¿Has oído hablar de la 'fatiga estética digital'? Es un término que emplea la doctora Carmen Fernández Ayestarán, médico estético con más de 35 años de experiencia, para referirse a la saturación de filtros y retoques digitales, que, a su juicio, está transformando la percepción de la belleza.
Para la doctora, la exposición constante a rostros irreales ha creado una dismorfia estética silenciosa. "Muchos pacientes ya no buscan verse mejor, sino parecerse a lo que las redes les devuelven", alerta la experta. "En un momento en el que las redes sociales dictan cánones imposibles y los filtros prometen pieles sin poros ni arrugas, la medicina estética se enfrenta a un nuevo desafío: ayudar a las personas a reconciliarse con su imagen real", explica.
Las redes han normalizado pieles perfectas que distan mucho de la realidad y eso genera una presión silenciosa, sobre todo en mujeres jóvenes.
La doctora Lidia Maroñas, dermatóloga y directora médica de la Clínica Dermatológica Oneskinmed, habla de las redes como un "escaparate comparativo importante". "Cada vez recibimos más pacientes que llegan con una autoimagen distorsionada.
Las redes han normalizado pieles perfectas que distan mucho de la realidad… y eso genera una presión silenciosa, sobre todo en mujeres jóvenes", asegura la doctora Maroñas. "Uno de nuestros principales objetivos en Oneskinmed es acompañar a la paciente a reconciliarse con su piel real: a entender que una piel sana y bonita no es perfecta", agrega.
La fatiga estética digital trae buenas noticias
La buena noticia es que, según la doctora Fernández Ayestarán, vamos por buen camino. Esa saturación ha provocado que, por medio de la medicina estética, se busque, cada vez más, equilibrar. "Lo que más valoran los pacientes es verse bien sin que parezca que se han hecho nada", asegura la doctora Fernández Ayestarán.
Desde su clínica en Santander, aboga por un enfoque más consciente y sostenible. “Cada tratamiento debería tener un propósito médico y emocional. El reto está en acompañar a cada paciente hacia su mejor versión, no hacia una copia digital", defiende.
Con ella coincide la doctora Maroñas: "La medicina y la dermatología estética tienen una enorme responsabilidad social. No sólo tratamos pieles, tratamos percepciones. Y lo más importante, tratamos personas reales. Precisamente nuestra obligación como dermatólogos es educar en una belleza responsable, consciente y con propósito, explicando los límites de la biología y promoviendo las decisiones informadas. En Oneskinmed nos gusta decir que la piel es un reflejo de tu equilibrio y bienestar físico, mental y emocional. Educar también es estética", comenta.
Tenemos la responsabilidad de hacer al paciente entender que una piel sana y bonita no es perfecta; es un reflejo de tu equilibrio y bienestar físico, mental y emocional.
Entre las terapias más demandadas en este nuevo paradigma, la doctora Fernández destaca:
- Poliniculeótidos: regeneran y reequilibran la piel dañada, por ejemplo, por el sol o el estrés.
- Zaffiro: radiofrecuencia avanzada con efecto tensor y luminosidad inmediata.
- Ultherapy Prime: estimula el colágeno profundo sin alterar la expresión facial.
Como dice la doctora Maroñas, son tratamientos que van a favor de la biología de la piel y la "ponen a trabajar", estimulando sus propios procesos de regeneración cutánea. Menciona también los bioestimuladores de colágeno, los exosomas, las terapias lumínicas, el láser y los ultrasonidos focalizados. "Son tratamientos que respetan la anatomía y la expresión, y que mejoran la calidad de la piel sin necesidad de cambiar los rasgos. En definitiva, aquellos que devuelven luz, firmeza y vitalidad, sin volumen ni artificio", detalla.
Queda mucho por hacer
A pesar de lo anterior queda mucho por hacer. Lourdes Ramón, orientadora en Clínica Palasiet, advierte de que "las redes sociales y los filtros digitales pueden distorsionar la percepción de uno mismo, afectando directamente a la autoestima, el autorreconocimiento y el valor personal". Entiende que "el objetivo en belleza y medicina estética no es transformar a alguien para que encaje en un estándar externo, sino acompañarlo a redescubrir su belleza real, única y valiosa, desde un abordaje que respete su integridad como ser humano".
Manuela Auñón, responsable de estética en el mismo centro, explica que "el sector de la belleza debería considerar la evaluación psicológica previa en ciertos casos, especialmente en procedimientos invasivos, repetitivos o solicitados por personas con signos de alteración en la percepción de su cuerpo".
Aclara que "esto no implica negarles el acceso a intervenciones estéticas, sino ofrecer un abordaje más consciente, ético y saludable, que contemple al ser humano en su totalidad". Manuela recuerda que "una evaluación psicológica previa podría actuar como una herramienta preventiva, ayudando a detectar si el deseo de modificar el cuerpo surge desde un lugar saludable o desde una problemática psicológica que necesita ser atendida de otra forma".










