Es su año número doce, el número mágico de las doce campanadas, con sus doce uvas. Un número que en muchas culturas y religiones simboliza la perfección y los ciclos completos, y ella siente que es el final de una etapa, aunque no descarta que haya más, porque ganas, ideas y actitud a Cristina Pedroche le sobran. Ella ha logrado cambiar la tendencia de las audiencias en la última noche del año y ha dado origen a una nueva tradición en todas las casas de preguntarse: ¿qué se pondrá esta vez la Pedroche? Porque en torno a su vestido ha creado todo un espectáculo. Porque ella es un espectáculo.
Mucho ha cambiado la Cristina Pedroche que se puso por primera vez a dar las campanadas en la Puerta del Sol y jamás imaginó que ese momento y el vestido que llevaba cambiarían su trayectoria y acabaría haciendo historia en televisión. En estos años, hemos sido testigos de su evolución, hemos conocido varias facetas de su vida e incluso descubrimos en directo sus embarazos, y nunca deja indiferente a nadie. La ames o la odies, siempre está en boca de todos en Año Nuevo.
"Me gustaría casarme por la Iglesia. Por todos los sitios quiero casarme y quiero demostrar que Dabiz es mi persona y que vamos a estar juntos para siempre. Ojalá sea así"
Su único fin es divertirse y disfrutar de lo que mejor sabe hacer, que es entretener y acompañar a la gente a través de la pantalla, y esta vez es más especial porque, como nos adelanta, rompe con la Cristina del pasado para dar paso a una nueva. Días antes de su gran noche frente al histórico reloj de la Casa de Correos, la hemos acompañado en su puesta a punto, lista para un asalto más, preparada para un 2026 lleno de nuevas ilusiones.
"Con dos bebés tan pequeños, creo que habrá que esperar un poco todavía. Pero vamos, ¡yo me casaba mañana mismo!"
—Doce años dando las campanadas, doce vestidos… Cristina, decías que con estos números tan redondos se cierra el círculo.
Son doce años, doce vestidos, doce causas, doce todo… Siento que se cierra el ciclo y no sé si el año que viene daré las campanadas otra vez. No porque yo no tenga ganas ni ilusión, porque cada año tengo más y, además, ideas para vestidos y otras cosas no nos faltan. Pero yo no lo decido, depende de otras personas. Entonces, como ya son doce, que es el número que rodea la magia de las campanadas, he querido hacer un vestido especial y único, algo que creo que solo voy a poder hacer yo. Por si acaso son las últimas, será mi mascletá, mi cierre final.
—Decías en estos últimos días que se acabó la Pedroche de antes. ¿En qué sentido se ha acabado?
La Pedroche de antes lleva acabándose ya mucho tiempo, sobre todo desde que di a luz a mi primera hija, Laia. Siento que de la mujer que era antes hay cosas que siguen estando, pero hay otras que no. Mis prioridades en la vida han cambiado, mis urgencias, mis preferencias, mis gustos, mi tiempo ha cambiado. ¡Es que yo he cambiado! Pero el cambio no significa que sea a peor. Creo que mi primer posparto fue tan malo porque esos cambios los vi tan bruscos que no supe controlarlos.
"Hacer una boda más elaborada que la primera, que fue en vaqueros firmando ante notario, no es difícil. Con que invite a dos personas más… ¡va a parecer un bodorrio!"
—¿Qué sentías que estaba fuera de tu control?
Soy una persona muy controladora y me gusta que todo salga a la perfección y, de repente, todo cambió. Yo pensaba: ¿Por qué ahora ya no quiero ir a trabajar y prefiero quedarme con mi hija si este trabajo antes era mi vida?. No entenderme me volvió loca y me hizo cuestionarme muchas cosas. Entonces, me abracé y dije: "Es que ahora eres así. Abrázate y ya está, disfrútalo y conócete". Entonces, cuando más o menos estaba viendo un poco la luz, me quedé embarazada otra vez y ¡otra vez hormonas revolucionadas!
—¿Cómo estás llevando este segundo posparto?
Llevo ya cinco meses y estoy mucho mejor, porque, lógicamente, yo también soy otra mujer, pero también otra madre. Con Laia todo eran miedos que me paralizaban y con Isai no, porque la experiencia te da seguridad. Ahora mismo estoy hablando contigo y sujetando a un niño con una mano, y eso con Laia nunca hubiera ocurrido.
