Los expertos avisan cada año del impacto que las inclemencias climáticas tiene en la belleza: la piel y el cabello se enfrentan a diario al viento, a temperaturas extremas que varían de la calle a los interiores con calefacción y a la humedad de la lluvia, una serie de factores que los debilitan y deshidratan en exceso.
Otra de las consecuencias del frío y del cambio de armario es que las menos deportistas pierden la motivación de ir al gimnasio hasta el momento en el que regresa la primavera; además, las comidas más calóricas se convierten en un recurso para entrar en calor, sin contar que la Navidad supone para muchos la fecha en la se que concentran las mayores comilonas del año.
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