Esta semana, la reina Máxima impactó con el look que eligió para la cena de recepción al Cuerpo Diplomático que tuvo lugar en el Palacio Real de Ámsterdam. La mujer de Guillermo Alejandro de Holanda rescató un diseño de su armario que llevó hace 15 años, un elegante vestido rosa pastel de Jan Taminiau que combinó con su tiara de perlas y pendientes de diamantes y perlas en forma de pera. Máxima mostró su imagen más regia y sensacional, sin embargo, unas horas antes se había dejado ver al natural, con la cara lavada.
La soberana neerlandesa fue fotografiada llegando al Palacio Real junto a su marido, el rey Guillermo Alejandro, para prepararse para su gran cita. Llevaba un estilismo primaveral, combinando un top béis con lazada y pantalones anchos color topo, con la melena recogida en una coleta baja informal.
Muy sonrientes, no dudaron en pararse a saludar y aprovecharon para que les hicieran algunas fotos. Gracias a eso pudimos ver también al compañero fiel que iba con ellos. Hablamos de 'Mambo', el caniche de la familia que siempre se convierte en la estrella de sus posados más espontáneos y divertidos.
Lo que ha llamado la atención al ver las fotos es que Máxima iba sin maquillaje, mostrando su piel al natural y sin filtros. La madre de las princesas Amalia, Alexia y Ariane, que recurre a sus tips infalibles para rejuvenecer su imagen, tiene un rostro muy luminoso, hidratado y uniforme. Por eso puede permitirse el "lujo" de mostrarse así en público.
Máxima es admirada por su gusto exquisito a la hora de vestir y de peinarse, causando furor con los accesorios tan originales y atrevidos que lleva, pero en cuanto al maquillaje le gusta apostar por el "menos es más". Siempre luce un rostro radiante, fresco... y no le importa que refleje el paso del tiempo en sus arrugas o algunas manchas. Es más, le gusta que se note. Y no podemos más que aplaudirla, ya que es una declaración de confianza en sí misma y de aceptación de la belleza natural.
Su gesto es un reflejo de cómo la naturalidad se ha convertido en un nuevo símbolo de empoderamiento. De hecho, lo hacen no solo las royals, sino cada vez más estrellas. Abandonar los filtros y el exceso de maquillaje nunca estuvo más de moda.