Compartir es vivir, especialmente cuando se trata de finanzas en pareja. Así lo revela un estudio del neobanco europeo bunq, que ha analizado los hábitos financieros de más de 4.000 personas en España, Reino Unido, Países Bajos y Francia. Según los datos, los españoles son los más proclives a gestionar su economía en común: un abrumador 81% prefiere compartir el dinero con su pareja, ya sea para cubrir los gastos básicos o a través de una cuenta conjunta.
El modelo híbrido
No obstante, esta voluntad de compartir no significa renunciar a la autonomía. El modelo híbrido, que combina una cuenta conjunta para los gastos comunes con cuentas individuales para los personales, es la opción favorita para el 42% de los españoles. Le siguen las parejas que optan por compartir todo (30%) y, en menor medida, quienes prefieren mantener sus finanzas completamente separadas (22%).
Para ello hemos hablado con Silvia Pérez Manjavacas, psicóloga sistémica y experta en terapia de parejas, que nos ha analizado estos datos:
"Observo que muchas discusiones económicas esconden historias familiares, heridas antiguas o necesidades no expresadas. No hablamos solo de euros: hablamos de poder, de libertad, de seguridad, de 'quiero sentirme tenido en cuenta'. El dinero es el espejo donde se refleja cómo nos vinculamos".
Además, Silvia añade que "el 60% de las parejas discutan por dinero lo confirma: no es la cuenta lo que genera el problema, sino la cuenta emocional pendiente. A veces uno es más ahorrador porque vivió carencias; el otro más gastador porque aprendió que el disfrute es urgente. Si no se habla de esto, se discute sin llegar nunca a lo importante".
Nuestra psicóloga nos sigue dando datos: "El modelo híbrido, ese en el que compartimos gastos comunes, pero mantenemos cierta independencia, puede parecer una solución justa… y a veces lo es. Pero si no va acompañado de conversaciones profundas, puede convertirse en una trinchera emocional: “tú lo tuyo, yo lo mío”, incluso dentro de un proyecto común. Y el riesgo es que dejemos de hablar de lo que realmente importa: cómo construimos el “nosotros”.
En cuanto a que un 33% use apps para gestionar las finanzas:
"Está genial como herramienta práctica, pero recordemos: la app divide gastos, no emociones. Puedes tener un Excel impecable y una relación en números rojos. Las expectativas, el resentimiento o la sensación de injusticia… no se gestionan con sumas".
Un consejo sencillo
Hablar de dinero en pareja puede ser un desafío que genera tensiones innecesarias en el hogar. Silvia, terapeuta de pareja, nos brinda un consejo práctico para manejar mejor estas conversaciones: "Cuando el dinero es un tema delicado y ha provocado discusiones, es mejor reservar esos debates para un lugar fuera de casa, como una cafetería, un bar o una terraza tranquila. Así evitamos que nuestro hogar, nuestro refugio emocional, se asocie con tensión y malestar. Cambiar de escenario es como darle aire fresco a la conversación, evitando que el conflicto se quede impregnado en las paredes".
La comunicación es clave, pero no basta con hablar
Y termina explicando que "desde una mirada sistémica, el síntoma, en este caso, las discusiones por dinero, no es el problema en sí, sino la señal de que algo en el sistema relacional está desequilibrado.
Trabajar solo sobre la discusión sería como podar hojas sin atender las raíces. Para que la relación crezca fuerte, hay que cuidar todo el sistema que la sostiene: la comunicación, las emociones, los roles y las expectativas compartidas".