El término aromaterapia fue acuñado en 1928 por Rene Maurice Gatefosse, que así daba nombre al uso de sustancias aromáticas extraídas de plantas, usadas para todo tipo de tratamientos. Este concepto se ha ido restringiendo y actualmente la aromaterapia se concibe como la utilización controlada de aceites esenciales para mantener, mejorar y potenciar el bienestar, la belleza y la salud.
La clave de estos tratamientos son precisamente estos aceites esenciales, extractos que concentran todas las propiedades de las plantas (tanto flores como hojas, hierbas, frutos, raíces, maderas, etc.) y cuyo nombre a veces resulta confuso, dado que realmente son más bien extractos, y no siempre tienen carácter oleoso. Estos encierran todos los activos vitales para los procesos biológicos de la planta, lo que les da todo su valor terapéutico.
Actualmente, y según la definición reguladora ISO (siglas que corresponden a los términos ingleses de Organización Internacional para la Estandarización) para su vocabulario de materiales naturales, "un aceite esencial es un producto conseguido a través de la destilación, mediante vapor de agua, o por expresión de la corteza de los cítricos, o bien por destilación en seco de materiales naturales. Y siempre, tras la destilación, el aceite esencial se separa de la fase acuosa". Esto quiere decir que los extractos sintetizados en laboratorio, aún siendo químicamente similares, no pueden ser considerados como aromaterapéuticos, dado que además, por logrados que estén, no tienen las mismas propiedades al haber multitud de componentes que, aún siendo minoritarios, no son idénticos a los naturales.
La aromaterapia tiene muchos secretos, por lo que no está de más ponerse en manos de un aromaterapeuta externo las primeras veces que se recurre a ella.
El secreto de la eficacia de la aromaterapia
Los aceites esenciales actúan por dos vías. De manera tópica, ya que sus moléculas son muy pequeñas y tienen una gran capacidad de penetración a través de la piel, lo que les permite actuar a modo de medicina y llegar al torrente sanguíneo. Por eso es tan importante que no se apliquen nunca directamente sobre la piel, sino siempre diluidos.
A través del olfato, un sentido que contacta directamente con el sistema límbico. Determinados estímulos olfativos provocan que el cerebro incremente la secreción de determinadas sustancias, lo que es la base de su eficacia. Por ejemplo, oler esencia de lavanda libera activos relajantes que tranquilizan al organismo.
El componente psicológico de la aromaterapia no es desdeñable, ya que al usarse a menudo a través de fórmulas tan agradables como el masaje o los baños, consiguen una mayor eficacia.
Secretos de conservación
Caros y preciosos, estos extractos de plantas necesitan ser guardados con cuidado para mantener sus propiedades durante largo tiempo.