En tiempos de hiperconexión, desconectar es un acto revolucionario. Mientras los jóvenes pasan más de ocho horas al día frente a sus móviles y las redes sociales se vinculan cada vez más con síntomas de ansiedad y depresión, está emergiendo una corriente contracultural que reivindica el placer de lo analógico. En ese contexto nace Amatiempos, un libro que no es ni autoayuda ni un simple cuaderno de pasatiempos, sino una propuesta lúdica y consciente que mezcla desarrollo personal y creatividad. Hoy hablamos con su autora, Lules Echevarría, una exploradora del tiempo bien vivido. Publicista de formación y experta en branding con propósito. Tras años inmersa en el ritmo frenético del mundo digital, decidió dar un giro radical: invitarnos a redescubrir el valor de “perder el tiempo” para ganarnos a nosotros mismos.
El título 'Amatiempos' ya sugiere una relación especial con el tiempo. ¿Qué tipo de vínculo atraviesa el libro?
Amatiempos nace como contrapunto a la idea de “pasatiempos”. La vida no se pasa… ¡Se ama! ¡La propuesta es VIVIR en mayúsculas, con conciencia y propósito! Para eso es esencial el autoconocimiento. Sin embargo, cuando uno quiere empezar, no sabe por dónde. Por eso creamos un camino más sencillo, práctico y ¡divertido! Que ha dado paso a un nuevo formato editorial. No podíamos dejar que dar a conocer los potentísimos conceptos de grandes pensadores que han cambiado la vida a tanta gente… una obligación moral.
A lo largo del libro aparece una memoria sensorial muy ligada al cuerpo. ¿Cómo trabaja el cuerpo en esta escritura?
Creo que vivimos muy metidos en la cabeza y bastante desconectados del cuerpo. Sin embargo, el cuerpo es una brújula que siempre nos está indicando el camino. Si aprendemos a escucharlo podemos conocernos más y, por tanto, vivir mejor. En Amatiempos proponemos parar un momento, sentirte, escucharte… Porque cuando conectamos con sensaciones corporales dejamos de perdernos en pensamientos automáticos y podemos dirigir más nuestra vida hacia dónde queremos.
Frente a todo lo digital que inunda nuestras vidas, hay una tendencia que apunta a una cierta vuelta a lo analógico. ¿Es así? ¿De qué manera?
Sí, y me encanta. De hecho, creo que cuanta más tecnología tenemos, ¡más valoramos un momento de papel y lápiz! Amatiempos es una excusa para cerrar pantallas y volver a hacer algo con las manos: subrayar, dibujar, tachar, escribir...
La calidez de lo físico compensa la frialdad de estar siempre conectados. Y no se trata de demonizar lo digital, sino de usarlo con criterio y no como un parche para no sentir. También sabemos que escribir a mano potencia la memoria, la comprensión y la creatividad.
Te conecta emocionalmente con lo que expresas y te ayuda a procesar ideas con más calma… ¿Qué más quieres? Además, genera una sensación de intimidad y autenticidad que teclear no consigue. ¡“Conectémonos” con lo analógico!
Hay muchos momentos que surgen de lo doméstico, lo mínimo, lo cotidiano. ¿Qué te dan esos espacios aparentemente menores?
Para mí, ahí está lo esencial. ¡El presente no suele llegar con fuegos artificiales! Llega mientras te tomas un café o (ahora) mirando cómo un pájaro da saltitos en mi jardín. Cuando prestamos atención a lo mínimo, casi sin darnos cuenta, aprendemos a agradecer. Quizá sea la manera más sencilla de entrenar la presencia, que al final es lo que todos buscamos cuando decimos que queremos “vivir mejor”.
El amor, el deseo, la pérdida y la espera son impulsos que atraviesan el libro. Hablas de emociones en el libro
Son parte de la vida. Las emociones son un lenguaje interno, ¡son la energía que nos mueve! Si aprendemos a reconocerlas y gestionarlas, podemos transformar nuestra experiencia de vida. Creo que cuando empezamos a reconocer nuestras emociones, es más fácil entendernos y tomar mejores decisiones.
Hay una melancolía presente en el texto, pero también una voluntad de transformación. ¿Escribir fue una manera de sanar?
Sí, escribirlo fue una forma de ordenar ideas y pasarlo bien. Mi propósito es usar la creatividad para generar felicidad. No todo el mundo tiene las ganas, el tiempo o la energía de leerse 200 libros de desarrollo personal, pero estoy segura de que todos quieren mejorar su vida. Así que pensé: ¿por qué no crear un “pica pica” de conceptos valiosos, mezclados con ejercicios y juegos que cambian vidas? Un "tapeo" de desarrollo personal.
¿Qué tipo de lector imaginabas (o no) mientras escribías 'Amatiempos'?
Imaginaba a personas curiosas, con ganas de crecer, pero también con poco tiempo. Personas que disfrutan escuchando a un Mario Alonso Puig o un Víctor Küppers y se quedan con ganas de profundizar y de aplicar ese tipo de conocimientos, ¡porque muchas veces pasa esto!, que salimos motivado de un sitio, o de leer un libro, pero la vida avanza tan rápido que lo olvidas. En Amatiempos hay más de 30 conceptos de grandes maestros que han cambiado millones de vidas de forma concreta y con ejercicios para aplicarlo. Con que uno te funcione, ¡ya merece la pena!
¿Qué sentimientos puede encontrar alguien que llega al libro en un momento de crisis o transición?
Se comenta que los japoneses dicen que las crisis son buenas porque, aunque difíciles, representan oportunidades para el cambio, la innovación o el crecimiento. Lo bueno que tiene este libro es que te puede ayudar “a construir de nuevo” con la mejor base: el autoconocimiento. Esto es clave para construir una vida con sentido y bienestar ¡Si no sabes quién eres, no puedes saber qué quieres! Y entonces, ¿Cómo vas a vivir feliz?