Damasco o albérchigo son otros nombres que recibe el albaricoque. Esta fruta de hueso es rica en fibra y agua y, además de cruda y en fresco, la usamos para hacer diferentes elaboraciones. Aquí la convertimos en un apetecible granizado.
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1.
Lava los albaricoques, abre por la mitad y quita el hueso.
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2.
Tritura los albaricoques con el zumo de piña y cuela.
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3.
Vuelve a triturar el resultado con cubitos de hielo.
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4.
Sirve y decora con unas hojitas de hierbabuena.
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