Lucir un bronceado luminoso y saludable es uno de los deseos más recurrentes en épocas estivales. Sin embargo, la exposición prolongada al sol conlleva riesgos importantes para la salud de la piel. Es aquí donde los autobronceadores aparecen como la alternativa más segura y efectiva. Pero, ¿es oro todo lo que reluce? ¿Por qué seguimos teniendo miedo a aplicarnos autobronceadores en el rostro y, puestas a elegir, cuando nos hacemos un bronceado de caña de azúcar, por ejemplo, preferimos que nos lo han únicamente en el cuerpo? La respuesta es sencilla: todas tenemos miedo a que los poros se nos manchen y a que, en consecuencia, nos salgan pequeños granitos que hagan que el tono dorado que hayamos dado a nuestra cara no tenga ningún tipo de sentido.
Hemos querido saber si se trata de un miedo infundado. De un mito. Si se ha corrido la voz hasta el punto de que, de manera generalizada, pensamos que ponernos autobronceador es peor que aplicar maquillaje en el rostro. Por eso, nos hemos puesto en contacto con dos reputados dermatólogos. La doctora Elena Arnal es una dermatóloga consolidada con sólida formación, amplia trayectoria en la sanidad pública y experiencia en dermatología clínica y estética. Dirige una clínica equipada con tecnología avanzada en Santander y es muy valorada por su profesionalidad, trato cercano y resultados efectivos. Por su lado, el doctor Javier Pedraz es un reconocido dermatólogo experto en dermatología clínica, cirugía dermatológica y medicina estética que pasa consulta en el Hospital Quirónsalud Madrid y en Clínica Thuban y Santa Elena.
¿Cómo funcionan los autobronceadores?
Según la doctora Arnal, "la diferencia del bronceado natural, que ocurre por la activación de la melanina en nuestra piel, los autobronceadores no afectan este pigmento natural". Nos cuenta que su secreto radica en un ingrediente clave llamado dihidroxiacetona (DHA) y nos explica que se trata de un azúcar que, al entrar en contacto con la queratina y otras proteínas presentes en nuestra epidermis, provoca una reacción química denominada Reacción de Maillard. "Esta reacción da lugar a las melanoidinas, que aportan a la piel ese tono marrón-anaranjado que simula un bronceado natural", cuenta la experta.
Como sabes, el bronceado artificial comienza a apreciarse entre las dos y cuatro horas posteriores a la aplicación y alcanza su máxima intensidad tras unas horas más. Generalmente, el efecto se mantiene durante cinco a siete días, coincidiendo con el ciclo natural de exfoliación de la piel. Ahora bien, ¿sería necesaria una exfoliación más regular cuando los aplicamos porque el poro se mancha más tal y como solemos creer? La buena noticia es que tanto el doctor Pedraz como la doctora Arnal nos han confirmado que ¡en absoluto!
¿Pueden ensuciar el poro?
La doctora Arnal, que nos explica que, cuando ponemos un autobronceador, lo que estamos haciendo realmente es teñir la queratina por una reacción química y que esto no mancha los poros como tal. Asegura que lo que ocurre es que la queratina se va desprendiendo con la renovación cutánea y que los restos de piel que se va eliminando pueden quedar en los poros y verse más sucios.
La dermatóloga recuerda que este "es el proceso normal de renovación de la piel y ocurre siempre: la piel se va descamando porque va renovándose". "La renovación celular se produce en la piel cada día, pero si está teñida, las células muertas que se acumulan en los poros serán más evidentes". Por eso, recomienda "exfoliar la piel dos o tres veces por semana para evitar que se queden células muertas acumuladas".
Por su parte, el doctor Pedraz, defiende a ultranza el uso de autobronceadores porque son seguros y, aunque asegura que oxidan algunas sustancias de la piel y la pigmentan (manchan), si quieres estar bronceada, la única forma de hacerlo de forma segura es recurriendo a ellos. Además, hay que tener presente que el proceso de renovación celular no se va a interrumpir. Todo lo que tienes que hacer es seguir siendo meticulosa con tu rutina de cuidado facial y el uso de fotoprotector.
Inconvenientes reales
La doctora Arnal, considera que, entre los posibles inconvenientes de los autobronceadores se encuentran únicamente el riesgo de dejar un tono anaranjado si no se aplican correctamente, la necesidad de constancia para mantener un tono uniforme y la importancia de una aplicación cuidadosa para evitar irregularidades en el color. También el hecho de creer que una piel pigmentada (autobronceada) está protegida del sol cuando no es así. "Es fundamental entender que, aunque ofrecen un color atractivo, los autobronceadores no tienen propiedades fotoprotectoras; es decir, no bloquean la radiación ultravioleta (UV). Por tanto, siempre deben combinarse con un protector solar para proteger la piel adecuadamente", nos dice la doctora.
Por lo demás no tienes que preocuparte. Como nos confirma la doctora Arnal, la DHA ha demostrado ser segura para la piel y para el medio ambiente, frente a otros compuestos que pueden resultar tóxicos. Así que los autobronceadores siguen siendo la mejor opción de todas.