No es la primera vez que Marqués de Murrieta, bodega riojana centenaria y pionera, colabora con proyectos solidarios y más concretamente con la Fundación CRIS, creada para investigar contra el cáncer. Y lo hace con una nueva iniciativa que aúna el arte con el vino.
En esta ocasión, la bodega, con sede en el Castillo de Ygay, en Logroño, celebra una exclusiva subasta de una selección de obras realizadas sobre sus cajas de vino. Se trata de una colección inspirada en el mundo del tenis creada por el artista Diego Morcillo cuya subasta se realizará de forma virtual y se podrá pujar por cada una de estas obras hasta el próximo viernes 9 de mayo a través de la web de la bodega (info-marquesdemurrieta.com).
Inspiración en el tenis
Realizadas por el extremeño Diego Morcillo, cuya pintura gira en torno al universo del deporte, las obras han sido realizadas durante el transcurso del Mutua Madrid Open de Tenis de Madrid, torneo en el que Marqués de Murrieta lleva siendo elegida bodega oficial desde hace más de una década. Y los beneficios íntegros recaudados en la subasta irán destinados a proyectos de investigación contra el cáncer, gracias a la colaboración de la bodega con la Fundación CRIS.
Y es que son conocidos los múltiples proyectos solidarios que Marqués de Murrieta -que elabora tintos, blancos y rosados- está llevando a cabo en los últimos años, y en esta ocasión el objetivo es conseguir dar otra oportunidad a los enfermos que luchan diariamente contra el cáncer a través de los diferentes programas de investigación que lleva a cabo con éxito la Fundación CRIS.
El vino de esta colección es de una añada histórica
Todas las cajas de la colección sobre las que se realizan las obras, contienen 3 botellas del vino Marqués de Murrieta 2020, una añada con un gran significado para la bodega. “Una de las más emotivas de los últimos años; una añada de supervivencia marcada por el COVID, que muestra el compromiso de Marqués de Murrieta con la calidad” destaca María Vargas, directora técnica de la bodega.
Elaborado con tempranillo, mazuelo, graciano y garnacha, cada variedad aporta una personalidad propia a este vino tinto fino y elegante cuya crianza se realiza durante 21 meses en barricas de roble americano y que combina tradición y modernidad.