por ejemplo, reproducirlo por semillas. La mejor época para hacerlo es la primavera.
- Para cortar un buen esqueje de hibisco localiza en la planta un tallo que tenga un aspecto saludable y que mida unos 10 o 15 cm. Córtalo con unas tijeras de podar previamente desinfectadas. Ahora solo tienes que retirar las hojas, dejando solamente dos o tres al final del esqueje.
- Rellena una maceta pequeña con sustrato universal y añade fibra de coco para mejorar el drenaje. Introduce el esqueje a unos 5 cm de profundidad.
- Riega el recipiente de forma moderada para lograr que el sustrato quede húmedo, y colócalo en un espacio cálido si es un directo. Tendrás que regarlo ligeramente cada tres o cuatro días.

Multiplicar el hibisco mediante semillas
Otro procedimiento eficaz para conseguir nuevas ejemplares de hibisco es sembrar sus semillas. El proceso, aunque más lento, es igualmente sencillo.
- Una vez obtenidas las semillas, déjalas secar durante 10, 15 días.
- Escarificación de las semillas: consiste en hacer un pequeño corte en la parte más redondeada de la semilla, para mejorar su germinación.
- Humedece ligeramente las semillas y siémbralas en un semillero con sustrato a una profundidad de 1,5 cm aproximadamente.
- Coloca los semilleros en un lugar cálido y cúbrelos para mantener la humedad. Cuando hayan germinado las semillas retira la cubierta y pon los semilleros donde reciban más luminosidad.
- Una vez las plántulas tenga hojas, trasplántalas a su ubicación definitiva, ya sea en el suelo del jardín o en contenedor.

Cómo combatir las plagas
Por la belleza de sus flores, sus intensos colores y su frescura, el hibisco es una planta espectacular y muy atractiva… También para las plagas. Llama tanto su atención que son muchos los insectos dañinos que tratan de atacarlo. Las más frecuentes son el pulgón (que prefiere los brotes jóvenes y se instala en el envés de las hojas), la cochinilla (que absorbe la savia de los tallos), la araña roja (que suele aparecer cuando hace calor y el ambiente es seco), y la mosca blanca.
Para proteger tus hibiscos, lo mejor es estar vigilante y, en cuanto se detecte la presencia de cualquier insecto intruso y dañino, atajar lo antes posible la acción de estas plagas con un buen insecticida específico y potente.

¿Qué le pasa a mis hibiscos?
A pesar de ser una planta resistente, el hibisco puede sufrir algunos problemas que te indican que no está del todo sana. Descubre cuáles son los más frecuentes y cómo debes actuar para combatirlos y solucionarlos.
- Las hojas están amarilleando. Esto suele suceder por un exceso de riego o por todo lo contrario, que la planta esté pasando. Ya hemos comentado que el riego del hibisco es uno de los cuidados más complicados que debes observar al cultivar esta planta. Evita excederte con la cantidad de agua y con la frecuencia de riego.
Si lo has hecho y las hojas del hibisco están amarillas, tendrás que esperar a que se seque completamente el sustrato antes de volver a regar la planta. En ocasiones las hojas pueden ponerse amarillas porque a la planta le faltan nutrientes. En ese caso conviene fertilizar el hibisco con un abono rico nitrógeno, magnesio y hierro. - Las flores se cae sin apenas abrirse. La razón para que esto suceda es que la planta está en un entorno demasiado frío, o también cuando el clima es muy seco. Si es esto último lo que sucede, puedes pulverizar las hojas y ramas con cierta frecuencia para paliar la sequedad. Si lo que ocurre es que tu planta está pasando frío, solo tienes que cambiarla de ubicación a otra habitación dentro de casa. Recuerda que el hibisco no tolera temperaturas por debajo de 14 °C.

Las propiedades medicinales del hibisco
Ahora que ya sabes cómo tienes que cuidar el hibisco para que crezca saludable, es interesante que conozcas las propiedades medicinales que se atribuyen a esta planta. Además de bella y especial, el hibisco posee grandes beneficios para la salud. De hecho, se utiliza desde la antigüedad por su valor medicinal.
- Es antioxidante, gracias a su contenido en óxido ascórbico y ácido nítrico.
- Posee vitamina C, tiamina y riboflavina, sustancias capaces de reforzar el sistema inmunitario y contribuir a reducir el colesterol.
- Ayuda a regular la presión arterial alta.
- La flor del hibisco es diurética, por lo cual ayuda a perder peso.
- Facilita la digestión y elimina la acidez estomacal. Es buena para combatir la gastroenteritis y también para eliminar el estreñimiento.
Aunque pueda tener beneficios para la salud, no se recomienda tomar hibisco sin consultar con un médico o especialista, ya que puede tener contraindicaciones. De hecho, nunca debes tomarla si estás embarazada o en periodo de lactancia.
Tampoco deben tomarla las personas con tensión baja, porque el hibisco hace que baje aún más. No es recomendable para las personas diabéticas, puesto que reduce los niveles de azúcar en sangre. Si estás tomando cualquier otro medicamento de forma continuada, no tomes hibisco hasta consultar con tu médico y asegurarte de que es compatible con ellos.