La princesa Leonor continúa con su formación militar y este año se incorpora a la promoción de la Academia General del Aire y del Espacio (AGA) con el rango de alférez alumna. Todas las miradas están puestas en la heredera y desde hace unas semanas, en San Javier y sus pedanías costeras (Santiago de la Ribera y parte de La Manga) la llegada de la princesa está levantando mucha expectación. Aprovechamos la ocasión para proponerte una ruta gastronómica que homenajea los productos del Mar Menor, la huerta murciana, descubrimos los bares donde el tapeo es toda una liturgia y los restaurantes donde, seguramente, la nueva alumna salga a probar el famoso arroz al caldero, las salazones y la típica marinera.
CALDERO MURCIANO, LA RECETA DE LOS PESCADORES
Arroz, ñora y distintos tipos de pescado del Mar Menor como la morralla, mújol (lisa), gallina y dorada. Estos son los ingredientes del caldero, un plato que los pescadores hacían colgando el tradicional caldero de hierro fundido en un trípode sobre el fuego. El arroz es el bomba de Calasparra, también murciano, que absorbe muy bien el caldo y con el se consigue un arroz de sabor potente que queda suelto, no caldoso. Se sirve por separado el arroz y el pescado con su alioli. Suele ser el plato estrella de muchos restaurantes de la zona y más allá.
Tienen fama merecida el caldero de Venezuela, frente al Club Náutico de Lo Pagán y con más de 60 años de historia, Restaurante Ramón en Los Alcázares o El Rubio 360, también en La Manga, todos con tradición calderera. En Santiago de la Ribera, Los Calderos de Julia y Miramar La Ribera, frente al mar, Calderos El Culebra, en San Javier, y a un paso de la playa de Cabo de Palos, el caldero de El Mosqui es otro de los imprescindibles donde, además, se pueden probar muchos otros arroces marineros.
LAS SALAZONES, HERENCIA ROMANA
En la Región de Murcia no hay barra de bar ni casa en la que falte algún tipo de salazón, un fijo a la hora del aperitivo que se sirve en lonchas muy finas y almendras fritas. La tradición de las salazones murcianas hunde sus raíces en la cultura romana y fenicia. El gran protagonista es el atún, con el que se elabora la mojama, pero se pueden hacer salazones de muchos pescados: bonito, mújol, maruca, sardinas, caballa, marrajo o pez espada. La hueva de mújol del Mar Menor es una delicatessen conocida como 'el caviar del Mediterráneo' que además de tomarse en finas lonchas aliñadas con un hilo de AOVE puede usarse, rallada, para dar sabor a muchos platos, como la pasta.
En San Pedro del Pinatar, la existencia de las salinas ha favorecido durante siglos la conservación de pescado y hoy también la extracción de una sal marina de excelente calidad, que aporta mineralidad y sabor único a los platos. Fábricas como Salazones Garre cuenta con tienda abierta al público donde se pueden adquirir esta amplia gama de salazones, como la mojama de atún y las huevas, pero también otros productos muy originales como el garum o el Umi, la hueva de mújol envuelta en alga nori. En restaurantes como El Rubio 360, con vistas panorámicas del Mar Menor, Mar de Sal (en San Pedro), pegado a las salinas y sus montañas de sal, y en los bares de tapas y chiringuitos de Santiago de la Ribera.
MARINERA, MARINERO Y BICICLETA, LA TAPA
La marinera es la tapa más emblemática de Murcia: una rosquilla crujiente de base coronada con ensaladilla rusa y una anchoa en salazón. Su versión con boquerón en vinagre se llama 'marinero' y, sin pescado, se convierte en la 'bicicleta'. Son bocados sencillos pero irresistibles, presentes en cualquier barra murciana. Nacieron en la segunda mitad del siglo XX y se popularizaron en bares de toda la región. En el Mar Menor las encontrarás en tabernas de Los Alcázares, en chiringuitos de Santiago de la Ribera y en cualquier bar de La Manga, siempre acompañadas de una cerveza fresca. En el centro de Cabo de Palos, este verano se ha estrenado La Marinera, un restaurante y terraza con carta mediterránea pero, con ese nombre, han querido convertir esta tapa estrella en la gran protagonista y proponen variantes muy originales, como la marinera doble, la de gamba y cangrejo y muchas más.
