El hurto en supermercados se ha convertido en un quebradero de cabeza para las cadenas de distribución. Las cajas de autopago, aunque prácticas, han hecho muy difícil distinguir un despiste de un robo intencionado, y pedir a los empleados que se enfrenten a ladrones supone un riesgo creciente. En España, las pérdidas por hurto alcanzaron en 2024 la cifra récord de 1.856 millones de euros, según datos de la asociación de Fabricantes y Distribuidores( AECOC). Los productos más robados fueron el aceite de oliva, las bebidas alcohólicas, cosméticos y pequeños electrónicos.
Ante esta situación, un supermercado británico ha decidido dar un giro radical: pagar a sus clientes por denunciar los robos en curso.
Así funciona el plan en Reino Unido
La cadena Iceland ha lanzado una medida pionera y polémica: cualquier cliente que alerte al personal de un hurto recibirá un crédito de 1 libra (1,20 €) en su tarjeta de fidelización. La instrucción es clara: no enfrentarse al ladrón, sino avisar al empleado más cercano y dar una descripción. Si se verifica, el cliente recibe la recompensa.
Richard Walker, presidente ejecutivo de la compañía, lo explicó así: “Algunos lo ven como un delito sin víctimas, pero no lo es. Es un coste para la empresa, para nuestros compañeros y en muchos casos implica intimidación y violencia”.
La cadena estima que los robos suponen pérdidas anuales de 20 millones de libras ( 23,7 millones de euros), que afectan a los beneficios, a la bajada de precios y a la capacidad de subir salarios.
¿Un modelo para España?
El contexto británico es extremo: los hurtos en Inglaterra y Gales subieron un 20% en el último año, alcanzando su nivel más alto desde 2002. El Gobierno incluso ha reforzado patrullas policiales.
En España, la situación también preocupa. Los hurtos crecieron un 12% en 2024, con la particularidad de que el supermercado se ha convertido en el escenario principal del pequeño delito. El impacto se traduce en precios más altos y márgenes más ajustados.
¿Sería viable aquí una medida como la de este supermercado? Por un lado, podría disuadir a los ladrones y beneficiar a los clientes con precios más bajos. Por otro, choca con la cultura española, donde muchos podrían verlo como “hacer de chivato” o temer represalias.
Lo que está claro es que, con los robos en auge, los supermercados buscan fórmulas nuevas y no está descartado que alguna cadena en España decida imitar este modelo.