"No entenderme me volvió loca y me hizo cuestionarme muchas cosas. Pero me abracé y dije: 'Ahora eres así. Abrázate, disfrútalo y conócete'"
—Así que podemos decir que la nueva Pedroche es una mujer mucho más segura.
Creo que es más segura, más valiente, más fuerte y más resolutiva. Me siento más echada para adelante. Entonces, cuando Josie me propuso la idea del vestido de este año, sobre febrero, le dije que estaba embarazada y que no lo veía. Pero después de que naciera mi hijo, ya sobre agosto, me dijo: Tienes que hacerlo sí o sí, es que esto solo lo puedes hacer tú. Y le dije que sí. Creo que, si hubiéramos hecho otra cosa, no habríamos acertado tanto. Tenía que ser este.
—De todos los que has llevado, ¿cuál es el más especial para ti?
En cuanto a la Pedroche profesional, este es el más importante, porque resume toda mi historia, a la vez que rompo con ella. Pero especial, a nivel Pedroche madre, mujer, "marida" y de todo, el del año pasado, porque llevaba mi leche materna.
"Trabajar me ayuda mucho con mi salud mental, no solo el deporte, que es mi medicina; el sentirme realizada es también un seguro para mí"
—-Ese fue único, ¿cómo superas eso?
Es complicado. Ese vestido va a formar parte de mí y de la historia de mis hijos.
En el ring de la opinión pública
—Salir cada 31 de diciembre a dar las campanadas en la Puerta del Sol, con todos los comentarios que generas, es como subirte al ring de la opinión pública, ¿cómo te preparas para este momento?
Me preparo todo el año porque recibo críticas siempre. Es verdad que ese día me ve más gente y se multiplican. Intento estar tranquila, saber que lo que estoy haciendo es una decisión tomada por mí y que solo tengo que darme explicaciones a mí misma. Intento que la gente lo entienda, que les guste, pero para gustos los colores. Intento hacer un show, que sea algo espectacular y que la gente se divierta. Que cuando estés en el sofá digas: "¿Qué ha hecho?". Para bien o para mal. Y este año creo que la gente va a decir: "No me creo que sea capaz de haber hecho esto".
"A nivel profesional, el vestido de este año es el más importante, porque resume toda mi historia, a la vez que rompo con ella"
—¿Te sientes a veces el saco de boxeo sobre el que la gente descarga sus frustraciones?
Totalmente. Y creo que estamos en una sociedad en la que la gente —es mi opinión— está sola y como triste, amargada. Entonces te ven maja, simpática, que te va bien la vida, y pagan sus frustraciones contigo. Y no solo conmigo, con muchas más personas en las redes. Es verdad que conmigo a veces es un poco más especial, como el doble. Pero no sé, creo que la gente necesita más cariño, que los abracen y digan: "No pasa nada si esto lo has hecho mal, no pasa nada por reconstruirte".
—¿Con qué temas te atacan más?
Con la maternidad me atacan muchísimo y creo que es porque estoy haciendo cosas que, a lo mejor, otras madres no se atrevieron a hacer o que les hubiera gustado hacer y no pudieron. Cuando en realidad de lo que hablo es de las decisiones que he tomado en cuanto a mi parto, a la alimentación de mis hijos o la lactancia, porque creo que es un altavoz y me gusta usarlo para que la gente sepa que hay otras formas de hacerlo. Que lo que nos habían dicho de que te pones de parto y es lo peor que vas a pasar en la vida, pero, a la vez, lo mejor, porque va a nacer tu hijo, no es cierto. Es que puede ser lo mejor que te pase en la vida y puedes disfrutarlo. Yo he disfrutado muchísimo mis partos porque todo fue bien y creo que, si todo va bien y no hay complicaciones, puedes hacerlo perfectamente tú sola con la ayuda de matronas, no necesitas un médico tomando decisiones por ti. Yo quería tomar las decisiones y ser dueña de mi parto, y así lo ha sido en los dos, y creo que eso también ha molestado.
"La nueva Pedroche es más segura, más valiente, más fuerte y más resolutiva. Me siento más echada para adelante"
—Y ahora toca recibir las críticas por el vestido.
