En los meses más calurosos del año, las terrazas se transforman en un refugio al aire libre donde apetece desayunar, leer, cenar o simplemente dejar que las horas pasen entre macetas. Pero no todas las terrazas florecen igual. ¿Qué hace falta para que en verano ese rincón al aire libre se llene de color, aroma y vida… sin morir en el intento?
Charlamos con Marta Rosique, ambientóloga y creadora del proyecto Plantea en Verde (www.planteaenverde.es), sobre cómo diseñar y cuidar una terraza con flores en verano. Desde la elección de especies hasta los errores más comunes, pasando por el papel de la luz, los aromas y la estética, la experta comparte claves prácticas para que cualquier espacio exterior (grande o pequeño) se convierta en un auténtico oasis vegetal.

Flores veraniegas: frescura y belleza todo en uno
Marta relata que existen muchísimas ventajas de lucir una terraza rebosante de flores en verano; la de la propuesta cuenta con distintas variedades de geranios. Más allá de lo evidente (que las flores dan un toque precioso a cualquier sitio), tener una terraza florida en verano atrae polinizadores como abejas y mariposas (que, en entornos urbanos, cada vez tienen menos refugios), y genera un microclima más fresco. Las plantas transpiran y, al hacerlo, mitigan el calor, lo cual se agradece en ciudades con veranos cada vez más extremos.
Además, “cuidar un espacio así tiene efectos muy positivos sobre nuestro bienestar mental, porque nos conecta con los ritmos de la naturaleza, lo que contribuye a vivir con más calma”, revela.

¿Por dónde empezar?
Si quieres transformar tu terraza introduciendo plantas con floración veraniega, la ambientóloga y experta en plantas recomienza comenzar observando bien tu terraza. ¿Cuántas horas de sol directo recibe al día? ¿Desde qué orientación? A partir de ahí puedes escoger plantas adaptadas.
“También recomiendo empezar poco a poco, eligiendo entre 3 y 5 especies que te gusten y que sean compatibles entre sí en cuanto a necesidades. Y algo fundamental: tener un buen plan de riego. Una vez tienes esto claro, es más fácil ir ampliando. En mi membresía, el Club Botánico, justo hemos lanzado un curso completo sobre plantas de flor, que guía paso a paso desde la elección hasta el diseño del espacio”, cuenta Marta.

Hay muchas guerreras del calor
Algunas de las flores resistentes favoritas de la experta son las portulacas (Portulaca grandiflora), las zinias (Zinnia elegans; en la imagen superior), las pentas o estrellas egipcias (Pentas lanceolata), los plumbagos o jazmines azules (Plumbago auriculata) y las gazanias (Gazania x hybrida).
Todas ellas son especies que aguantan altas temperaturas, algunas incluso agradecen un poquito de sequía, y florecen de forma generosa si tienen sol. “También incluiría al tagete o clavel de moro (Tagete patula), que además ayuda a repeler plagas”, añade.

Plantas todoterreno: flores de verano que adoran el sol y tu terraza sur
En una orientación sur, donde el sol aprieta, se pueden permitir especies que realmente lo disfrutan. Los iris, geranios (Pelargonium), lavandas (Lavandula spp.), estatices (Limonium sinuatum) o cosmos (también conocidos como mirasoles; Cosmos bipinnatus) van genial. También puedes probar con salvias (Salvia officinalis, Salvia splendens, Salvia apiana, etc.; en la imagen) y gaillardias, que son muy resistentes.
“Eso sí, hay que prestar atención al riego y al tamaño del recipiente: cuanto más grande, mejor aguantará el calor”, puntualiza Marta.

Color sin sol: especies que florecen en rincones sombríos
Si tienes pocas horas de sol directo en tu terraza, lo mejor es optar por plantas que florezcan en semisombra. La fundadora de la tienda online Plantea en verde explica que algunas opciones interesantes son las las dipladenias o mandevillas, las begonias (Begonia semperflorens) y las fucsias (Fuchsia spp.; en la imagen).
Además, “con este tipo de exposición solar también funcionan bien muchas aromáticas, como el cebollino (Allium schoenoprasum) o la menta (Mentha), que no son estrictamente ornamentales, pero sí aportan verdor y floración si se dejan subir”, sugiere Marta.

