Una vivienda unifamiliar, situada entre medianeras, con 120 metros cuadrados y dos plantas es el punto de partida de este proyecto antes y después de LaiaUbia Studio. La transformación es completa. Pasa de ser una casa anticuada, oscura y excesivamente compartimentada a una vivienda de espacios renovados, con encanto y sensación de apertura y amplitud. La comunicación con el patio es fundamental y la recuperación de materiales originales el sello de identidad.
El salón antes y después de la reforma integral
"Lo mejor de este proyecto para el estudio, fue poder mantener y combinar la esencia de la casa con acabados de más de 100 años de antigüedad -como las paredes de ladrillo manual o las vigas de madera con las vueltas cerámicas- con otros actuales como el hormigón fratasado o el parquet de madera. Y todo con las comodidades de una casa del siglo XXI con suelo radiante, aerotermia y aire acondicionado", explica la interiorista Laia Ubia encargada del cambio antes y después. El salón, el techo acapara miradas con vigas de madera recuperadas. El resto es un conjunto sencillo donde predomina el color blanco. "Los ambientes son cálidos, con mucha luz y todos los espacios están pensados para aprovechar todos los rincones de la casa", matiza.
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