La mezcla de agua oxigenada (también conocida como peróxido de hidrógeno) y bicarbonato de sodio se ha convertido en un truco casero cada vez más popular, gracias a su eficacia, bajo coste y versatilidad. Ambos ingredientes, disponibles en cualquier hogar, se combinan para convertirse en una poderosa solución de limpieza, blanqueado y desinfección que conquista cada vez más rincones del día a día.
¿Por qué recomiendan esta mezcla?
Los expertos lo explican así: el agua oxigenada libera oxígeno activo que actúa oxidando las manchas orgánicas y eliminando bacterias, hongos u otros microorganismos. Por su parte, el bicarbonato actúa como un abrasivo suave, facilitando la eliminación de suciedad incrustada sin dañar las superficies.
Al combinarse, hacen equipo: uno desinfecta y blanquea, mientras el otro refuerza la acción mediante roce y textura. Esta sinergia explica por qué cada vez más personas optan por esta mezcla en lugar de productos químicos industriales.
¿Para qué sirve?
Las aplicaciones son múltiples y van desde textiles hasta utensilios de cocina o baños. En el ámbito doméstico se destaca su uso en ropa blanca y textiles, ya que aplicar la mezcla permite recuperar el blanco original sin recurrir a lejías agresivas. Se recomienda mezclar aproximadamente tres partes de bicarbonato por una de agua oxigenada para formar una pasta cremosa.
En utensilios de cocina y tablas de cortar, la combinación elimina olores persistentes, grasa, restos de alimentos y bacterias. Se aplica la pasta, se deja actuar unos minutos y luego se enjuaga bien.
En superficies de baño y cocina como azulejos, juntas u otros rincones donde se acumula moho o suciedad, la mezcla resulta muy útil. Frotar con un cepillo viejo facilita que la suciedad salga sin dañar los acabados.
Algunas recomendaciones para usarla con seguridad indican que aunque es un remedio casero accesible, conviene tener en cuenta ciertas pautas. Preparar la mezcla en cantidades pequeñas y usarla poco después es fundamental, ya que su eficacia disminuye con el tiempo.
Es importante aplicarla primero en una zona poco visible cuando se trate de tejidos o superficies delicadas y no sustituir tratamientos profesionales ni productos sanitarios con ella cuando el problema sea complejo, como moho persistente o manchas profundas en textiles finos. Por último, siempre conviene enjuagar bien tras su uso y ventilar la zona si fuera necesario.





