No es fácil de usar, para qué negarlo. El autobronceador requiere algo de maña, seguir al pie de la letra las instrucciones del producto elegido y tener algo de paciencia, tanto al aplicarlo como para esperar a que se seque por completo. A cambio, una vez que se domina, ofrece un color dorado que prolonga (¡e incluso sustituye!) el bronceado natural.
Buenas prácticas
La clave está en prepararse como si se fuera a una cita importante: exfoliación suave antes y piel completamente seca al aplicarlo. Es esencial trabajar el producto por zonas y seguir siempre el mismo ritual. Una buena idea es comenzar por las piernas, subir hacia el tronco y terminar en los brazos. ¿Y el truco para que no se acumule el color en codos, rodillas y talones? Extender antes una capa superligera de crema, que evitará que el color se intensifique en esas áreas más engrosadas. Para el rostro funcionan muy bien los autobronceadores en gotas: basta con mezclar un poco con la hidratante habitual para un resultado gradual.
Tres consejos de uso
- Mujer preparada vale por... mejor color. Exfolia de 24 a 12 horas antes todas las áreas donde vayas a extender el producto, poniendo especial énfasis en las zonas rugosas, como codos y rodillas.
- Buena mano. Las manoplas específicas para autobronceador permiten repartir mejor el producto y evitan que las palmas queden naranjas. Si no se usan, hay que extenderlo a conciencia, difuminar hasta el aburrimiento y luego lavar bien las manos con agua y abundante jabón.
- Mantener el glow. Si el color te parece suave, espera 24 horas antes de repetir el proceso. Usar una o dos veces diarias crema de cuerpo mejora la calidad del autobronceado, al igual que una suavísima exfoliación al tercer o cuarto día de la primera aplicación, que reaviva y mejora el tono.
Nuestros autobroncedores favoritos
Porque son fáciles de usar, porque el color queda natural y porque tienen fórmulas que hidratan la piel, estos son los productos que te recomendamos para mantener la piel bronceada todo el otoño: