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Pegar un buen mordisco a un tomate -con la piel limpia-, maduro y lleno de jugo es uno de los grandes placeres del verano. Es el ingrediente fundamental de platos emblemáticos veraniegos y pocos sabores hay tan inconfundibles dentro de la gastronomía, ya sea en crudo o cocinado. El tomate, considerado como una verdura por sus usos culinarios, botánicamente es una fruta, pues su origen está en la flor de una planta y contiene semillas. Contiene vitaminas, minerales y el 95% de su contenido es agua. Y lo que te proponemos hoy es extraerla, porque no es un agua cualquiera, ya que está llena de sabor a tomate y es ideal para usar en numerosas elaboraciones.
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¿Qué es el agua de tomate?
El agua de tomate, también llamada agua de vegetación, es un líquido casi transparente y lleno de sabor que se obtiene al filtrar el jugo de estos frutos sin la pulpa ni la piel. No hay que confundir con el zumo, de color rojo, que procede del licuar el tomate, meclar con agua y colar el resultado.
¿Para qué se usa el agua de tomate?
El agua de tomate se puede beber fresquita sin hacerle nada más -o con un pelín de sal y alguna hierba aromática fresca como albahaca o menta-. Pero tiene un sinfín de usos culinarios como potenciar el sabor de sopas, caldos, salsas, vinagretas, gelatinas.... así como para crear bases para diferentes bebidas como smoothies o cócteles. Tiene la ventaja de que se puede congelar, y disponer de ella en cualquier momento.
© Gtresonline¿Cómo se obtiene el agua de tomate?
Hay varias maneras de hacerlo, y te las vamos a explicar:
- Lava 1 kilo de tomates, cortar en trozos y colócalos en un bol con 1 cucharada de sal. Mezcla bien, vuelca sobre un paño o estameña, introduce sobre un colador y a su vez, mete éste dentro de una cazuela. Llévalo a la nevera y espera 24 horas. El agua irá cayendo gota a gota en la cazuela.
- Otra forma es por presión y tienes que cortar tomates e introducirlos en papel de cocina, agregas sal, envuelves y comienzas a presionar suavemente para extraer solamente el jugo transparente. Tendrás que ir cambiando los papeles durante todo el proceso.
- Y una tercera manera, la más fácil, es cortar los tomates, licuarlos, y colarlos. Reserva la pulpa para cocinar y congela el jugo en un recipiente alto. Después de 48 horas, descongélalo a temperatura ambiente y verás como el agua se separa del jugo quedando en la parte de arriba.
El agua de tomate es mucho más que un subproducto: es una forma ligera, sabrosa y sorprendentemente versátil de incorporar el sabor puro del tomate a tus platos. Ya sea en sopas frías, cócteles o como base para vinagretas, este concentrado transparente se ha ganado un lugar en las cocinas más creativas. Y lo mejor: todo el sabor, con cero calorías.
