¿Quieres evitar el 'jet lag'? Así puede ayudarte tu alimentación

Si este verano vas a hacer un vuelo largo, te contamos qué comer (y, sobre todo, qué no) para sobrellevar mejor las incómodas consecuencias producidas por el desfase horario

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Dolor de cabeza, malestar estomacal, insomnio, fatiga… son algunos de los síntomas más habituales que experimentamos tras un vuelo de muchas horas. Nuestro organismo no es capaz de adaptarse tan rápido a los nuevos usos horarios, y no duda en hacérnoslo saber… La mala noticia es que, por desgracia, no existe ninguna ‘pócima milagrosa’ que consiga prevenir o hacer desaparecer por completo el jet lag. La buena, sin embargo, es que, siguiendo algunas pautas muy sencillas, sí podemos conseguir que esos efectos negativos se minimicen lo más posible.

Y entre esos hábitos, los relacionados con nuestra alimentación cobran un peso fundamental. ¿Cuáles son las recomendaciones a seguir en este sentido? A continuación, te resumimos algunas de las más importantes. Si tienes previsto coger un vuelo de larga distancia este verano, échales un ojo porque quizá te ayuden a reducir ese incómodo desfase que se produce cuando tu reloj marca una hora que tu organismo no termina de reconocer…

ANTES DEL VIAJE

Antes de volar es importante hacer una comida ligera (ensaladas, aves magras a la plancha, verduras, frutas…). Nos esperan muchas horas sentados en un espacio no especialmente amplio, y lo que menos deseamos es despegar teniendo que lidiar con una digestión pesada.

Asimismo, trata de adaptar cuanto antes tus horarios de comida (y de sueño) a los del destino al que te diriges. Algunos expertos recomiendan ajustar el reloj al nuevo horario según comienza el vuelo.

DURANTE EL VIAJE

Muchas veces no es sencillo elegir menú cuando hacemos un vuelo largo, pero en la medida de lo posible trata siempre de evitar comidas grasas y abundantes. Esto también se refiere a los snacks por los que optamos, más allá de la comida que nos proporcionan en el avión: es preferible decir no a alimentos procesados, bollería, chucherías, patatas fritas y productos similares y priorizar el consumo de frutas y verduras.

Respecto a las bebidas, y esto es muy importante, el agua será tu mejor aliada: durante el vuelo se produce una deshidratación del organismo y la mejor forma de combatirla es bebiendo agua de manera periódica. Y no vale hacer ‘trampas’ ni con zumos, ni con bebidas gaseosas, ni con café, ni muchísimo menos con alcohol. Si en algún momento has pensado que una copita o dos pueden ayudarte a relajarte y conciliar el sueño en el avión, desecha esa idea porque, en realidad, lo único que conseguirás es deshidratarte más aún. Y si el jet lag no es agradable, es peor aún si además le sumamos una bonita resaca…

DESPUÉS DEL VIAJE

Hay que continuar con la rehidratación. Para conseguirlo serán de gran ayuda los alimentos ricos en agua (sandía, melón, pepino, espárragos, tomates, verduras de hoja verde…).

También es muy interesante optar por alimentos que nos aporten melatonina. Se trata de una hormona presente en nuestro organismo que, entre otras cosas, nos ayuda a regular el sueño (de hecho, las pastillas de melatonina se venden en las farmacias como remedio para combatir el jet lag, pero recuerda que si las tomas, tendrá que ser siempre bajo supervisión médica). ¿Y qué productos de la cesta de la compra contienen esta hormona? Pues entre ellos, destacan cereales como el arroz o la avena, frutas como las cerezas o los plátanos o frutos secos como las nueces, las almendras

LA TECNOLOGÍA, DE TU LADO

Hacer algo de ‘ejercicio’ en el avión (levantarse a caminar por los pasillos de cuando en cuando y estirar espalda, brazos y piernas); intentar no dormir -si no toca- cuando lleguemos a destino por mucho sueño que tengamos… Hay otras muchas recomendaciones que podemos seguir más allá de la alimentación para minimizar los efectos del jet lag. Incluso hoy día existen apps que te ayudan en este sentido, personalizando esos consejos en función de los detalles concretos de tu viaje: número de horas de vuelo, destino… Una de las más conocidas, por ejemplo, es Timeshifter. Basada en investigaciones de sueño y neurociencia circadiana, esta aplicación recaba una serie de datos del viajero (edad, género, usos de sueño, horario y dirección del vuelo que se va a realizar) para después ofrecerle recomendaciones que harán más llevadero su jet lag: consejos relativos al tiempo de exposición de luz, a los momentos del día en que es preferible evitar el café, etc. 

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