Cero estrés, mucho color: plantas que se cuidan solas
Para jardineros que no tienen mucho tiempo para cuidar las plantas, lo ideal es ir a lo sencillo. Así que en estos casos Marta propone apostar por portulacas, telefíos (Sedum telephium; en la imagen) y todo tipo de suculentas con flor.
“El truco está en elegir especies resistentes y (si puedes) colocar un sistema de riego automático con programador, especialmente sí eres de los de hacer vacaciones largas, puedes irte sin miedo a perderlo todo. También recomiendo acolchar bien la tierra y usar recipientes grandes para que aguanten mejor la humedad”, revela la experta.

Transforma tu terraza también en un refugio perfumado
¿Por qué los exteriores fragantes es un acierto? Porque no solo se trata de llenar el espacio de color, sino también de crear una experiencia sensorial completa. Las flores aromáticas aportan una capa invisible de bienestar, evocan recuerdos, invitan a quedarse y convierten una terraza en un verdadero refugio personal.
Este es el top 3 de Marta para lograrlo (y disfrutarlo en verano):
- Plumeria (Plumeria rubra): tropical, elegante, con un perfume dulce y envolvente. Perfecta si no hay riesgo de heladas.
- Jazmín rosa (Jasminum polyanthum; en la imagen): trepadora de floración abundante y aroma intensamente floral.
- Azahar (Citrus aurantium): si tienes espacio para un pequeño árbol cítrico, sus flores son pura delicia sensorial.

Terrazas que inspiran: cómo usar el color para transformar tu espacio
Los colores de las flores tienen un impacto directo en cómo se percibe una terraza: no solo influyen en la estética, sino también en el estado de ánimo que el espacio transmite. Los tonos fríos, como azules, violetas o blancos, aportan sensación de frescor, serenidad y amplitud, ideales para crear rincones relajantes. En cambio, los colores cálidos, como rojos, naranjas o amarillos, inyectan energía, alegría y vitalidad, haciendo que cualquier rincón parezca más luminoso y vibrante.
Una buena estrategia es elegir una paleta de dos o tres colores y repetirla a lo largo del espacio para dar coherencia visual al conjunto, propone Marta. Esta repetición crea armonía y hace que la terraza se vea más cuidada, incluso aunque las plantas sean de especies distintas. Para quienes prefieren una estética más viva y expresiva, combinar colores complementarios o generar contrastes marcados también puede ser una excelente forma de dinamizar el espacio. La clave está en usar el color como un recurso emocional y decorativo al mismo tiempo.

Consejos de experta para que tus flores sobrevivan (y brillen) en verano
Anota estos trucos que ofrece Marta para cuidar flores en verano sin derrochar agua:
- Acolcha siempre: Coloca una capa de corteza, paja, grava decorativa o incluso plantas tapizantes sobre el sustrato. Esta barrera natural reduce la evaporación, mantiene la humedad y estabiliza la temperatura del suelo.
- Riega a primera hora de la mañana: Evita las horas de más calor. Regar temprano permite que el agua se absorba bien y reduce el riesgo de hongos.
- Elige sustratos con buena retención: Usa tierras ricas en materia orgánica. Ayudan a conservar la humedad durante más tiempo y alimentan mejor a las plantas en floración.
- Ten en cuenta el tamaño de la maceta: Los recipientes pequeños se secan antes. Siempre que puedas, opta por macetas generosas, sobre todo para plantas de floración continua.
- (Si puedes) instala un sistema de riego por goteo: Es eficiente, económico y fácil de montar. Permite un riego constante y controlado, ideal para mantener flores saludables durante todo el verano.

