Ubicado en una privilegiada zona de la ciudad de Valencia, este piso contaba con una serie de buenas premisas que facilitaran conseguir los retos planteados por su propietario al estudio de decoración Masquespacio. Porque se trata de una vivienda amplia, de 125 metros cuadrados con unas magnificas vistas sobre la Ciudad de las Artes y las Ciencias y una gran luminosidad.
Los retos del propietario los explican desde el estudio: “Nuestro cliente es un joven soltero muy sofisticado que nos encargó la reforma y decoración total del piso. Las necesidades estaban muy claras: quería espacios amplios, mucha luz y una decoración moderna, pero con cuidado para que no fuera demasiado fría. Quería una casa cómoda para poder disfrutar de cada uno de sus rincones”.
El presupuesto ajustado no permitía hacer grandes cambios en la estructura de la construcción, de modo que los interioristas decidieron no alterar apenas la distribución original. Por el contrario, se trató de aprovechar los espacios tal cual estaban. De modo que sólo se derribaron los tabiques que separaban una de las habitaciones del salón. La intención era conseguir que el salón fuera algo más espacioso y, sobre todo crear una gran sensación de amplitud.
Se consiguió, también gracias a los grandes ventanales que rodean la estancia y que le otorgan tanta luz. Y comentan los decoradores: “Empleamos nuestra filosofía: el cliente es el que elije la decoración de su hogar. Nosotros le asesoramos al máximo y después nos encargamos de darle forma”. En este caso, el propietario de la vivienda quiso que el eje central del salón —zona principal de la casa— fuera la lámpara de la firma italiana Lucente. Se trata del espectacular modelo Arum, un diseño de Sandro Santantonio en color rojo. Además de iluminar y conseguir que la deco gire en torno a sí, marca toda la paleta de colores que se emplea en el espacio: verde, rojo y gris iluminados por un impoluto blanco.
El salón cuenta con tres áreas bien marcadas y diferencidas: la zona de estar dónde se pensó en la comodidad del cliente: “Por ello se colocó un cómodo sofá chaise longue de piel blanca acompañado de una butaca roja que resalta a la perfección con la alfombra verde colocada para destacar y delimitar el área. En el comedor se colocó una mesa de cristal y acero para arrastrar el color gris y contrastar con el blanco. En la zona chillout quisimos crear un fuerte contraste colocando la alfombra roja y un diván en color gris. Lo convertimos, de este modo en un acogedor rincón de lectura”. Del salón se sale a la terraza, para la que se ha buscado una decoración totalmente diferente a la del salón. El objetivo era que cada ambiente tuviera su propio estilo.
Saliendo del salón y antes de acceder al resto de la casa nos topamos con uno de los hándicaps de la vivienda: un largo pasillo al que se accede desde la entrada y que hace de distribuidor al resto de las estancias. Pues bien, fue uno de los mayores retos de la vivienda: “Lograr que el pasillo fuera agradable. Se consiguió de una manera muy original: colocando una serie de fotografías a lo largo del pasillo a modo de exposición”. La idea es que sea cambiada con frecuencia.
Para la cocina se escogieron tonos algo más neutros: negro, blanco y gris. El objetivo era que fuera lo más atemporal posible. Todos los electrodomésticos se encuentran empotrados en armarios que buscaban la discreción. Era un modo de darle mayor protagonismo a la pieza principal: el living.
Esa discreción se volvió a dejar de lado al tratar el dormitorio principal. Se instalaron unos peculiares bambús detrás del cabecero, que van retroiluminados por leds. En el baño se aprovechó el espacio al máximo y se revistió con pizarra para contrastar con los negros lacados del mobiliario empleado.
