La decoloración daña gravemente el pelo, razón por la que hay que dedicarle muchísimos mimos. Una vez a la semana, puede nutrir su cabello con una mascarilla de aceite anterior al lavado, que debe dejarse actuar al menos durante media hora.
El acondicionador es un aliado imprescindible, tanto como la mascarilla reparadora. En casos de daño muy extremo, puede combinar el uso de ambos: la mascarilla para nutrir y el acondicionador para alisar la cutícula.
Evite el uso excesivo de secador o planchas calientes, que sólo castigan aún más el cabello.
Cuando se realizan los retoques de decoloración para disimular las raíces, es importante aplicarlos sólo en éstas, sin llevarlos siempre hasta las puntas.
Los champús para pelo canoso, que contienen pigmentos de color violeta, son perfectos para este cabello, ya que evitan que tome un antiestético color amarillento. Los hay de marcas como Redken, ArTec (que se mezclan a la medida en la peluquería); L’Oreal Professionel o Schwarzkopf.
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