Un balneario en casa

Masajes, horas y horas de sueño, largos baños, aire puro… ¿Cómo no soñar con un fin de semana así? Estas escapadas no siempre son posibles, así que proponemos una alternativa casera: transformar su hogar en un balneario. Con este programa de unas dos horas (¿quizás el plazo de un partido de fútbol?) se consigue una puesta a punto completa.

Por hola.com
  • Es importante crear una buena atmósfera. Olvide el mundo exterior. Si le espera algo urgente, posponga el plan para mejor ocasión. La iluminación debe inducir a la calma. Puede prender algunas velas relajantes, que crean un ambiente reconfortante.

  • Compruebe que tiene a mano cuanto necesita. ¡Sería un chasco descubrir que le falta su hidratante favorita cuando ya está en la bañera! Le aconsejamos tener una buena provisión de toallas limpias, sábanas recién puestas (siempre es un placer deslizarse en una cama recién hecha, ¿verdad?), agua mineral, infusiones, sus cremas y mascarillas habituales y un gorro de ducha.

  • Comience la casa por el tejado. Sí, como suena. Le proponemos empezar por abajo, es decir, por los pies, dándose un masaje para aliviar tensiones. Después, introdúzcalos durante quince minutos en un baño de agua caliente, al que puede añadir su gel de baño favorito, sal marina o productos relajantes. Después, podrá eliminar fácilmente las durezas con piedra pómez o una lima de pies. Séquelos, cúbralos de una crema muy untuosa (la Nivea de bote azul es ideal para estos casos) y envuélvalos en calcetines de algodón para que penetre bien. Si puede, duerma con ellos. Es un fabuloso tratamiento hidratante.

  • Repita el mismo proceso con las manos. Retire el esmalte, sumérjalas en agua, dé un masaje en las cutículas para empujarlas hacia atrás y aplique generosamente una crema de manos, cubriendo (lógicamente) las manos con guantes en vez de calcetines: ¡suavidad garantizada!

  • Lave el cabello con un champú suave, séquelo con toalla y aplique una mascarilla nutritiva. No aclare el producto: cúbrase con un gorro de ducha y deje actuar la mascarilla cuanto pueda, a ser posible hasta la mañana siguiente. Si tiene el pelo muy castigado, le vendrán bien fórmulas reconstituyentes. En caso de tener el cabello graso, aplíquela sólo en las puntas.

  • Llene la bañera y añada su gel de baño favorito. Déjese envolver por el agua, respire hondo y relájese. Aproveche el vapor para, ahora que los poros están más abiertos, aplicarse una mascarilla limpiadora. Aclare con abundante agua tibia, y, aprovechando todavía ese mismo vapor, regálese una mascarilla hidratante.
    Mientras actúan, aproveche para frotar brazos y piernas con un exfoliante corporal, siempre sobre la piel mojada y sin irritar la piel. Aclare a fondo y prepárase para un pequeño sacrificio: ¡ha llegado el momento de que corra el agua fría! El contraste entre el calor y ese chorro helado vigoriza y estimula. Lleve el chorro desde los tobillos hacia los muslos, siempre en dirección al corazón.

  • Al salir, no se seque del todo. Aproveche la piel húmeda para cubrirse de un aceite corporal. Una vez se haya absorbido (le avisamos que puede llevarle algún tiempo), puede duplicar el aporte de suavidad con una generosa capa de su hidratante favorita.

  • Déjese llevar por el relax. Envuélvase en una esponjosa toalla o albornoz y disfrute de un merecido descanso. Puede inducir el sueño tomando una infusión relajante, aplicando unas gotas de aceite esencial de lavanda en las sienes y los pulsos o tomando un bombón relajante. Al día siguiente se levantará descansada y con una piel tan suave como la de un bebé.