Un refugio verde bien amueblado
Amueblar e iluminar una terraza con sensibilidad vegetal es una manera de convertirla en un verdadero refugio natural. Los materiales naturales como la madera, el ratán, el mimbre o los textiles de algodón y lino no solo aportan frescura, sino que crean una conexión armónica con el entorno vegetal. Estos elementos invitan a la calma y hacen que el espacio se sienta más orgánico y acogedor. En la propuesta la butaca ‘Acapulco IV’ se vende en Conforama.
La iluminación también juega un papel esencial. Las luces cálidas y de baja intensidad (como guirnaldas LED, farolillos solares o pequeñas lámparas portátiles) suavizan el ambiente y permiten disfrutar de las noches sin romper la atmósfera relajada. Una terraza bien iluminada no necesita grandes focos, sino pequeños acentos de luz que sugieran, acompañen y no molesten.
“Colocar plantas aromáticas cerca de la zona de estar añade un placer sensorial extra. Cenar junto a una maceta de jazmín, albahaca o lavanda convierte cualquier velada en una experiencia sencilla pero memorable”, revela Marta. Esos pequeños gestos son los que hacen de una terraza un lugar donde apetece quedarse.

Adaptarse o marchitar: jardinería con sentido común
Marta comparte esta experiencia personal: “hubo un tiempo en que me empeñé en cultivar gardenias (Gardenia jasminoides). Su belleza, su fragancia, su elegancia… todo me atraía. Pero mi terraza, cálida, soleada y con grandes contrastes de temperatura entre el día y la noche, no era el lugar adecuado. Las gardenias simplemente no lo soportaban: se marchitaban, se deshacían. Era frustrante ver cómo se perdían una y otra vez”.
Aquella experiencia le enseñó algo fundamental: en jardinería no basta con desear una planta, hay que entender el entorno. Dejarse de caprichos y aprender a trabajar con las condiciones reales del espacio. Observar, adaptar y, sobre todo, no frustrarse. Si una especie no encaja, no es un fracaso: es información. Porque el verdadero jardín no se impone, se construye desde el diálogo con el lugar.

Cómo evitar los fallos típicos al montar tu terraza en flor
Uno de los errores más frecuentes al crear una terraza floral en verano es dejarse llevar por el entusiasmo y mezclar muchas especies distintas sin tener en cuenta sus necesidades. En macetas o jardineras compartidas, esto puede ser problemático: algunas plantas requieren mucha agua y otras poca, unas necesitan pleno sol y otras, sombra parcial. El resultado suele ser desigual: mientras unas prosperan, otras se estresan o compiten por recursos como el espacio, el agua o la luz. A veces incluso llegan a inhibirse entre ellas, por ejemplo, no es recomendable plantar aromáticas como la menta junto a lavanda o romero, ya que tienen exigencias muy diferentes y tienden a invadirse.
Las macetas pequeñas limitan el crecimiento, requieren más riego y estresan a las plantas; elige bien el contenedor.
Otro fallo común es quedarse cortos con el tamaño de las macetas. Una jardinera demasiado pequeña obliga a regar con más frecuencia, limita el desarrollo radicular y estresa a las plantas en los días más cálidos del verano. Elegir bien el contenedor es casi tan importante como la planta que va dentro.
También se suele subestimar la importancia del sol. Muchas personas creen que su terraza tiene luz ’suficiente’, pero para que una planta florezca necesita una cierta cantidad de horas de sol directo al día. Si no las recibe, no solo florecerá menos, sino que será más vulnerable a enfermedades y al exceso de humedad.
“En el curso del Club Botánico trabajamos precisamente en eso: en ayudar a planificar bien desde el principio. Enseñamos a observar la orientación y el microclima de cada terraza, a elegir combinaciones compatibles, a diseñar con sentido estético y práctico, y a entender los cuidados como una parte placentera del proceso, no como una carga”, explica la experta botánica.
En definitiva, crear una terraza en flor no es solo plantar: es comprender el espacio, respetar sus límites y dejar que la naturaleza haga su parte.