Lorena Bernal está en un excelente momento profesional. La actriz y modelo acaba de publicar su primer libro It Starts with You: How to Find Lasting Peace and Happiness (Empieza por ti: cómo encontrar paz y felicidad duraderas), que ha sido todo un éxito, y, además sorprende con una nueva faceta laboral y se reinventa como "coach" espiritual. Nació en Argentina y gran parte de su vida vivió en España, aunque desde hace más de una década tiene su residencia fijada en Londres, donde desarrolla sus proyectos.
Es en la capital del Támesis donde, junto a su marido Mikel Arteta —entrenador del Arsenal— ha formado una preciosa familia, su proyecto más importante. El matrimonio, que este año celebra su decimoquinto aniversario de boda, tiene tres hijos —Gabriel (16), Daniel (13) y Oliver (10)— igual de aficionados al fútbol que su padre. De hecho, una parte de su jardín está ocupada por dos porterías donde se pasan las horas muertas divirtiéndose.
Para Lorena su familia es lo más importante de su vida, y así lo ha llevado a la decoración de su casa. Paredes repletas de entrañables instantáneas que cuenta la historia de cada miembro de la familia, imágenes familiares que enmarcan grandes recuerdos... Los pasillos de la casa de la modelo y el entrenador, que te envuelven en un aura de tranquilidad, emanan calidez en todos los rincones.
Sus hijos, la inspiración de la decoración
Es justo la sensación que buscaba la que fuera protagonista de Luna Negra. Con una decoración sencilla, protagonizada por acogedores muebles de madera y colores tierra y blancos, Lorena ha priorizado el bienestar de sus hijos antes que tener una casa que marque tendencia con las piezas decorativas.
"Intento que sea lo más segura posible para ellos, porque no puedo tener jarrones caros ni muebles delicados; se mueven todo el tiempo, juegan al fútbol, saltan...", le confesaba a Hello! en una entrevista reciente con una sonrisa.
"No me apego a nada material aquí. Me encantaría tener una casa preciosa decorada con objetos bonitos, pero tendré que esperar a que sean mayores y tengan las suyas", comentaba entre risas, demostrando que lo más importante es que sus hijos crezcan en un sitio donde puedan desarrollar todas sus ideas sin tener que andar con pies de plomo por las estancias de su lugar seguro, su casa.
Su hogar en la capital inglesa, de fachada de ladrillo visto y una imponente puerta en un color arena protegida por dos espectaculares columnas, es su refugio personal del bullicio de la gran ciudad, donde actualmente busca seguir expandiendo su carrera como actriz. Allí cuentan con un increíble jardín donde sus hijos se divierten —ya sean solo ellos o con Bue, su bulldog francés— y escuchar sus risas y confidencias se ha convertido la mayor dosis de felicidad de Lorena y Mikel.