5 errores que cometes al lavarte el pelo y te alejan de una supermelena

¿Notas que tu pelo se parte y no crece tan rápido como quisieras? Los expertos nos dan algunas claves a tener en cuenta

Por Mariana Chacón

Aunque las medias melenas se han convertido en el objeto de deseo de muchas mujeres y esta primavera seguirán a la última, el pelo largo es un clásico que sigue convenciendo a un porcentaje muy alto de la población femenina. Algunos hábitos, como darse las mechas en invierno o incluir en la dieta alimentos conocidos por su capacidad para fortalecer el cabello, prometen alcanzar esos centímetros de más. Incluso surgen ingredientes exóticos como un polvo ayurvédico llamado shikakai con el que se potencia el crecimiento, sin embargo, el problema de esas mujeres a las que nunca les crece el pelo mucho más allá de los hombros puede ser más simple: no saben cómo lavárselo correctamente. Para evitar que el 'momento champú' se convierta en el enemigo número 1 de las que quieren el pelo largo, los expertos explican los principales errores que se cometen debajo de la ducha.

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1. Usar el mismo champú en las raíces que en las puntas

"El cuero cabelludo hay que lavarlo y mantenerlo limpio, es la base del cabello, sobre el que crecerá fuerte y bonito, y por eso hay que tratarlo como la parte más importante", explica Rocío Escalante, farmacéutica titular de Arbosana Farmacia. La solución consiste en encontrar la fórmula ideal y si se tienen las raíces grasas y la zona de las puntas seca, es normal que se necesiten dos tipos diferentes de champú: uno que regule el sebo y otro con poder nutritivo. 

2. Lavar poco el pelo graso, y viceversa

Ante el mito de que hay que lavarse pocas veces el pelo porque así se regula la producción de grasa, Escalante lo tiene claro: "No es cierto. La grasa asfixia el folículo y se ensucia más, así que es mejor lavar el cuero cabelludo graso que no lavarlo. Lávalo siempre que lo sientas sucio, si es necesario a diario, no pasa nada, si eliges el champú adecuado". Lo mismo ocurre al contrario, cuando se lava muy a menudo el cuero cabelludo seco se elimina la poca capa lipídica que lo cubre, además, cuando llega el momento de lavarlo es fundamental escoger un champú hidratante que no reseque aún más el cabello. 

3. Subestimar los masajes de cuero cabelludo

Un hábito tan sencillo como masajear la zona de las raíces cuando se aplica el champú, o hacerlo con un aceite antes del lavado, puede fortalecer (mucho) el cabello. Los expertos de Leonor Greyl aclaran: "Además de la sensación de bienestar instantánea que aporta, el masaje craneal relaja el cuero cabelludo y activa la microcirculación, lo que permite que la sangre transporte mejor los nutrientes necesarios para revitalizar del cabello". Para multiplicar los efectos del ritual, desde la marca parisina recomiendan su Régénérescence Naturelle (29 €), una fórmula que regenera y sanea la zona de las raíces. 

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4. Frotar demasiado el cabello

Aunque parezca que cuanto más se revuelve el pelo al aplicar el champú más limpio estará al aclararlo, la verdad es que es un gesto que debe evitarse a toda costa: "Esto hace que se encrespe más al abrirse la cutícula. Hay que masajear el cuero cabelludo con el champú específico y aprovechar la segunda jabonada para limpiar el cabello, dejando que caiga el champú, frotando suavemente con las manos. Al secar, tampoco lo frotes", avisa la especialista de Arbosana. Eso sí, es muy importante que el proceso dure al menos 3 minutos ,como aconseja Adolfo Remartínez, creador de Nuggela & Sulé: "Es el tiempo que hay que masajear el cuero cabelludo una vez se ha repartido el champú para que sus activos lleguen a penetrar en el bulbo piloso y cumplir su función lavante y cosmética”. 

5. Usar poco el cepillo

Una vez que el pelo esté limpio, no vale solo con desenredarlo después de la ducha y olvidarse de hacerlo de nuevo hasta el siguiente lavado, y no sirve la excusa de que coge una textura natural muy bonita. Desde Leonor Greyl recuerdan que hay que hacerlo a diario: "Cepillar el pelo ayuda a oxigenar el cuero cabelludo y a arrastrar las sustancias irritantes que se depositan sobre él. Hay que hacerlo un mínimo de dos veces al día, por la mañana y por la noche”.