Miguel Molina y Katrin Olafsdottir se han reconciliado y están esperando su segundo hijo

Por hola.com

Así lo cuenta Katrin

Es Katrin la primera en hablar. La última vez lo había hecho a primeros de año, tras la muerte de su padre y después de bautizar en su país a su hijo, Antonio Floki, ceremonia a la que Miguel no pudo asistir. En aquella ocasión, la bella realizadora nos decía que en primavera pensaba venir a España para que el niño pudiera ver a su padre.

— Efectivamente, llegamos en primavera y estuvimos aquí un mes y pasamos prácticamente con Miguel todo el tiempo. Después tuve que regresar a mi país para arreglar asuntos relacionados con la casa de mi padre. Más tarde volvimos a España. Hay que tener en cuenta que yo, antes de conocer a Miguel, vivía en Barcelona, y que, tras la muerte de mi padre, quería instalarme aquí de nuevo.

— ¿Tú nunca le pusiste trabas para ver a vuestro hijo?
— No, jamás. Para nada. Al contrario, casi le llamaba yo más que él a nosotros. Le decía: "Miguel, habla con tu hijo" ("Y el niño no hablaba casi nada, pero, en fin...",comenta Miguel Molina). Miguel es el padre de Antonio Floki y siempre he considerado que, aunque no pudieran vivir juntos (ahora, afortunadamente, podrán), es necesario que mantengan una relación.

— ¿Y cómo se recompone vuestra rota relación?
— Fue en junio cuando volvimos a España. Y en julio nos fuimos con Miguel a Ibiza. Todo este tiempo nos íbamos dando cuenta, poco a poco, de que no nos habíamos dejado de querer. Y, poco a poco también, llegamos a la conclusión de que estábamos mejor juntos que separados.

Mirando hacia atrás... sin ira
— Por cierto, Katrin, ¿quién había roto?
— Bueno, la cosa se rompió.

— Lo dices con una expresión impersonal. Como si se hubiera roto sola. Y no es así: las cosas alguien las tira por la borda, alguien las rompe… Y, en su día, llegaste a decir: ‘Para mí, la separación fue una liberación’. ¿Liberación de una situación?, ¿liberación de… Miguel?
— Lo dije así, es cierto. Las cosas iban muy mal. Estar discutiendo todo el día (cosa que, por desgracia, pasa en muchas parejas) no favorece precisamente un clima de paz ni de felicidad en una familia, sino todo lo contrario.

— Y también dijiste: ‘Miguel sabe muy bien por qué le dejé: él habla mucho de familia, pero, en el fondo, quiere vivir como un soltero’, en referencia a que trasnochaba bastante.
Miguel está al lado de Katrin y otorga porque, además de callar, asiente con la cabeza. Katrin, a su vez, responde.
— También lo dije. Y en aquel momento era verdad. Pero ahora Miguel ha comenzado a demostrarme lo contrario. Es decir, que es un señor responsable y un verdadero padre de familia. Y yo, encantada, porque Miguel es el hombre del que me he enamorado, del que, en el fondo, nunca dejé de estar enamorada y el hombre al que, en consecuencia, quiero.

"Si él lo ha decidido..."
— Y ahora no sólo volvéis, sino que volveréis… a ser padres.
— Exactamente. Estoy embarazada de dos meses.

— ¿Es un niño buscado?
— No, no es un niño buscado. Es un niño que decidió venir él ,y si él lo ha decidido, pues bienvenido sea.

— Pero no volveréis porque estáis esperando un hijo, ¿o sí?
— Por supuesto que no. Hemos vuelto porque en los diez meses que hemos estados separados hemos aprendido muchísimo, nos han pasado a los dos muchas cosas y hubo cambios grandes en nuestras respectivas vidas. Y al reencontrarnos tras regresar yo a España, nos hemos dado cuenta de que nos necesitábamos y de que estamos felices juntos. Y, sobre todo, de que es otra actitud la que tenemos.

—Katrin, ¿te costó mucho, en su momento, tomar la decisión de separarte de Miguel?
— Sinceramente, fue muy doloroso. Pero era la única solución en aquellas circunstancias, ya que las cosas no funcionaban.

— ¿Y en qué han cambiado ahora?
— En que, por ejemplo, Miguel es más responsable. Pero no es sólo eso, ya que no se puede hablar de un único "culpable". Los dos hemos cambiado, en realidad. Y los dos estamos dispuestos a llevar una vida más normal, más de familia, más equilibrada. Por otra parte, y en mi caso, quiero decir que vuelvo porque le necesito.
— Katrin, ¿en vuestra separación no tuvo nada que ver Ana Obregón?
— Nada, en absoluto. Eso ya lo he aclarado en su momento: cuando Miguel empezó a salir con Ana hacía ya un tiempo que nosotros habíamos roto.

"Mi hija, Hekla..."
Katrin y Miguel están viviendo juntos desde hace algunas semanas en la casa del actor, con Antonio Floki, el hijo de ambos, y Hekla, la hija de la bella islandesa.
— Mi hija ha influido a su modo en nuestra reconciliación. Ella siempre ha querido muchísimo a Miguel y, en consecuencia, le echaba mucho de menos. Cuando vinimos este verano, al principio, estábamos buscando casa y decidiendo si íbamos a vivir en Barcelona (donde yo viví antes) o en Madrid. Y Hekla me dijo: "Mamá, ¿no podemos estar en nuestra antigua casa de Madrid (la de Miguel), y así yo podré ir a mi antiguo colegio?».Hablé con Miguel y me dijo: "Encantado, por supuesto". Y esto sucedió cuando aún no habíamos reiniciado nuestra relación.

— Katrin, volver tras una ruptura ha de presuponer obviamente pensárselo y repensárselo mucho más, ¿no?
— Se piensa más y, a la vez, se piensa menos, porque ya conoces más el terreno en el que pisas; conoces más a la persona, sabes cómo es y cómo son las cosas. En cierto modo estás más relajada. Además, en nuestro caso, hemos tenido casi un año para pensar, para evaluar y saber qué es lo que queremos, qué es lo que aceptamos y qué no. Por otra parte, llegas a la conclusión de que no amas a una persona porque sea perfecta, sino que la amas a pesar de que tenga este y el otro defectos. Todo el mundo tiene sus fallos. Pero al final llegas a la conclusión de que las cosas que a uno no le gustaban del otro tienen menos importancia que la necesidad que el uno teníamos del otro y que el amor que nos une.

— Eres la tercera mujer de Miguel.
— La tercera … y la cuarta —interviene Miguel Molina.
Katrin sonríe y comenta: —Efectivamente.

— ¿A la tercera o, si queréis, a la cuarta va la vencida?
— Pues, parece que sí, porque … ha vuelto a mí, hemos vuelto. Y creo que va a ser la definitiva. Yo no volvería a reiniciar una relación y a tener otro hijo con esa persona si no pensara que es para toda la vida. En eso confío plenamente. Y sé que va a ser así.