PASTEL DE CIERVA EN HONOR AL AUTOGIRO
Seguro que has oído hablar, incluso has probado, el famoso pastel de carne murciano. Es una receta protegida desde el siglo XVII que se prepara con hojaldre crujiente relleno de carne, chorizo, huevo duro y especias. Ahora te hablamos de otro pastel salado que es originario de San Javier y no falto de polémica respecto a su autoría: el pastel de Cierva. Combina masa dulce con relleno de ave y huevo, y debe su nombre al ingeniero murciano Juan de la Cierva Codorniu, inventor del autogiro, precursor del helicóptero moderno, aunque quien descubrió el pastel y quedó encantando fue su padre, Juan de la Cierva Peñafiel. Al parecer, el ministro lo probó en un buque ruso fondeado en el Mar Menor, y tanto le gustó que el cocinero le dio la receta a José Antonio Lorca, dueño del obrador de La Peladilla. Ahí nació el mito y ahora el pastel de Cierva se encuentra en muchas pastelerías aunque los más famosos siguen siendo los de la Confitería La Cierva, en Santiago de la Ribera, y los de La Peladilla que mantiene la receta centenaria en su confitería del centro de Murcia.
ENSALADA MURCIANA, LA HUERTA EN EL PLATO
Este plato sencillo es la huerta murciana en estado puro. Se prepara con tomate en conserva artesanal (no tomate fresco), cebolla tierna, aceitunas negras y lomos de atún, aliñado con un buen aceite de oliva virgen extra. Suele decorarse con huevo cocido cortado en cuartos. Era el recurso de los huertanos durante el invierno, cuando no había tomates frescos, y sigue siendo un clásico en la mesa murciana. Su frescor y sabor intenso la hacen ideal en los días de verano a orillas del Mar Menor... y en cualquier momento es el mejor entrante.
ZARANGOLLO, SENCILLEZ Y TRADICIÓN
La huerta murciana está muy presente, también, en otro de sus platos más emblemáticos: el zarangollo. Es un revuelto humilde que utiliza dos ingredientes, calabacín y cebolla, rehogados lentamente y ligados con huevo hasta formar un plato jugoso. A veces se le añade patata, aunque los puristas defienden la versión más sencilla. De origen campesino, era comida habitual en épocas de abstinencia como la Cuaresma, y hoy es fácil encontrarlo como tapa y en los menús de bares y restaurantes. Ese nombre tan curioso, zarangollo, deriva de frangollo, que proviene del latín frangere que significa romper y se refiere a la forma en que se cortaban las hortalizas para su preparación.
PAPARAJOTE, EL DULCE DEL LIMONERO
Y no abandonamos la huerta porque este dulce, el paparajote, es el postre más identitario y original de Murcia: hojas de limonero rebozadas en una masa ligera de harina, huevo y leche, fritas y espolvoreadas con azúcar y canela. Su origen se asocia a los huertanos, que aprovechaban la abundancia de limoneros. Importante: ¡no se come la hoja!, solo se muerde la parte de masa impregnada del aroma cítrico. Es típico en las Fiestas de Primavera de Murcia, pero se puede disfrutar todo el año en la ribera del Mar Menor, en pastelerías y restaurantes familiares de San Javier, o en confiterías como Montesinos Escribano en Santiago de la Ribera, y en restaurante Atiphico.
NO PIDAS CAFÉ, PIDE UN ASIÁTICO
Originario de Cartagena, el café asiático se ha convertido en una seña de identidad de toda la Región de Murcia. Se sirve en un vaso especial y lleva café, leche condensada, coñac, Licor 43 (originario de Cartagena y elaborado con 43 ingredientes) y canela, a veces coronado con granos de café o ralladura de limón. Nació en el puerto cartagenero en los años 40, inspirado en la bebida de los marineros, y pronto se popularizó en bares y confiterías. En el Mar Menor, pone el broche a muchas comidas en cualquier restaurante y lo puedes pedir en cafeterías de San Javier y del paseo marítimo de Santiago de la Ribera. En el Mercado de Correos, que ocupa la antigua oficina de Correos de Murcia, se pueden probar todas las especialidades murcianas en uno de los puestos dedicado a la gastronomía tradicional de la Región, incluido este café tan goloso y original.