Pierre Casiraghi y su mujer, Beatrice Borromeo, disfrutan de su tercera paternidad en el Principado de Mónaco. La pareja recibió a mediados de octubre a una niña, Bianca Carolina Marta, un nombre con el que han rendido homenaje tanto a la abuela paterna de la recién nacida, la princesa Carolina, como a Marta Marzotto, abuela materna de Beatrice. Con la llegada de Bianca –que ha coincidido con el décimo aniversario de boda de la pareja– Pierre y Beatrice se han convertido en familia numerosa, puesto que el matrimonio ya tenía dos hijos mayores: Stefano, nacido en 2017, y Francesco, en 2018.
© Corbis via Getty ImagesPero, si os preguntáis qué tiene que ver el nuevo miembro de la familia real monegasca con Barcelona, lo cierto es que mucho. Porque en abril de este año Pierre y Beatrice hicieron su primera aparición, tras hacerse público que iban a ampliar la familia, precisamente en la Ciudad Condal.
En su escapada, la pareja combinó placer y negocios, ya que aprovecharon el viaje para reunirse con Dimitri Rassam, exmarido de Carlota Casiraghi, con quien están desarrollando una franquicia cinematográfica sobre los orígenes de la casa Grimaldi, basada en una idea inicial de Andrea Casiraghi, el primogénito de la princesa de Hannover.
Aunque la estancia fue breve, decidieron mimarse a lo grande y se alojaron en el Mandarin Oriental, uno de los hoteles cinco estrellas más lujosos de la ciudad, situado en el passeig de Gràcia. El hotel cuenta con un spa con los tratamientos más novedosos, amén de una amplia oferta gastronómica.
Hotel de cinco estrellas y ruta gourmet por el Eixample
Aprovechando que se encontraban en pleno corazón del Eixample, Beatrice y Pierre decidieron recorrer sus calles a pie, disfrutando de la magnífica arquitectura del barrio, que alberga algunas de las obras más destacadas de Gaudí, como La Pedrera y la Casa Batlló.
© stock.adobe.comDurante su encuentro con su excuñado, decidieron explorar la vida nocturna de la zona, con su variada cultura de bares y cafés. Empezaron la noche en el Dry Martini (Aribau, 162), un cóctel bar, de estilo inglés, con madera, cuero y latón. Tras un sofisticado aperitivo, estuvieron también en el Gresca Bar (Provença, 230) –hermano menor del restaurante Gresca– un establecimiento de tapas con una extensa carta de vinos, muchos de ellos ecológicos, en un ambiente sencillo y familiar.
Por último, para cenar optaron por uno de los lugares que presume de servir carnes ecológicas de proximidad y de primera calidad: El Filete Ruso (Enric Granados, 95). Además de hamburguesas premium, bocadillos y libritos, en su carta ofrecen una parrillada de verduras eco del Prat, de temporada, con salsa romesco que, seguro, hizo las delicias de Beatrice.
Así, aquella visita a Barcelona quedó como un paréntesis especial antes de una nueva etapa familiar. Una escapada breve, pero cuidada, en la que Beatrice Borromeo y Pierre Casiraghi combinaron trabajo, paseos urbanos y buena mesa, disfrutando de la ciudad con la misma discreción y sofisticación que define su estilo de vida.