Lo mismo. Me verán ahí, risueña y pasándomelo bien, y les molestará. Pero te lo juro que yo siento que esa noche brillo. Luego te puede gustar más o menos, pero esa noche, para mí, brillar es pasármelo bien y estar donde quiero estar y rodeada de mi equipo. El peluquero y la maquilladora llevan conmigo todos estos años; está Josie; mi repre, María Acosta, que para mí es familia... Verlos a todos apoyándome, sonriendo y empezar el año nuevo con todos ellos y los espectadores que nos eligen para comerse las uvas… Es que lloro, es que no puedo estar en mejor sitio.
El deporte, su medicina
—¿Cómo ha sido para ti el deporte este año? ¿De qué manera has adaptado tu entrenamiento a esta montaña rusa de hormonas y de cambios del embarazo y el posparto?
Con este segundo embarazo he podido entrenar menos. No es lo mismo estar embarazada de uno que del segundo y con una niña pequeña por aquí revolviendo. Es más complicado, estás más cansada y no duermes igual. Aunque he ido adaptándolo en función de cómo me iba encontrando, sin presión y sin exigencias. Pero he entrenado porque sabía que eso me iba a ayudar no solo en el parto, sino también en la recuperación, que ha sido muy buena. Todavía tengo un poco de tripa, pero en cuanto a suelo pélvico, en este segundo parto parece que estoy mejor. Todavía tengo precaución en el tema de los deportes de impacto, como correr o el pádel, pero poco a poco me voy soltando. De hecho, he vuelto a correr y me siento muy bien. Así que mi meta para el 2026 es hacer una carrera de diez kilómetros.
"Con el tema de la maternidad me atacan muchísimo y creo que es porque estoy haciendo cosas que, a lo mejor, otras madres no se atrevieron a hacer"
—¿Tienes algún otro reto deportivo en mente?
Antes de quedarme embarazada, corría dos o tres veces a la semana. Entonces, volver a correr ahora, después de tres años sin hacerlo, ha supuesto muchas cosas. Lo que sigo haciendo es el entrenamiento de fuerza, que he entendido que es una inversión en salud que todo el mundo debería hacer, y el yoga, que siempre va conmigo.
—¿Cuál es el logro deportivo del que te sientes más orgullosa?
Los retos aéreos que hacía en el programa El desafío, de telas y aro. Ojalá algún día me atreva a hacerlo otra vez, porque desde que soy madre me da más miedo mi integridad física. Antes no pensaba que algún día me iba a morir y ahora sí lo pienso, y no solo eso, que me puedo romper una pierna y tengo que estar bien para mis hijos. Tengo las telas en casa y tengo el aro, pero ahora mismo está desmontado y guardado. Soy más precavida.
Mamá en televisión
—Laia, que ya tiene dos años y medio, ¿te ve en la tele?
Sí, pero no le gusta mucho. No le gusta, se pone nerviosa y dice: "Mamá, teta". Sin embargo, ver a su padre le encanta. Cuando estuvo el otro día él en El hormiguero se lo hemos puesto varias veces.
"Antes de quedarme embarazada, corría dos o tres veces a la semana. Volver a correr ahora, después de tres años, ha supuesto muchas cosas. Mi meta para el 2026 es hacer una carrera de diez kilómetros"
—Es la niña de papá.
Lo ama. A mí también me ama, pero porque quiere comer. Aunque ya va entendiendo lo de la tele, porque cuando me voy de casa y le digo que me voy a trabajar, ella ya dice: "¿Tele?". Le doy el pecho y me voy, pero como quiere más y tardo en volver, por eso no le gusta.
—¿Qué tal como hermana mayor?
Increíble. Es verdad que parte del mérito lo tenemos también nosotros, toda la familia y, en concreto, Dabiz y yo, porque hemos estado nueve meses todo el rato diciéndole: "Tu hermanito te ama, tu hermanito está aquí creciendo, tú tienes que ser una hermana mayor, le vas a querer, le vas a cuidar…."
—¿Cómo es Isai? ¿Se parecen mucho?
De momento es un bebé tranquilo. También te digo que Laia era así y nos tenía engañados. A Isai todo le parece bien, lo meto en el coche, en el carrito, en la bañera y está tranquilo y no llora nada, pero con Laia todo es una guerra. Y en el tema de la ropa… eso sí que es una negociación.
"Llevo mejor este posparto que el primero. También soy otra mujer y otra madre. Con Laia todo eran miedos que me paralizaban, y con Isai no, porque la experiencia te da seguridad"
—¿Tiene su gusto a la hora de elegir lo que se pone?
