Hay artistas que parecen formar parte de nuestra propia familia, y Ed Sheeran es, sin duda, uno de ellos. Con su inseparable guitarra, sus letras cargadas de sentimiento y esa imagen de "chico de barrio" que nunca ha querido abandonar, el británico ha conquistado el mundo nota a nota. Sin embargo, al cerrar este 2025, el intérprete de Photograph ha decidido abrir un nuevo capítulo, que se refleja en el espejo. En una sorprendente sesión para Men’s Health UK, Sheeran ha mostrado un cambio físico que ha dejado a sus seguidores sin palabras: un torso esculpido, bíceps tonificados y una vitalidad que emana de cada poro de su piel tatuada con 20 kilos menos. A sus 34 años y tras haber sido padre de dos niñas, Lyra y Jupiter, junto a su esposa Cherry Seaborn, Ed ha decidido que la disciplina y el bienestar sean los nuevos acordes que guíen su día a día.
Pero, fiel a su honestidad brutal, el cantante no pretende vender una perfección inalcanzable. Con la naturalidad que le caracteriza, reconoce que su esencia sigue intacta: "Sigo siendo un fumador de pizza y cerveza", confiesa con una sonrisa, dejando claro que, aunque su cuerpo ha cambiado, su sentido del humor y sus gustos no han desaparecido. Detrás de cada gran cambio suele haber un momento de claridad, y para Ed Sheeran ese instante llegó poco después del nacimiento de su primogénita, Lyra, en 2020. No fue una decisión estética ni un imperativo de la industria, sino una cuestión de responsabilidad paternal. El artista relata con total sinceridad el episodio que le hizo abrir los ojos: "Recuerdo que Lyra tenía dos semanas y mi mejor amigo estaba de visita y nos tomamos una botella de vino. Me fui a la cama, y Lyra se despertó 20 minutos después de que yo me hubiera dormido".
Aquel despertar fue el catalizador de su transformación. Al tener que atender a su pequeña en mitad de la noche bajo los efectos del alcohol, Sheeran experimentó una epifanía que muchos padres reconocerán: "Me desperté y pensé: ‘Joder, probablemente no debería beber si me voy a sentir tan mal’". Aquel sentimiento de malestar físico y la conciencia de que su hija dependía de él le hicieron replantearse sus prioridades. "Siempre me sentía fatal, me despertaba, me miraba al espejo y me sentía mal", admite sobre aquella época en la que los malos hábitos eran la norma y no la excepción.
A pesar de la imagen de hombre de acero que proyecta en su última portada, Sheeran insiste en que no ha perdido su humanidad ni sus ganas de disfrutar de los placeres de la vida. Para él, la clave está en el equilibrio y en saber cuándo permitirse un capricho. "Creo que, en el fondo, soy un fumador empedernido, tomo pizza y cerveza, pero esa no es mi realidad como padre a los treinta. Creo que hay que tomar buenas decisiones", reconoce con madurez.
Esa "nueva realidad" implica cuidar lo que come, pero sin obsesiones que le roben la felicidad de una buena mesa. "A los treinta y tantos sigo bebiendo. Me encanta el vino tinto, me encanta una buena comida, pero no es algo que se disfrute todos los días", confiesa, matizando que ahora reserva esos momentos para ocasiones especiales: "Me encanta el vino tinto, me encanta una buena comida, pero no todos los días".
Adiós a los años del "kebab"
Hubo un tiempo en el que la vida de gira de Ed estaba marcada por la comida rápida y el descuido personal. Él mismo no tiene reparos en recordar su punto de partida: "Solo bebía cerveza y comía kebabs". Estas costumbres, sumadas a las críticas que en ocasiones recibía en redes sociales por su sobrepeso, le llevaron a una situación de insatisfacción personal que ha logrado revertir gracias al deporte y una alimentación equilibrada.
Su transformación actual es fruto de un compromiso real con su cuerpo, combinando entrenamientos de fuerza, cardio y una práctica que ha descubierto con entusiasmo: el pilates reformer. "Hice un montón de pilates y me puse en mejor forma que nunca. El deporte simplemente se convirtió en algo que realmente me enriqueció la vida", explica el cantante. Para él, esta disciplina suave pero exigente ha sido la clave para encontrar un equilibrio que antes le parecía imposible. Además, recuerda cómo correr su primer 10K durante la pandemia le abrió las puertas a un bienestar que desconocía.
La meta: el escenario
Esta metamorfosis física no solo tiene beneficios en su vida familiar; también es una herramienta de trabajo fundamental para un artista que llena estadios y ofrece conciertos de alta intensidad. Ed Sheeran se encuentra actualmente en plena promoción de su nuevo disco, Play, y se prepara para una gira que promete ser épica. Su motivación en el gimnasio tiene un objetivo profesional muy claro: "Quería sentirme sobrehumano en el escenario", explica con determinación. "Quiero ser sobrehumano en el escenario", reitera, consciente de que su energía física debe estar a la altura de su talento musical.
En definitiva, la historia de Ed Sheeran es la de un hombre que ha sabido escuchar las señales de su cuerpo y de su corazón. Entre pañales, guitarras y sesiones de pilates, el artista ha encontrado una armonía que le permite ser el padre presente que desea ser y el artista arrollador que sus fans esperan.










