
Mariscos, pescados y carnes: ¿cuáles sí o cuáles no se pueden congelar?
Comprar estos alimentos unos días antes de las fechas señaladas de Navidad es una de las formas más habituales de ahorrar unos euros, pero… ¿cuáles pueden someterse a este proceso y cuáles no lo toleran bien?
Es un truco tan viejo como eficaz. Comprar unos días antes de Navidad y congelar, para evitar pagar más de la cuenta la víspera de las fechas más señaladas (Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo). En el artículo que publicábamos hace unos días sobre los tips para ahorrar en la cesta de la compra navideña, ya hacíamos referencia a esta pauta, sobre la que hoy vamos a detenernos un poco más.
Y es que, aunque el congelador es uno de nuestros grandes aliados en la cocina, no todos los alimentos pueden ser sometidos a este proceso. Además, los que sí son susceptibles, deben congelarse en unas condiciones concretas si no queremos ‘arruinarlos’. Repasamos, a continuación, algunos consejos prácticos en este sentido:
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Si queremos congelar nécoras y centollos deberemos cocerlos previamente
MARISCOS
Este tipo de productos son los que, año tras año, suelen sufrir un mayor encarecimiento en las fiestas. De hecho, su precio puede llegar a duplicarse, incluso triplicarse. La buena noticia es que muchos de ellos se pueden comprar frescos y congelar. Eso sí, encontramos también algunas excepciones…
- Centollo, buey de mar, nécora, bogavante. Se aconseja cocerlos antes de congelar y envolver en un paño que hayamos humedecido en agua de mar o en el agua que hemos empleado en su cocción, escurriéndolo para evitar el exceso de agua. Después recubrirlo con papel film o meterlo dentro de una bolsa de congelación. Aguantarán dentro del congelador durante 3-4 semanas.
- Langostinos, gambas, cigalas, carabineros. Se pueden congelar en crudo, sobre todo si los vamos a comer a la plancha. Aunque si vamos a darles otros usos, también se pueden congelar una vez cocidos. Aguantan 5-6 meses.
- Bivalvos (almejas, berberechos y navajas). No son los más aptos para congelar, pero sí se puede hacer. Eso sí, deberás congelarlos muy limpios y estando aún vivos. Puedes congelar al vacío o usar papel film o bolsas de congelación. Puedes tenerlos en el congelador durante unos 3 meses en buenas condiciones.
- Ostras y percebes. Estos son los mariscos que no te recomendamos someter nunca a congelación.
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Para congelar el pescado puedes meterlo en bolsas de congelación, envolverlo en papel film o envasarlo al vacío
PESCADOS
También suelen subir su precio en Navidad, sobre todo los más característicos de estas fechas (rapes, besugos, lubinas, rodaballos, merluzas…). Por ello, comprarlos con antelación puede traducirse en ahorrar un dinerillo. Y es que, congelándolo con garantías, el pescado estará perfectamente para cuando quieras cocinarlo.
Para su congelación: debes comprarlo fresco y pedir en la pescadería que nos lo limpien bien de escamas y vísceras. En casa, lo lavas, secas y congelas en función de cómo vayas a cocinarlo (puede ser entero o en trozos). Envásalo al vacío o mételo en bolsas de congelación. También puedes envolverlo en papel film bien apretado para que la superficie del pescado no se queme por efecto de la congelación.
Las carnes frescas pueden congelarse sin problema, mientras que las secas es preferible no someterlas a este proceso
CARNES
Solomillo de ternera, capón, pularda, cochinillo, cordero… son algunos de los manjares más demandados en Navidad por los más ‘carnívoros’. La ventaja aquí es que, cualquier carne fresca se puede congelar y es un producto que aguanta más tiempo las temperaturas mínimas.
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Para su congelación: lo ideal es quitarles el exceso de grasa, trocearla (a no ser que se traten de piezas como el cordero, el cochinillo, el pato, algunas aves… que podemos mantenerlas enteras si vamos a cocinarlas así), envolverlas, en pequeñas cantidades, con papel film, envasarlas al vacío o meterlas dentro de bolsas herméticas.
Recuerda que no solo las carnes frescas congelan bien, sino muchos guisos hechos con ellas (especialmente las carnes en salsa) también. Una forma de poder cocinar con antelación y así no tener que está ‘pringando’ en la cocina los días señalados.
Desaconsejado: recuerda que lo que no se recomienda congelar son las carnes secas: embutidos, fiambres, salazones… porque se secarían en exceso.
DESCONGELACIÓN
Tan importante como congelar bien, es llevar a cabo un proceso de descongelación adecuado. Aquí, la norma general es hacerlo siempre en la nevera, nunca a temperatura ambiente (ya que la superficie será lo primero que se descongele, creará una capa de agua y, dependiendo del ambiente que haya en la cocina, podría favorecer el crecimiento de unas bacterias que se multiplican fácilmente).
Mejor descongela en la parte baja de la nevera, justo encima de los cajones destinados a las frutas y verduras, para evitar que los líquidos se derramen sobre otros alimentos y lo más lejos posible de la puerta.
En el caso de los mariscos, si son crudos y llevan cáscara (como pueden ser unas gambas o cualquier crustáceo), puedes sumergirlos en agua fría durante unos minutos. Si vives cerca del mar, aprovecha y hazlo con agua salada. Si no, echa un pequeño puñado de sal gorda en el bol en el que introduzcas las piezas.
Una buena idea puede ser descongelar sobre una rejilla para que el alimento no esté en contacto con el líquido de congelación.
Las gambas y langostinos pueden congelarse tanto crudos como ya cocidos
Y, ADEMÁS, RECUERDA…
- Una vez llegues a casa con los alimentos, no tardes en congelarlos.
- Una vez descongelados, los productos no pueden volver a congelarse.
- Cuando congeles, recuerda etiquetar los alimentos y poner la fecha de congelación.
- Una vez descongelados, no tardes más de 24 horas en consumir los alimentos.
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