Es increíble. Hay cosas en las que no hay negociación, porque hay que poner límites, pero ella tiene que elegirlo todo. Si queremos salir de casa, hay que empezar a vestirla una hora antes. Me encanta porque tiene una personalidad muy potente, pero claro, es hija de Dabiz Muñoz y Cristina Pedroche, ¿qué esperábamos?
—Decías que tú te ves ahora distinta como madre, porque la experiencia es un grado, ¿cómo ves a Dabiz? ¿También distinto?
En cuanto a Isai, yo lo veo más o menos igual que con Laia. Pero sí que veo que Dabiz va evolucionando en cuanto al concepto de padre. Con Laia está superunido. A veces son muy brutos, corren, se tiran por el césped y hacen cosas con las que prefiero mirar hacia otro lado. Les encanta cocinar juntos y ella casca los huevos mejor que yo.
—¿En serio?
Tampoco es que sea muy difícil hacerlo mejor que yo, pero es verdad que lo hace increíble. Cada vez que hay que hacer tortilla francesa, se pone supercontenta. Es por todo lo que ha visto; hasta se come el pescado crudo porque ve a su padre hacerlo.
—Está acostumbrada a muchos sabores.
Su plato favorito es la paella, así que el domingo es su día favorito.
—No va a comer nunca como en tu casa, a ver qué va a pasar cuándo sea mayor y le toque comer fuera.
O cuando empiece a comer en el colegio y le pongan unos macarrones tristes —bromea—.
Una nueva y dulce pedida de mano
—Cris, hablando de comida, hubo una nueva pedida de mano de Dabiz en directo cuando fuiste a El hormiguero, con el regalo de su roscón de Reyes.
Tenía pensado pedirle matrimonio yo, pero justo va él y lo dice.
—Pero ¿va a haber una nueva boda?
No lo sé; con dos bebés tan pequeños, creo que habrá que esperar un poco todavía. Pero vamos, ¡yo me casaba mañana mismo! Hacer una boda un poco más elaborada que la primera que hice, que fue en vaqueros firmando con un notario, no es difícil. Con que invite a dos personas más, que no sean los testigos… ¡ya va a parecer un bodorrio!
"Laia tiene que elegir toda su ropa. Me encanta porque tiene una personalidad muy potente, pero claro, es hija de Dabiz Muñoz y Cristina Pedroche, ¿qué esperábamos?"
—¿Te gustaría una boda religiosa?
Sí, me gustaría por la Iglesia. Por todos los sitios quiero casarme y quiero demostrar que es mi persona y que vamos a estar juntos para siempre. Ojalá sea así.
Un nuevo libro en mente y una cita a solas en el cine
—¿Qué retos profesionales tienes para 2026?
Además de seguir con mi trabajo en televisión y nuevos proyectos que puedan ir llegando, tengo una idea de un libro que me gustaría escribir. Y tengo también ganas de hacer otras cosas. Ahora que he hecho el anuncio de La Gula del Norte, creo que me siento bien cuando actúo y me apetecería hacer algo en ese terreno. Aunque donde creo que de verdad soy buena es en el entretenimiento, que acompaña mucho a la gente y me gusta hacerlo.
—Y como decías antes, hay gente que está muy sola.
Es en lo que pienso en momentos grises, como el posparto, que se me hacía más cuesta arriba ir a trabajar. Pero de repente pienso en la gente que, por ejemplo, está en los hospitales y lo único que tienen es la tele para entretenerse, y es un chute de energía hacerlo por ellos.
—Vuelves a casa renovada.
A mí trabajar me ayuda mucho con mi salud mental, no solo el deporte, que es mi medicina; el sentirme realizada es también un seguro para mi salud mental.
—Porque la maternidad a veces absorbe mucho y en ocasiones cuesta un poco encontrarte a ti misma.
Cuando estoy en casa estoy feliz, pero estoy todo el rato en el papel de madre, y cuando sales y tienes otra conversación, o a lo mejor ni la tienes, simplemente escuchas a otros hablando de otras cosas, vuelves a ser la Cristina no madre. Le prometí a mi psicóloga que iba a ir al cine sola para regalármelo, porque lo hacía muchísimo, era uno de mis hobbies favoritos, pero aún no he podido. No lo hice con Laia y ahora, con los dos, es imposible, porque me siento fatal por no estar con ellos. Pero en el 2026 lo haré.














